El blues acústico es la forma más directa y pura de interpretar el género. El artista, cara a cara con su público, toca sus canciones sin ningún tipo de amplificación y sus sentimientos juegan un rol más importante que su técnica. En ese formato, la guitarra, el piano o la armónica tienen un sonido más orgánico mientras que el canto aporta el golpe emocional decisivo. La resonancia y la puesta en escena minimalista y sin filtro del blues acústico, que no necesariamente es country blues, genera un acercamiento único entre quien lo toca y quienes lo escuchan. Eso fue lo que priorizaron La Escuela de Bues y Blues en Movimiento para organizar el V Concurso de Bandas de Blues.
Se presentaron 14 grupos o solistas y cinco fueron elegidos para participar de la gran final que se realizó este domingo en el salón principal de la Escuela de Blues, en el barrio de Palermo. Una vez más me tocó integrar el jurado, esta vuelta junto a Guille Blanco Alvarado, El Tano Rosso, el luthier Santiago Sicaro y el músico Leonardo Parra Castillo, ganador del año pasado. Por mayoría, el primer premio fue para Damián Duflós, quien vino de Neuquén especialmente para participar del concurso.
La presentación de Damián Duflós fue exquisita. Muchos lo conocen como cantante y armoniquista de The Jackpots, la banda que formó junto a Rafo Grin. Pero en su intimidad, hace unos años, Duflós comenzó a delinear un perfil acústico, algo así como lo hizo Charlie Musselwhite, que coronó con su actuación impresionante en la Escuela de Blues. Si bien el repertorio fue bastante tradicional sus interpretaciones fueron muy personales. Comenzó hablando sobre como en todas las músicas del mundo tienen sus leyendas sobre encrucijadas de caminos y luego deslizó su slide -hecho con hueso de vaca- sobre las cuerdas de su guitarra resonadora para una profunda versión de Crossroads blues, la que se acompañó con armónica. Siguió con I can't be satisfied, de Muddy Waters, y terminó con una reconstrucción bucólica de Built for comfort, de Howlin' Wolf. Damián Duflós transmitió experiencia, pasión y un hondo dolor en cada una de las canciones.
El sorteo decidió que el grupo Blue Jean Trío fuera el primero en tocar. Comenzaron con una versión
mellow de As the years go passing by y después subieron en intensidad con Ramblin' on my mind. Lo mejor fue que se animaron a reconvertir un tema de Atahualpa Yupanqui,
Los ejes de mi carreta, en un blues con aroma folkie. El trío está conformado por Nacho Nayar (voz y guitarra rítmica), Gonzalo Sánchez (primera guitarra) y Andrés Pinotti (armónica). Los tres demostraron un buen ensamble. arreglos prolijos y Nayar, en particular, resaltó por su registro vocal. Tal vez les faltó un poco más de rodaje, pero eso es algo que sólo el tiempo se los dará.
Tras la presentación del trío y luego de Damián Duflós llegó el turno de Camilo Petralia, quien sorprendió con un canto poderoso y envolvente. La selección de temas fue muy atinada porque adaptó para su guitarra dos temas clásicos de piano, Driftin' blues, de Charles Brown, y Hard times, de Ray Charles. Y se animó a una versión acústica y animada de T-Bone shuffle. En ese sentido lo de Petralia fue excelente. Lo único que notamos desde el jurado es que las interpretaciones fueron un poco aceleradas, tal vez por los nervios, y eso le jugó un poco en contra. De todas maneras, obtuvo un justo segundo lugar por su propuesta innovadora.
Las Mojo Sisters tuvieron un comienzo errático pero con el correr de la presentación se fueron acomodando. Camila Ramírez en voz y su hermana Vera en guitarra y coros ofrecieron una propuesta diferente y estimulante. Empezaron con Go down sunshine, de Odetta, pero con un sonido que buscó emular a las cantantes de la década del veinte. Vera sufrió con los primeros acordes y les costó amalgamar sus voces. Pero lo revirtieron con mucha personalidad y terminaron ganándose al público con la historia de Frankie & Johnny, una canción popular que fue grabada por primera vez en 1924 por Ernest Thompson y cuenta la historia de Frankie Baker quien mató a tiros a su novio porque lo encontró con otra mujer. Lo mejor de las Mojo Sisters: dos chicas jóvenes decididas a preservar el viejo sonido de vaudeville con estudio y mucha pasión.
Para terminar, cuando se corrió el telón apareció en escena la cantante Juliana Alesi, acompañada en guitarra por Fernando Couto. Ella fue la única que cantó sus propias canciones y ese fue uno de sus puntos a favor. Los otros: su desenvoltura a la hora de cantar y su carisma. Tal vez, como en el caso de Blue Jean Trío y las Mojos Sisters, le falta un poco más de experiencia. Las letras de
C'est fini y
Mi corazón son interesantes, y luego hizo una adaptación en español libre de Woke up this morning de B.B. King. Además contó con el buen pulso de Couto que la ayudó a levantar su set.
Todos sonaron muy bien, ninguno resultó monótono y lo más interesante fueron los distintos matices, texturas y colores que ofrecieron. Por eso fue difícil la elección, pero al final consideramos que Damián Duflós fue el más sobresaliente. "Es la primera vez que toco en vivo solo", nos dijo al terminar el concurso. ¡Bienvenido sea Damián!