martes, 19 de agosto de 2014

De Muddy a Mud


La carrera de Mud Morganfield despegó casi en simultáneo con su primera visita a la Argentina, allá por 2009. Hasta entonces había lanzado un solo disco para un sello independiente –Fall water fall (2008)- y su nombre apenas aparecía en los carteles de los grandes festivales. Es cierto que se dedicó a la música tardíamente, algunos años después de la muerte de su padre, y que el camino para él no fue nada fácil. No cualquiera puede cargar en sus espaldas con ser el hijo del más grande bluesman de toda la historia. Pero en este último tiempo logró capitalizar su poderosa voz de barítono y su presencia escénica, y empezó a escalar hacia la cima del blues.

Tras su disco en vivo con los Dirty Aces y Son of the seventh son, editado por Severn Records en 2012, Mud volvió a los estudios, esta vez acompañado por el gran armoniquista Kim Wilson, para grabar un álbum dedicado a la memoria de Muddy Waters. A priori esto no parece original, y ciertamente no lo es, pero las interpretaciones de los temas son muy auténticas: se nota que Mud está intentando revalorizar el sonido de su padre pero con una fuerte impronta personal.

La banda que los secunda es un lujo: Billy Flynn y Rusty Zinn se ocupan de las guitarras, Barrelhouse Chuck toca el piano con notable maestría, y Steve Gomes y Robb Stupka llevan adelante la rítmica con la contundencia que solían tener las que acompañaron al padre del blues de Chicago. Si lo que hace Mud con la voz es atrapante, lo de Wilson con la armónica es superlativo. El líder de los Fabulous Thunderbird lleva el ADN de Little Walter y eso queda patente en cada una de sus intervenciones.

El repertorio incluye más de una docena de clásicos que solía interpretar Muddy Waters, muchos compuestos por él y otros por Willie Dixon. Se destacan las versiones de Nineteen years old y I just want to make love to you, con un solo de Wilson descomunal.

For Pops… era el disco que Mud tenía que hacer, como cualquier hijo que honra el legado musical de su padre. Era un mandato irrenunciable, que conllevaba ciertos riesgos y que Mud sorteó con altura, gracias a la compañía de Wilson en armónica y, principalmente, por mérito propio.


4 comentarios:

Darío Perro Gorosito dijo...

esaaaaa

Nico Smoljan dijo...

buenisimo!

Rafo Grin dijo...

buena!!

Anónimo dijo...

Tuve la oportunidad de verlo en el 2007 en un festival en New Milford y recuerdo q solo canto un blues, hacia un show mas cercano a James Brown con escenas decadentes de hacer vibrar sus pectorales al ritmo de musica. Espero q con este disco empiece con hacer honor a su padre, aunque tardiamente. Esteban