En el sur de Brasil, a miles de kilómetros de los campos de algodón del Mississippi, un joven de 27 años rompió el molde de la música imperante con un álbum acústico e intimista, en el que recrea versiones de los grandes maestros del blues como Robert Johnson, Muddy Waters y Big Joe Williams con una técnica exquisita y un feeling muy auténtico. En Porto Alegre y alrededores lo conocen como Money Man, un nombre artístico que adoptó tras un malentendido durante un show con el que dio un paso fundamental en su carrera.
La historia de Enzo Viero Baddo podría ser la de cualquier
músico joven de veintipico queriendo lucirse con la guitarra con un sonido
contemporáneo o abusando del autotune para viralizarse en las redes, pero él
eligió recorrer el camino más largo y sinuoso, que muy pocas veces lleva al
éxito comercial, pero que tiene el valioso objetivo de preservar la tradición
de una música que nació hace más de un siglo en el sur de los Estados Unidos y
que con los años se expandió por el mundo.
En su disco Alone With
The Blues, Money Man interpreta con gran prestancia temas del cancionero de
Robert Johnson como Kindhearted Woman
Blues, Sweet Home Chicago y Ramblin’
On My Mind, así como otros standards del blues, en su mayoría de preguerra,
como Country Blues, Good Morning Little
Schoolgirl, Police Dog Blues, Make Me a Pallet on You Floor, Poor Black Mattie y Rag Mama Rag. Si algún desprevenido se
pone a escucharlo sin saber quién es el intérprete lo que menos pensara que se
trata de un joven brasileño de 27 años.
- ¿Cómo llegaste al
blues?
Mi familia siempre ha
tenido una rica cultura musical y esto fue fundamental para mí para descubrir
el blues. Tanto mi padre como mi madre escuchaban blues de vez en cuando. A mi
madre le gustaba mucho poner un CD de Taj Mahal en el coche. A mi padre siempre
le gustó mucho Eric Clapton y me hablaba del álbum que hizo interpretando
canciones de Robert Johnson. Un día me regaló un disco de Muddy Waters, que
tenía en su colección de CDs, que contenía sus primeras grabaciones en Chicago
y quedé muy cautivado por la voz y la guitarra de Muddy y el piano de Sunnyland
Slim. En ese momento ya sabía que algún día iba a tocar blues aunque primero comencé
interpretando canciones de rock de grupos y solistas como Cream, Clapton, Jimi
Hendrix, JJ Cale, Rolling Stones y Creedence, todos ellos muy influenciados por
el blues.
- ¿Qué fue lo que te
cautivó del blues?
Mis problemas emocionales derivados de cuestiones personales
que ocurrieron en mi infancia y la consiguiente dificultad para adaptarme al
entorno universitario en la primera etapa de mi vida fueron el punto de
inflexión de mi gusto por la música, que tenía más que ver con lo que quería
expresar. Antes de empezar a tocar la guitarra, tomé lecciones de percusión
durante unos años con el maestro Fernando do Ó, un gran percusionista del sur
de Brasil. Después siempre fui autodidacta con la guitarra y más tarde con el blues
específicamente, al que me volqué de lleno cuando fui a la universidad entre 2015
y 2016. Siempre me ha gustado la música sin muchos efectos, en la que el
artista tiene que tener interpretación, de una manera más orgánica y no tan
digital. Así comencé una búsqueda de personas vinculadas al blues. Así fue como
conocí a Adrián Flores (productor y baterista argentino radicado en Brasil). Él
me abrió las puertas a otras personas vinculadas con el blues y también a
discos, libros y referencias.
- Hubo otro músico argentino que te influenció…
Sí, Carlos Bada fue una gran inspiración y fuente de
aprendizaje gracias a los videos que sube a YouTube, que son de las mayores
enciclopedias visuales para entender cómo tocar country blues con la guitarra.
- ¿Esa fue la razón
por la qué te especializaste en el blues rural?
Me especializo principalmente en el blues acústico, no necesariamente de antes de la Primera Guerra Mundial, aunque la mayor parte de la música que toco se grabó originalmente en la década del treinta. Y esta elección fue hecha por mi deseo de poder trabajar en esto solo, sin necesidad de una banda, ya que me resultaba costoso y difícil armar algo con otros músicos. Quería tocar en bares y festivales, quería poder hacer algo nuevo, diferente a lo que hacía la mayoría. Trabajar solo en mi mente representaba la idea más fácil de no tener que gastar en ensayos y costosos amplificadores y guitarras (que todavía estoy tratando de adquirir poco a poco), de poder realizar interpretaciones de una manera que sólo dependiera de mí. Entender la profundidad que ha tenido el blues me hizo querer entender su parte más basal y visceral, que encontré en esos artistas, pero también en las versiones de Chicago y otros estilos más urbanos del blues. Me gusta la música cruda en general. De todas maneras, también toqué en dúo con el bajista Filipe Siak, en el circuito de bares de Porto Alegre.
- ¿Seguís en modo autodidacta o ahora estas estudiando?
Estoy estudiando por primera vez con el gran músico,
guitarrista y profesor Nicola Spolidoro, quien toca en la banda Blues Combo de
Ale Ravanello, una de las mejores bandas de blues de Brasil.
- Me imagino que un
joven de Porto Alegre tocando blues rural debe ser una rareza, especialmente
entre los jóvenes, ¿no?
En la ceremonia de egresados del instituto, en 2014, pedí
que mi canción de fondo fuera Catfish
Blues, en la versión de Jimi Hendrix. Recuerdo que había cierta extrañeza
en general por parte de mis compañeros, pero en general a mis amigos más
cercanos les gustaba.
- La escena del blues
en Brasil está bien consolidada con festivales en varias ciudades y músicos de
renombre internacional como Igor Prado, Nuno Mindelis, Solon Fishbone, pero
todos ellos dedicados a diferentes estilos eléctricos. ¿Cómo fue recibida tu
propuesta acústica en este contexto?
Todos los músicos y amantes del blues siempre han sido muy
receptivos conmigo y con mi trabajo. Pero lo cierto es que nuestros festivales
tienen mucho que evolucionar en cuanto a espacio para el blues acústico. Así y
todo en los lugares que toqué mi trabajo fue muy bien recibido. Realmente el
mayor problema es poder perforar las duras cáscaras de los núcleos que
naturalmente se cierran en el entorno musical, ya que en realidad es un mercado
pequeño y difícil, que naturalmente parece formar este tipo de barreras para el
crecimiento de nuevos músicos con nuevas propuestas. De hecho, ahora estoy
empezando a trabajar con una banda, Money Man & The Cash Makers, en la que
tocamos principalmente Chicago blues.
- ¿Por qué elegiste el nombre artístico de Money Man?
La verdad es que fue una situación curiosa. Fue una broma
que Freddie Dixon (uno de los hijos del legendario Willie Dixon) durante una
gira que hizo por Brasil. Lo fui a ver al Recorder Pub a finales de 2022. Tocaba
con músicos locales, entre ellos Adrián Flores. Cuando entré al bar con mi
novia Victoria, Adrián me saludó con su habitual broma ‘¡qué onda monigote!’ a
lo que Freddie entendió ‘Money Man’, el hombre del dinero. Yo me entré a reír
porque le dije que justo si algo no tenía era dinero. Más tarde, durante el
receso del show, yo estaba sin consumir nada y Freddie me lanzó: ‘¿No vas a
comprar nada para ti y tu novia Money Man? ¡Tienes el dinero y lo estás
escondiendo! ¡No hay manera de tener una novia hermosa sin tener dinero!’”.
- ¿Quiénes son los
músicos que más te influenciaron?
Robert Johnson, Big Bill Broonzy, Muddy Waters y RL Burnside,
aunque la lista es mucho más larga. Además hay muchos músicos contemporáneos,
brasileños, latinoamericanos y estadounidenses, con los que hablo o sigo su
trabajo y que me inspiran también. La verdad es que me gusta mucho lo que hacen
los argentinos con el blues, con tanto respeto y estudio.
- Es decir, que la
elección de los temas de tu disco podría considerarse un homenaje a los músicos
que más te inspiraron.
Sí, mi intención era tener una ventana al country blues que
mostrara los diversos estilos y posibilidades que se pueden encontrar en esta
música, que es mucho más rico de lo que la gente imagina, con muchas más
sutilezas, especias, detalles e influencias locales. Estudiar la historia del blues
es en gran medida estudiar las raíces de la música occidental moderna y también
los males sociales, la desigualdad, el racismo, todo más específicamente en el
contexto de la sociedad norteamericana, pero sin olvidar las características
globales que presenta el blues, que es además de un estilo musical, una cultura
que se volvió global porque habla de los problemas, placeres y disgustos
cotidianos, de la vida humana tal como es. El blues es la verdad, como dijo el gran
Willie Dixon.