El frenesí musical fue in crescendo, al igual que el entusiasmo del público. La Trastienda estaba colmada, había muchos armonicistas que fueron a ver al ídolo, pero había otros que estaban por el combo completo. Ya de por sí la presencia de Rick Estrin era todo un acontecimiento. Pero que lo haya hecho junto a los Nightcats, mucho más. No por nada fueron nominados para los Blues Awards como la mejor banda del año. Lo excepcional de la noche de ayer estuvo más allá de las canciones. No tocaron clásicos del blues sino que se ciñeron a temas de su flamante álbum, Twisted, y otros de la extensa discografía de la banda, de cuando se llamaba Little Charlie & The Nightcats. Lo cierto es que los cuatro músicos tienen una serie de trucos y arreglos que los explotan a cada instante, combinando todo con una interacción corporal fabulosa.
El show empezó con una bienvenida de armónicas sudamericanas. Nico Smoljan y su banda tocaron dos temas, invitaron al brasileño Flavio Guimaraes a escena y luego a Mariano Massolo y Natacha Seara. Cuatro armónicas soplando en homenaje a quien estaba por venir, el heredero de Sonny Boy Williamson, el gran Rick Estrin.
Los Nightcats sonaron compactos. Lorenzo Farrell alternó entre los teclados, el bajo eléctrico y el contrabajo. Tiene un tempo fabuloso y un ritmo natural para llevar a la banda a trances demoníacos. J. Hansen es una verdadera bestia. Creo que al segundo tema ya tenía toda la camisa empapada. Golpea y golpea con rigor. Entre los dos se entienden a la perfección. No hubo ni una falla, ni un traspié. Pasión y precisión en su medida justa. Todo perfecto.
Kid Andersen merece un párrafo aparte. El guitarrista noruego tiene 31 años y en su curriculum figura que tocó con Charlie Musselwhite y Elvin Bishop. Estoy seguro que dentro de unos años va a estar entre los más grandes del blues. Toca lo que quiere y como quiere: blues de Chicago, Texas style, West Coast, jump blues, rock. Es un tipo corpulento y ayer, al verlo con su Epiphone –que compró un día antes por 600 dólares aquí en Buenos Aires-, me hizo acordar a Freddie King. En la mitad del show, Estrin dejó el escenario y Kid quedó al frente de la banda: se despachó con instrumental épico en el que hubo acordes de Paint black, de los Stones, y ciertas referencias tácitas a violeros como Dick Dale y Link Wray, que finalizó con un duelo entre su guitarra y el teclado de Farrell.
Otro duelo tremendo fue el que tuvieron Kid y Estrin al final, luego de que el segundo hiciera su clásica imitación de Sonny Boy, sosteniendo la armónica sólo con su boca. Kid no se quedó atrás e hizo un punteo con los dientes para después ejecutar el estribillo de Don’t cry for me Argentina mezclado con Baby please don’t go. En ese momento el público ya estaba muyen llamas. La comunicación entre el cantante y la gente tuvo momentos de fluidez. Si bien Estrin al principio dijo sólo “Uola”, luego se animó a algunas palabras más, aunque siempre en inglés. Cuando presentó su tema My next ex wife le pidió a los divorciados que levantaran una mano. “Vamos, vamos, no hay que tener vergüenza de sus fracasos”, alentó entre risas a los que la levantaban tímidamente.
Fue un show impresionante. Éxtasis puro. Lo bueno del blues es que no hace falta consumir una pastillita sintética para poder dejarse llevar por la música. Aquí todo fluye por vía sanguínea. Estrin y compañía hicieron una transfusión espontánea que nos dejó a todos culo para arriba.
7 comentarios:
coincido, fue uno de los mejores recitales que vi!!!!!!!! Estrin es una masa y Kid me voló la cabeza
Gracias Martin, por venir y comentar este show Increible que nos dieron estas bestias llamados Rick Estrin & The Nightcats. Abrazo.
estuvo alucinante!!
Tremendo, despues de esto no quedo nada....
increible!! tocaba sin agarrar la armonica esto es de un verdadero showman!! a parte la verdad muy buen tipo exelente onda y predispocicion para sus autografos y fotos con la gente que lo quizo tocar!!
me lo perdi x no tener informacion ....q bolu
BUENÍSIMOOOOOOOOOO!!!!!!!!! un show de primera!!!
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