Tengo algún vago recuerdo de aquél día. La noticia creo que llegó por la radio y la cara desencajada de mi vieja en la cocina es lo primero que me viene a la mente de la muerte de John Lennon. Lo siguiente que me acuerdo es lo que vi por tevé. Yo estaba sentado en la alfombra verde con los ojos clavados en el televisor color marca Zenith, que hacia apenas un año que estaba en casa. Se trataba de una vigilia en el Central Park. Los que estaban allí tenían mucho frío y lloraban. A mi me faltaban dos meses para cumplir ocho años y ese fue el primer acontecimiento noticioso del que tengo algún recuerdo concreto. Con los años volví a ver esas imágenes conmovedoras, al tiempo que fui escuchando sus discos, tanto de los Beatles como los de sus años como solista. Me animo a decir que Lennon fue uno de los cinco o diez personajes más influyentes del siglo XX. Fue un Quijote moderno, que en vez de empuñar un lanzón rasgaba una guitarra. Sus canciones derribaron molinos de hipocresía y se convirtieron en himnos mundiales de la paz, mucho antes de que el mundo se globalizara plenamente. John Lennon fue como el Che Guevara, como Martin Luther King, como Gandhi, como José Martí, como Rodolfo Walsh. Hoy a 30 años de su muerte, su espíritu sigue intacto y el valor de su mensaje no caducó.
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1 comentario:
"People say I'm crazy doing what I'm doing..."
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