miércoles, 15 de febrero de 2012

Bañado en ron

The rum diary o Días de ron, como se la tradujo al español, es una novela casi autobiográfica de uno de los escritores más notables e irreverentes de la cultura contemporánea. Hunter S. Thompson, creador del periodismo gonzo, ese que entrevera ficción y no ficción y que lleva al periodista a meterse en la historia doblegando los límites de la subjetividad, escribió esta obra a fines de la década del cincuenta, cuando apenas tenía 22 años. Es una crónica alcohólica y mordaz, inspirada en sus días como cronista en Puerto Rico, durante una época olvidada y sepultada por lo que vino inmediatamente después: los sesenta, la Cuba comunista, Kennedy, los derechos civiles, los hippies…

Así escribía Hunter: “Era terriblemente triste, no la música en sí misma sino el hecho de que era lo mejor que podían hacer. La mayor parte de las melodías eran versiones traducidas de rock norteamericano, pero sin nada de su energía. Reconocí una canción como Maybellene. La versión original fue un hit cuando yo estaba en la secundaria. Yo la recordaba como una melodía salvaje y animada, pero los puertorriqueños la habían convertido en un canto fúnebre y repetitivo, tan vacío y desesperanzado como los rostros de los hombres que la entonaban en ese momento en ese solitario parador del camino. No eran músicos contratados, pero tuve la sensación de que realizaban una presentación y de que en cualquier momento quedarían en silencio y pasarían la gorra. Entonces apurarían sus copas y se perderían calladamente en la noche como una troupe de payasos al final de un día interminable”.


El año pasado se estrenó en Estados Unidos la película basada en la novela. Al igual que en Pánico y locura en Las Vegas, el protagonista fue Johnny Deep, aunque aquí interpreta al periodista Paul Kemp, en lugar de al lisérgico Raoul Duke. El elenco lo completan otros buenos actores: Aaron Eckhart, Giovanni Ribisi, Michael Rispoli y la bellísima Amber Heard. En la mitad de la película hay una escena en la que Chenault, el personaje que da vida la blonda Heard, se descontrola y empieza a bailar de manera provocativa un blues cadencioso en medio de una especie de jukejoint repleto de negros. Entonces aparece un guitarrista que, según figura en los créditos, es el personaje de Hound Dog Taylor, interpretado por Randy Jacobs. Toda la escena deriva en una explosión de celos, tensión y drama.

La película fue, como le gusta decir a la prensa especializada en espectáculos, “un fracaso de taquilla”. Eso refleja que el director, Bruce Robinson, priorizó la fidelidad al texto antes que los clichés que garantizan el éxito en Hollywood. “Si les das cosas sencillas y fáciles de digerir como Piratas del Caribe, el público responde en masa. Si les pones delante una cinta ‘inteligente’ y más compleja como The Rum Diary… se quedan en casa”, dijo indignado Johnny Deep. Lo cierto es que el libro es brillante y la película es muy buena. Pueden leer y ver, una cosa no se superpone con la otra. En ambos casos, Días de ron, es satisfacción garantizada.

4 comentarios:

Juan Urbano López dijo...

El libro es buenísimo, aunque a HST no le gustara demasiado para publicarlo en su momento.

Rafo Grin dijo...

La pelicula es buenisima!

Germán Perazzo dijo...

La empecé a ver ayer y no la pude terminar. Un plomazo total. Sin argumento ni gracia. Que Jhonny el Profundo se dedique a los piratas.

Carlos Joseph dijo...

Rara película...