El blues en estado puro es como la vida misma: sufrimiento descarnado, amor destellante, pasión ilimitada, buenos y malos momentos. Es un hombre mano a mano con su música, exteriorizando todos sus pesares. Su profundo dolor. Sus triunfos y sus alegrías. Desde el corazón del Delta o alguna cueva de Chicago. Estrofas rociadas de Moonshine, Southern Comfort o Jack Daniels. El hombre y su guitarra. Una armónica. Una batería que galopa como un potro desbocado. Esta es una selección de cinco discos muy recomendables de blues bien crudo, con muy pocos retoques y con mínima producción. El hombre cara a cara con el Diablo.
T-Model Ford - Pee Wee get my gun. Este disco es un clásico del sello Fat Possum/Epitaph, que editó a Junior Kimbrough, R.L. Burnside y los Jelly Roll Kings, entre otros. Ford tiene un sonido directo y pertubador. Su guitarra es asesina y el ritmo que logra es muy absorbente. Ford es un hombre que no se guarda nada. El disco fue grabado en 1997 en unos estudios tan precarios como su casa de Greenville, Mississippi. En nueve de los once temas Spam lo acompaña en batería y en Been a long time y Feels so bad se suman Frank Frost y Sam Carr. Las letras son provocadoras al igual que la tapa: un nene, de no más de diez años, apunta con un revólver a la cámara.
James ‘Son’ Thomas – Beefsteak blues. En 1998 el sello Evidence editó este disco de Son Thomas con grabaciones eléctricas y acústicas. Son tres sesiones (1980, 1982 y 1985) en las que Thomas se despacha con una selección de clásicos: Catfish blues, Stormy monday, Standing at the Crossroads y Good morning litlle schoolgirl. Lo impresionante de este disco no es tanto la técnica de Thomas, sino la sensación que transmite al tocar los blues y su fuerza vocal. Thomas murió en 1993 y está enterrado en la ciudad de Leland. Su lápida fue pagada por John Fogerty y su epitafio consiste en la letra de su Beefsteak blues: “Give me beefsteak when I’m hungry, whiskey when I’m dry. Pretty women when I’m living, Heaven when I die”.
Louisiana Red & Lefty Dizz - Walked all night long. Grabado en 1976, este álbum vio la luz algunos años después. Es una sesión memorable de dos laburantes del blues. Louisiana Red y su sonido clásico con el acompañamiento de uno de los guitarristas más innovadores de Chicago, Lefty Dizz. Es un disco esencialmente acústico con mucho slide. Muy buenas versiones de temas de Louisiana Red más algunos clásicos como King Bee. Un álbum difícil de conseguir pero que debe estar en la discografía de cualquier amante del blues.
Roosvelt ‘Booba’ Barnes & The Playboys – The Heartbroken man. Barnes fue uno de los músicos más activos de Mississippi durante los ochenta. Tocaba en cualquier juke joint, desde Clarksdale hasta Jackson, aunque su base estaba en Greenville. Luego del lanzamiento de The Heartbroken man (Rooster Blues, 1990) se fue al norte, hacia Chicago, donde se convirtió en uno de los referentes de bares como el Chicago B.L.U.E.S o el Kingston Mines. No era un virtuoso de la guitarra y tocaba la armónica de manera discreta. Pero cantaba como un lobo hambriento poseído por los espíritus de Little Milton y Howlin’ Wolf. All Music definió a este disco como un “clásico moderno”. Imperdible.
Magic Slim – Alone & Unplugged. Magic Slim y su guitarra. Nada más. Este es uno de los mejores discos acústicos de los últimos quince años. Es impresionante la conexión que tiene Slim con sus raíces en temas como Bring me my shotgun o A thousand miles from nowhere. Las versiones de I’m a poor man but a good man, Tough enough y Bring your fine-self home son memorables. Este trabajo es una buena síntesis para alguien que se pregunta qué es el Down home blues. Afortunadamente no es un “unplugged” de MTV. Fue grabado por Phil Hammar para el sello Wolf (garantía de blues auténtico) en 1995.
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