1 - El encuentro
En algún momento de 1903, W.C. Handy estaba esperando el tren en la estación del pequeño poblado de Tutwiler, Mississippi, cuando escuchó a un vagabundo que cantaba “Goin’ where the southern cross the dog”, en referencia al ferrocarril del Delta conocido popularmente como 'Dog' o ‘Yellow dog’, mientras deslizaba un cuchillo sobre las cuerdas de su rústica guitarra. El sonido de ese hombre negro cautivó a Handy, quien se inspiró en ese encuentro para componer, tiempo después, su clásico Yellow dog blues y otros temas icónicos que lo convertirían en el “Padre del Blues”. En su autobiografía, Handy hace un relato detallado de ese momento, pero no brinda la identidad del músico ni precisa la fecha en que ocurrió ese encuentro. Según el investigador Jim O’Neal, el negro “flaco y ágil” que describe Handy podría ser Henry Sloan, quien es considerado el verdadero pionero del blues y maestro de Charley Patton. Otros historiadores como David Evans y Ted Gioia no descartan que está hipótesis sea correcta.
2 - La primera grabación
El primer blues que se grabó en la historia no surgió del rasgueo crudo de un guitarrista del Mississippi, sino de una cantante negra oriunda de Cincinnati, Ohio. En 1916, el diario afroamericano The Chicago Defender anticipó que los “race records” iban a tener buenas ventas debido a la cantidad de negros que estaban comprando fonógrafos. El 10 de agosto de 1920, la cantante de vaudeville Mamie Smith entró a los estudios de Okeh Records en Nueva York y grabó junto a los Jazz Hounds, bajo la supervisión del ingeniero de sonido Ralph Peer, el tema de Perry Bradford, Crazy blues. El disco de 78 rpm, que en su lado B llevaba el tema It’s right here for you, fue editado en noviembre de ese año y en los primeros seis meses vendió alrededor de un millón de copias, según los registros de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Mamie Smith se convirtió en una verdadera estrella y siguió activa durante toda la década aunque paulatinamente fue perdiendo terreno ante otras cantantes como Ma Rainey y Bessie Smith. A comienzos de la década del cuarenta tuvo un paso por el cine, pero el 16 de agosto de 1946 murió. Como un cruel giro del destino lo hizo sumida en la pobreza y el olvido.
3 - Las legendarias sesiones de Grafton
Uno de los músicos más emblemáticos del Delta del Mississippi, Son House, había pasado un par de años en la prisión de Parchman por matar a un hombre y cuando salió en libertad, a fines de 1929, un tribunal de Clarksdale, lo obligó a marcharse de la ciudad. Son House se fue a Lula, un pequeño poblado en el condado de Cahoma, entre las míticas rutas 49 y 61, donde conoció a Charley Patton. Ese encuentro fortuito lo llevó a dedicarse de lleno a la música y a grabar por primera vez. Por entonces, Patton era una figura importante del blues del Delta y cuando desde la discográfica Paramount le pidieron que recomendara a algún músico para grabar señaló a su nuevo amigo. Fue así como ambos bluesmen, junto con el legendario Willlie Brown y la pianista Louise Johnson, con quien Patton mantenía un affaire, viajaron más de mil kilómetros hacia el norte hasta Grafton, Wisconsin, donde estaba la fábrica de Paramount. El 28 de mayo de 1930, Son House grabó versiones extensas de Preachin’ the blues, My black mama y Dry spell blues, que la discográfica tuvo que editar en dos partes cada una. Willie Brown registró sus únicas dos canciones como solista, Future blues y M&O blues, Patton sumó más temas a sus registros (que habían comenzado un año antes) como Some summer day y Bird nest ground, y Louise Johnson dejó su sello en cuatro únicas canciones. Debido al crack financiero del año anterior y a los problemas que atravesaba Paramount, las ventas de esos discos de 78rpm fueron un fracaso comercial en su momento, pero con el tiempo se convirtieron en una de las obras más significativas del blues del Delta de preguerra.
4 - Las 29 melodías
Robert Johnson es el protagonista de la leyenda más famosa de la historia del blues, la del pacto con el Diablo en una encrucijada de caminos. Pero ese es un hecho incomprobable, un cuento fantástico que alimentó el mito del bluesman más famoso de la era de pre-guerra. Lo que sí es un hecho corroborado e irrefutable es que Johnson participó de dos sesiones de grabación. La primera se llevó a cabo los días 23, 26 y 27 de noviembre de 1936 en el Hotel Gunter de la ciudad de San Antonio. Allí, bajo la supervisión del productor inglés Don Law, grabó algunas de sus piezas más famosas: Sweet home Chicago, Dust my broom, Ramblin’ on my mind y Come on in my kitchen para la American Record Corporation. Meses después, el 19 y 20 de junio de 1937, Johnson volvió a Texas y en un edificio de almacenes ubicado en el 508 Park Avenue, en la ciudad de Dallas, grabó otros temas como Stones in my passway y Malted milk, y así completó las 29 melodías que se volvieron piezas fundamentales del cancionero tradicional del blues. Un año más tarde, el 16 de agosto de 1938, Johnson murió en circunstancias confusas en Greenwood, Mississippi.
5 - Guitarra eléctrica
No es fácil determinar quién fue el primero en grabar con guitarra eléctrica en la historia de la música contemporánea. Lo que sí está claro es que la electrificación tuvo como objeto principal que los músicos y bandas pudieran tocar ante una mayor cantidad de público. Según varios registros históricos, el primero en hacerlo fue el guitarrista de jazz Eddie Durham en 1935, durante unas sesiones para el sello Decca. La prueba de ello es el tema Hittin’ the bottle. Durham, que había creado su propio amplificador, fue el mentor de otros dos grandes guitarristas que se lucieron en aquellos años con la eléctrica: Charlie Christian (en la orquesta de Benny Goodman) y Floyd Smith. En el terreno del blues suele mencionarse a T-Bone Walker y Muddy Waters como los pioneros de la utilización de la guitarra eléctrica, uno en la Costa Oeste y el otro en Chicago. Pero ambos empezaron a hacerlo recién en la década del cuarenta. Todo indica que el primer solo de blues con una eléctrica lo registró ¡un músico blanco! George Barnes, quien con el tiempo se volvería un reconocido músico de jazz, hizo historia con apenas 16 años como guitarrista de Big Bill Broonzy en el tema It’s a low down dirty shame, grabado el 1º de marzo de 1938, en Chicago. De esa mítica sesión participaron el pianista Joshua Altheimer y probablemente el saxofonista Bill Osborn y el contrabajista Oliver Hudson. Y así fue como se enchufó el blues.