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Editado hace 40 años, la aparición de Back In Black marcó un antes y un después en la historia de AC/DC. El álbum se grabó en medio de una profunda transición en el seno de la banda, que había comenzado con el éxito de su trabajo anterior, Highway To Hell, que los llevó al manistream del rock, a lo que se sumó la inesperada muerte de su cantante y compositor, Bon Scott, y la llegada de su reemplazante, Brian Johnson. Demasiados cambios en poco tiempo. Así como una década antes los Rolling Stones habían sobrevivido al alejamiento y la muerte posterior de Brian Jones, con un suceso detrás de otro, el grupo australiano seguiría la misma senda. Back in Black se convirtió en el segundo álbum más vendido de la historia, con más de 50 millones de copias, detrás de la bestia pop de Thriller, de Michael Jackson. Pero también quedó en medio de una gran controversia: muchos afirman que la mayoría de las letras de las canciones fueron escritas por Scott, aunque en los créditos figuren los hermanos Young y Johnson.
AC/DC con Bon Scott |
Los pasos siguientes fueron el velorio y entierro en Perth, Australia, y la decisión de seguir adelante para afrontar el luto con más música. Pero para eso necesitaban un nuevo vocalista. Después de cavilar unos días, la banda terminó reclutando a Brian Johnson, cantante del grupo Geordie, que mostraba un registro vocal similar en algunos aspectos al de Scott. De hecho, él se los había mencionado a los hermanos Young antes de morir como uno de los vocalistas que más le gustaban. Pero antes de sumarse, Johnson debió superar una audición. Según contó en diversas entrevistas, cuando estuvo al frente del grupo propuso cantar “Nutbush City Limits”, de Ike & Tina Turner. Eso generó una química inmediata. Luego interpretó “Whole Lotta Rosie”. Antes de que terminara el tema ya lo habían elegido. Apenas seis semanas después de la muerte de Scott, AC/DC anunció que ya tenía a su reemplazante.
Brian Johnson y Angus Young |
Johnson, por su parte, recuerda que cuando se sumó al grupo, Angus y Malcom ya tenían un par de títulos y que “otros salieron de las letras que yo escribí”. El bajista Mark Evans, que había dejado la banda en 1977, sostuvo en su autobiografía que es probable que algunas de las letras, en especial la de “You Shook Me All Night Long”, fueran obra de los hermanos Young, ya que ellos solían también escribir.
Angus y Malcom siempre dieron la misma versión sobre el tema: “La semana en que murió (Bon) habíamos terminado la música y él iba a venir a componer las letras. Básicamente la música se terminó antes de su muerte y el núcleo de los temas fue el mismo”. También reconocieron que Scott tocó la batería en versiones primarias de “Have A Drink On Me” y “Let Me Put My Love Into You”.
LA GRABACIÓN
A fines de abril de 1980, los hermanos Young, Cliff Williams, Phil Rudd y el flamante vocalista, junto al productor John “Mutt” Lange, viajaron a la paradisíaca isla de Nassau, en Bahamas, para grabar el nuevo disco en los estudios Compass Point. El ingeniero de sonido Tony Platt explicó que la idea de instalarse en el Caribe sirvió para que el grupo hiciera el duelo y se uniera. El primer tema que grabaron fue “Back in Black”, con el riff que Malcom ya venía tocando desde hacía más de un año y que se volvería uno de los más reconocidos de la historia del rock. Pasaron cuatro semanas en la isla y luego volaron a Nueva York para realizar la mezcla en Electric Lady Studios, durante doce días.
En su libro Los Young – Los hermanos que crearon AC/DC, Jesse Fink cuenta que “Back in Black no solo anunció un sonido más pesado y más oscuro para la próxima década de AC/DC, sino que aún hoy es un indicador del momento en que Angus y Malcom fueron mayores de edad como músicos. Incluso, no sería exagerado verlo así, como hombres. Malcom tenía veintisiete años y Angus había cumplido veinticinco. Habían cambiado de managers, tuvieron que aceptar relegar a George, su hermano mayor, como mentor artístico y espiritual, y además perdieron a su cantante, amigo, guía, muso y letrista. Había un tipo nuevo con una gran mata de rulos al frente, y otro, todavía más extraño, detrás de la consola de grabación; alguien más exigente y meticuloso, pero indudablemente más brillante que cualquier otro que alguna vez hayan conocido dentro del negocio musical”.
“Back in Black -analiza Fink- fue también el álbum donde AC/DC felizmente utilizó los beneficios de la tecnología para mejorar su sonido y hacerlo más gordo y más grande, con la salvedad de que los trucos que usaron no eran nada obvios. Para “Highway to Hell”, cuenta Platt, las guitarras ‘fueron sobrecargadas en buena parte’ y el álbum fue un poco ‘menos en vivo’ que su sucesor”.
AC/DC, puro rock and roll |
Desde la portada negra, el sonido de las campanas del inicio, el contexto y la afirmación de sus protagonistas, no quedan dudas que Back in Black es un tributo al cantante muerto, pero también es una celebración del rock and roll regada de alcohol y sexo, y la continuación lógica y superadora de “Highway To Hell”. El Rey ha muerto ¡Viva el Rey! El show debe continuar.
Es cierto que las letras hoy suenan sexistas y “son un culto al hedonismo machista”, como escribió Kitty Empire en “The Guardian”. “Given The Dog a Bone” es el mejor ejemplo por su letra explicita y vulgar sobre el sexo oral. Pero esa y otras canciones del álbum también se enmarcan en el contexto de la época, comienzos de los ochenta. El machismo, no es una novedad, está muy presente en grabaciones históricas del rock and roll, el blues, el tango y el folclore, entre otras músicas. ¿Podemos descartarlas u olvidarlas por el contenido de sus letras? Al respecto, la escritora Ariana Harwizs ironizó en Twitter: “Una periodista francesa dice que no leerá más a Hannah Arendt por blanca y eurocentrista. Propongo dejar de escuchar a Amy Winehouse por blanca, heterosexual y británica. Las Malvinas son argentinas, Amy”.
Back In Black atravesó cuatro décadas y nunca se fue del todo. Sus canciones fueron versionadas por decenas de artistas y utilizadas en infinidad de bandas de sonido. Una y otra vez entró en los charts de Estados Unidos y Europa. Todos crecimos: músicos (Malcom ya lo acompaña a Bon Scott en el más allá), críticos y fans, pero hay algo que es indudable, el disco todavía mantiene su efervescencia y rebeldía. Es el Dorian Gray de los álbumes de rock and roll.
Nota publicada en La Agenda de Buenos Aires
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