En la
última década, el blues tuvo más presencia en los avisos fúnebres que en las
carteleras de los grandes festivales. Músicos históricos como B.B. King, Otis
Rush, Jimmy Johnson, Lucky Peterson, Tail Dragger y Guitar Shorty, por solo
nombrar a unos pocos, murieron por su avanzada edad o por padecer largas
enfermedades. Todavía quedan unos pocos bluesmen
de más de 80 años vivos. Buddy Guy es el más famoso, y también están Bob
Stroger, Jimmy Burns y Billy Boy Arnold. La última gran renovación generacional
se dio en la década del noventa, tal vez por el impacto comercial de los cd’s,
pero desde entonces el blues ha entrado en una especie de letargo donde los
nuevos músicos son más de lo mismo o, lo que es peor, no logran representar con
su música la rica tradición del género. Pero siempre hay excepciones.
Christone
“Kingfish” Ingram tiene 25 años y lleva la mitad de su vida dedicada al blues.
Nacido en Clarksdale, Mississippi, entre plantaciones de algodón y una rica tradición
musical, de pequeño empezó a incorporar los sonidos de su región, en lugar de
escuchar R&B y hip hop como la mayoría de sus contemporáneos. Sus primeras
influencias comenzaron con la música góspel en la iglesia y también se inspiró
y aprendió en los programas de educación musical extraescolares del Delta Blues
Museum de Clarksdale. A los seis años comenzó a tocar la batería, luego el bajo
y a los 11 tomó la guitarra para no soltarla nunca más. A los 14 ya había
alcanzado el dominio de sus instrumentos; luego añadió la voz principal a su
impresionante presentación.
Sus
influencias son los grandes maestros del blues: Robert Johnson, Elmore James,
Muddy Waters, Lightnin' Hopkins, B.B. King, Albert King, Big Jack Johnson,
Albert Collins, Freddie King, Lefty Dizz y Buddy Guy, pero también leyendas del
rock como Jimi Hendrix y Prince. Su estilo visceral para tocar la guitarra, su
profunda voz y su voluptuoso físico comenzaron a hacerse notar unos diez años
atrás y lo que empezó como una atracción regional pronto se expandió a todo los
Estados Unidos y más allá. Ahora, por primera vez, se presentará en la
Argentina.
Un ascenso meteórico
Los músicos
de blues de Mississippi Bill "Howl-N-Madd" Perry y Daddy Rich, que
enseñaban en el Delta Blues Museum, vieron potencial en él, y Perry lo apodó
"Kingfish" (su traducción es “rey pez” y se usa en el slang para
señalar a alguien como un peso pesado o que se destaca en un ámbito determinado).
Comenzó con sus actuaciones en el Ground Zero Blues Club, propiedad del actor
Morgan Freeman y en 2014 actuó para Michelle Obama en la Casa Blanca junto a un
grupo de estudiantes del museo. Un año más tarde, Ingram recibió el premio
Rising Star de la Rhythm & Blues Foundation, y a Tony Coleman, que tocaba
en la banda de gira de B.B. King, le gustó tanto su música que más tarde
organizó una reunión del joven guitarrista con el Rey del blues en un festival
en Mississippi.
El guitarrista
Eric Gales lo invitó a tocar en su álbum de 2017, Middle of the Road, y ahí comenzó a ser elogiado por músicos como
Buddy Guy, Bootsy Collins y hasta Dave Grohl. Los productores de la serie de
televisión Luke Cage vieron videos de
Ingram en YouTube y lo eligieron para un papel secundario en el programa,
además de utilizar sus interpretaciones de The
Thrill Is Gone y I Put a Spell on You
en el soundtrack.
Cuando terminó la escuela secundaria, Ingram intensificó su agenda de giras y comenzó a tocar regularmente en clubes y festivales de blues a lo largo de los Estados Unidos y Europa. En 2018 firmó contrato con el prestigioso sello Alligator Records y viajó a Nashville para comenzar a trabajar en su álbum debut con el productor Tom Hambridge, quien anteriormente había producido a Buddy Guy, Susan Tedeschi y George Thorogood, entre otros grandes artistas. Con apariciones especiales del mismísimo Buddy Guy y Keb' Mo', el álbum Kingfish apareció en mayo de 2019 y fue nominado en la categoría Mejor Álbum de Blues Tradicional en la 62° entrega de los premios Grammy y ganó como mejor Álbum del Año en los Blues Music Awards.
Su segundo
álbum, 662, fue lanzado a mediados de
2021. Producido también por Tom Hambridge, contó con una colección de canciones
coescritas por ellos y ganó el Grammy que se le había negado al anterior. En
septiembre de 2023, editó su tercer disco, el primero en vivo, Live in London, producido esta vez por
Zach Allen.
En un
género que quedó atrapado en la dicotomía de mantener la tradición o expandirse
y aggionarse, Kingfish parece que
llegó para cerrar la grieta, aunque a muchos puristas les cueste todavía
aceptarlo. Nadie podrá decir que el muchacho no tiene el blues, porque nació
donde la leyenda cuenta que Robert Johnson hizo un pacto con el Diablo y donde
Muddy Waters juntaba algodón con sus propias manos antes de mudarse a Chicago y
escribir una nueva historia.
El próximo 7
de septiembre, Kingfish se presentará en el Teatro Gran Rivadavia y la
comunidad blusera local podrá volver a tener una gala de auténtico blues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario