sábado, 16 de enero de 2010

El lado oscuro

Calvin Russell representa el lado oscuro de la música texana. Con una fuerte dosis de blues regado de bourbon, los surcos de su cara son como las páginas del libro que cuentan la historia de su sinuosa vida. Pese a que nació y se crió en Austin y su música representa lo más autentico de esa región, en Estados Unidos es muy poco conocido. Se instaló en Suiza hace muchos años, se casó con una suiza y allí tiene hasta un bar.

Russell pasó mucho tiempo en prisión. Primero en reformatorios juveniles, luego en una cárcel mexicana y después en precintos estatales. Durmió en la calle y se codeó con la sordidez y la muerte. Sus letras narran como su vida caminó al filo del abismo. A mediados de los ochenta tuvo su gran oportunidad y firmó contrato con el sello francés New Rose Records y entonces empezó a editar discos y hacer giras por Europa. La salvación le llegó desde el otro lado del Atlántico.


Yo lo descubrí casi de casualidad haciendo zapping una noche. Estaban dando un concierto de él en Film & Arts creo. Quedé atrapado. A partir de ese momento, hace más de dos años, empecé a indagar en su música y me encontré con un artista magnifico y muy interesante. En septiembre del año pasado editó su disco Dawg Eat Dawg, un álbum crudo, directo y perturbador. Calvin Russell es el lado oscuro, es la calle y la ruta, es la vida mirando de cerca a la muerte. Es rock and roll sucio. Es un Keith Richards que nunca conoció a los Stones. Como dice el sitio All Music: “Clavin Russell is the real deal”.




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