Old ways tampoco está entre los mejores discos de su carrera, pero es una aproximación a la música country más profunda, que Nel Young realmente siente, y en la que tiempo después volvería a incursionar con otros discos. A treasure rescata una serie de conciertos en los que Young tocó junto a los International Harvesters, un compendio de luminarias de la música country como el guitarrista Ben Keith, los pianistas Hargus “Pig” Robbins y Spooner Oldham y el violinista Rufus Thibodeaux.
El resultado de esos shows tardó más de 20 años en ver la luz, pero aquí está, condensado en un disco bárbaro, que parece escapar a la coyuntura de la época. A treasure tiene doce canciones muy interesantes y amplias. Las mejores, para mí, son Soul of a woman, un blues muy poderoso, y Grey riders, que tiene la impronta de los Crazy Horse. Pero el resto de los temas está muy bien: reversiona dos canciones de Re-ac-tor (Motor City y Southern Pacific), interpreta un clásico de Buffalo Springfield (Flying on the ground is wrong) y hace un cover de una joya de la música country (It might have been).
Un Neil Young auténtico, impredecible y sorprendente arremete una vez más, esta vez con un verdadero tesoro, como tantos otros que ya editó en los últimos años y como muchos más que, supongo, debe tener ahí guardados en el inmenso arcón musical de su historia aguardando el momento oportuno de salir a la luz.
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