El 26 de febrero Johnny Cash hubiera cumplido 78 años. Ese día, American Recordings editó el sexto disco de la saga del Hombre de Negro, producidos por el magnífico Rick Rubin. Durante las sesiones de Ain’t No Grave, en 2003, murió June Carter, la mujer de su vida, y a Johnny apenas le quedaban tres meses de vida. Estaba perdiendo la batalla contra el Parkinson y la muerte de su esposa fue decisiva para él. Si bien eso hizo mella en su salud, lo inspiró para grabar diez canciones profundas y conmovedoras. American VI no es un compilado más ni un disco oportunista. Es la obra magistral de un artista superlativo que está jugando el tiempo de descuento. Un regalo que recibimos a más de seis años de su muerte. En total el álbum dura 32 minutos. Las tres canciones que más me gustaron y emocionaron son Redemption Day, de Sheryl Crow; For the Good Times, de Kris Kristofferson; y Can't Help But Wonder Where I'm Bound, de Tom Paxton. Aunque las otras siete también son maravillosas, basta escuchar el último track: Aloha Oe. La serie American Recordings de Johnny Cash está sin duda entre lo mejor de su discografía, pero hasta me animaría a decir que es un decálogo de la música estadounidense contemporánea.
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