Años en la ruta junto a Johnny Winter lo marcaron a fuego. Tras el dolor por la muerte del albino, surgió la oportunidad para dar un vuelvo a su carrera. Así, Paul Nelson pasó de productor y sideman a figura estelar. Hoy sale al ruedo con su segundo disco solista, que en realidad podría considerarse como el primero. Muy atrás quedó el instrumental Look, del año 2001, que grabó antes de que Winter se convirtiera en su amigo y mentor. El flamante trabajo, Badass generation, es intenso y explosivo. Es el fiel reflejo de un artista en la cresta de la ola. Rock and roll en su máxima expresión, con solos de densa extracción blusera y mucho feeling sureño.
La sociedad de Paul Nelson y Johnny Winter comenzó en 2004 con la grabación de I'm a bluesman, disco que significó el regreso del tornado texano a los estudios tras 12 años. El productor de ese álbum fue Dick Shurman, quien trabajó codo a codo con Nelson y Tom Hambridge, otro de los músicos que participó de las sesiones. A partir de ese momento Nelson y Winter no se separarían más: juntos realizaron cientos de shows en Nueva York y alrededores, e infinidad de giras por los Estados Unidos y Europa. Pero además, Nelson revisó todos los archivos musicales del albino de la década del 70 y así produjo y lanzó la colección Bootleg Series (el primer disco se editó en 2007 y esta año apareció el duodécimo). En 2010, Nelson consideró que Winter tenía que grabar un disco rodeado de grandes músicos. Eso se concretó al año siguiente con Roots, que tuvo como invitados a Warren Haynes, Sonny Landreth, John Popper, Susan Tedeschi, Derek Trucks y Edgar Winter. El suceso de ese álbum los llevó a grabar la secuela, Step back, que contó con la participación de Eric Clapton, Joe Bonamassa, Billy Gibbons, Dr. John, entre otros. El disco recién vio la luz en septiembre de 2014, un par de meses después de la muerte de Winter, y les valió un premio Grammy. Como para terminar de redondear su vínculo, Nelson produjo el documental sobre la vida de su maestro, Down & dirty.
Es por todo lo mencionado que Nelson se volvió en el hombre de mayor confianza de Winter, el que lo acompañó hasta el final y el que logró que el albino muriera en su ley.
Sin embargo, Badass generation es un disco muy personal, que poco tiene del sonido de Johnny Winter en la superficie, aunque está claro que en su esencia tiene retazos de aquellos grandes shows setentosos en los que el albino aclamaba estar "still alive and well". El sonido del álbum es puro rock clásico, con letras dirigidas a una nueva generación. "La influencia de Johnny Winter siempre será parte de mí. Hay muchas veces en las que agarro mi guitarra y siento su música. Sé que de alguna manera él está conmigo, pero también tengo otras influencias. Es la hora de abrir mis alas? Absolutamente. Soy un músico y tengo que seguir componiendo y tocando", dice Nelson en el booklet del CD.
La banda que lo rodea la conforman el cantante Morten Fredheim, el bajista Christopher Alexander y el baterista Chris Reddan, y en un par de temas se suma el tecladista de Gov't Mule Danny Louis. Todos los temas tienen una impronta bien actual y el sonido de la guitarra es demoledor, tanto cuando ataca con un solo como cuando se acopla a la rítmica con mucho ímpetu. El comienzo con Down home boogie tiene tanta fuerza como un tema del ZZ Top más combativo y Keep it all together parece una pieza digna de los herederos de Lynyrd Skynyrd. Please come home tiene en su génesis el espíritu de J.J. Cale, pero con el devenir de la canción y el filo del slide se asienta como una de las composiciones más personales de Nelson. Come with me sorprende con la melodía más agradable de todo el repertorio, hermosos coros y un gran estribillo. Out of time y Trouble son pura combustión rockera sin aditivos.
Badass generation es la llave que a Nelson seguramente le abra la puerta del éxito. "El mundo del blues hace esto: un músico te pasa la antorcha y luego uno trata de correr con ella. Johnny se enorgullecía de haberme hecho escuchar a Robert Johnson, T-Bone Walker, Muddy Waters, el blues del Delta, de Texas y de Chicago. Yo sabía lo que estaba haciendo por mí y realmente se lo agradezco”. Ese es su ADN musical. Las canciones de su nuevo álbum son otra cosa, pero no desentonan para nada con el legado que recibió. Seguramente Johnny Winter estaría orgulloso de él.