lunes, 12 de marzo de 2012

Family guy

Ayer murió un gran guitarrista, un bluesman que resignó el éxito por amor a su familia. Tal vez el nombre de Bugs Henderson no sea muy conocido por estos pagos, pero en Texas era una verdadera leyenda. Tenía 68 años y no pudo soportar los embates de un cáncer de hígado que lo aquejaba desde hacía un año.

La primera vez que escuché un disco suyo fue durante los noventa, de la misma manera que descubrí muchos otros músicos. El álbum American music llegó en una caja en la que entraban unos 20 cd’s, mezclado entre discos de blues y de jazz. Guillermo, el dueño de la disquería Minton’s, me dijo: “Llevalo y si te gusta después me lo pagas”. Y así fue. Después escuché muchos más discos de Henderson, pero ninguno me impactó tanto como ese álbum en vivo que tenía temas alucinantes como Dance till the moon go down o versiones incendiarias de I’m tore down, Big legged woman o Back to Louisiana. Pero sin dudas la canción que hizo que me estallara la cabeza fue el cover de Ain’t nobody business if I do. El solo del comienzo es tan intenso, tan salvajemente descarnado, que hay que ser un marciano para no dejarse llevar.

Johnny Winter y Bugs Henderson
Ese álbum, además tiene el tema Honky tonk, en el que Henderson zapaba nada más y nada menos que con otras glorias de Texas como Johnny Winter, Willie Nelson, Jimmie Vaughan y John Ely. Así entré al gran mundo de Bugs Henderson y luego conseguí algunos de sus otros discos: Years in the jungle (1993), Daredevils of the red guitar (1994), That’s the truth (1995) y Legendary jams (1976-1980) en el que su guitarra se batía a duelo con las de Winter, Roy Buchanan, Freddie King y Ted Nugent. Como verán, a Henderson no le faltaban amigos.

El sonido de su guitarra fue realmente revolucionario. Encaraba los blues de manera más atrevida que la media de los músicos, pero siempre respetando sus raíces texanas. Hizo, en definitiva, lo que le recomendó Freddie King, su mentor: “Sigue tu corazón”. La prestigiosa revista Guitar Player consideró que “Henderson debería ser declarado un tesoro nacional”, mientras que Blues News lo definió como “el prototipo del guitarrista texano brutal que no toma prisioneros”.

Bugs junto a uno de sus nietos
Bugs Henderson tuvo todo para convertirse en un héroe de la guitarra, pero su familia siempre estuvo antes que la música. “Si me hubiese convertido en un rockstar nunca habría tenido la vida que tengo, no podría estar con mis hijos y asistir a sus partidos de béisbol”, dijo en varias entrevistas. Eso hizo que saliera poco de gira y que, más que nada, se dedicara a tocar cerca de donde vivía, en la ciudad de Garland, en las afueras de Dallas. Cuando sus hijos crecieron, para no extrañarlos, los sumó a sus giras: Buddy se convirtió en su baterista, Cody en su técnico de sonido y Rose en su vendedora demerchandising. De todas maneras, Henderson dejó un nutrido catálogo discográfico, aunque siempre grabó para sellos menores como Taxim, Burnside, Blue Flame y Trigger Music.

Hoy no hay mejor homenaje que escuchar sus discos y redescubrir a un guitarrista tremendo cuyo legado musical perdurará por siempre.

3 comentarios:

Roberto Porzio dijo...

capo del contry rock y blues

Ornella Capone dijo...

RIP

Ariel Federico dijo...

irreparable perdida !