Hace poco, José Luis Pardo me acercó este disco que sintetiza la escena blusera de Madrid. Grabado por los profesores de La Escuela de Blues de esa ciudad, el disco tiene diez clásicos del género interpretados con respeto a la tradición pero también con mucha personalidad.
El guitarrista argentino es una de las figuras principales de Madrid Blues Ghetto y además es el productor artístico del álbum. Los otros protagonistas son Quique Gómez (armónica y voz), David Salvador (bajo) y Pablo Barez (batería). También participan la pianista Miriam Aparicio, las cantantes Aurora García, Alana Sinkëy y Mayka Edjole, el guitarrista Edu “Bighands” Manazas y los argentinos Román Mateo (guitarra), Juan Codazzi (guitarra) y Machi Romanelli (teclados). El disco comienza con Quique Gómez derrochando swing con su armónica en Woman, don’t lie, de Luther Johnson, mientras Pardo y Romanelli crean un respaldo sonoro con un groove irresistible. Luego aparece en escena Aurora García para una conmovedora versión de I’d rather go blind, el clásico que inmortalizó Etta James. Pardo y Codazzi combinan guitarras acústicas y slide para que Alana Sinkëy endulce con su voz una versión rural de Crossroads, de Robert Johnson. Manazas aparece como solista para rendir homenaje a Little Walter, con Quique Gómez soplando su armónica con fruición, en Can’t hold out much longer. La primera parte del álbum se va con Pardo recreando a Albert King con Don’t burn down the bridge, un tema que forma parte de su repertorio en vivo.
Mayka Edjole y Román Mateo le dan un toque Nueva Orleans al álbum con These lonely, lonely nights, del gran Earl King. Acto seguido, Pardo, Mateo y Gómez entrelazan solos dinámicos y apasionados en el instrumental EBM boogie, el único tema original del álbum. La voz femenina de Aurora García vuelve con Ain’t nobody’s bussiness, una de las melodías más estremecedoras de la historia del blues, con unos punteos de Pardo que penetran como aguijones y el piano profundo de Aparicio que recrea el ambiente humoso de un bar de St. Louis. Manazas reposiciona al blues de Chicago con Let me love you baby, de Willie Dixon y Buddy Guy. Y el final encuentra a Alana Sinkëy cantando The sun is shining, con el slide demoledor de Pardo y el piano de Aparicio sumergiéndose en las profundidades de ese océano inmenso que es el legado de Elmore James.
Madrid Blues Ghetto es mucho más que una carta de presentación, es un decálogo blusero de primer nivel que derriba ese prejuicio de que el blues es solo cosa de negros.