Faltaba tan poco para que vinieras. La entrada dice: “Teatro Gran Rex. Jueves 16 de octubre. 21hs”. Iba a ser tu primera vez en la Argentina. Ya se había cancelado una visita en 2004 y todos nos quedamos con un gusto amargo en la boca. Pero esta vez era una realidad. La gira incluía Brasil y Chile. “Puta madre –decíamos-, falta cada vez menos para que venga Johnny Winter”.
Me enamoré de tu música al instante. Fue con aquel disco que grabaste con Sonny Terry y Willie Dixon. Después escuché Serious business y ya no habría vuelta atrás para mí. Me abriste las puertas del blues, del que sería mi mundo. Fuiste mi primer héroe de la guitarra. Yo tenía 20 años y vos llevabas mucho más tiempo tocando. Conseguí tu primer álbum y después el segundo. Me compré los otros que grabaste para Alligator y los que le produjiste a Muddy Waters. Y seguí comprando todos los discos que sacaste desde entonces.
Para mí siempre fuiste el más blanco de los músicos negros. Naciste en Texas pero te criaste en Leland, el corazón de Mississippi, entre los negros que tenían sus dedos con llagas de tanto juntar algodón. Sentiste su angustia y sufriste sus penas, y el día que agarraste una guitarra no la soltaste más, porque las seis cuerdas se convirtieron en extensiones de tu alma. Fuiste una de las atracciones de Woodstock y tocaste con Jimi Hendrix. En los 70 te convertiste en una estrella de rock: llenaste grandes estadios e hiciste tremendos covers de los Rolling Stones. Pero volviste al blues, porque estaba en tu ADN. Por eso para Muddy Waters fuiste como un hijo. Soportaste con hidalguía tu frágil salud, la que tocó, y luchaste durante toda tu vida contra las adicciones. No tuviste una vida fácil pero con tu música hiciste más sencilla las de todos los que te admiramos.
Pude verte en vivo cuatro veces y me siento un privilegiado. Una vez en Londres y las otras tres en Nueva York, y en la última, en 2012, hasta te conocí en tu camarín. Te dije que en Buenos Aires te esperábamos con los brazos abiertos y balbuceaste algo que no entendí muy bien, pero yo me convencí de que me asegurabas que pronto vendrías. Estabas haciendo unos 200 shows al año y sólo te faltaba venir a Sudamérica. Y en febrero, cuando cumpliste 70 años, se confirmó tu recital y me emocioné porque te iba a ver una vez más. Me imaginé al Gran Rex gritando “Olé olé olé… Winter, Winter”. Faltaba tan poco…
Hasta siempre, maestro. Te despido con los ojos llenos de lágrimas, escuchando esos discos que atesoraré toda la vida. ¡Gracias por tanto!
Beaumont, Texas, 23 de febrero de 1944 – Zurich, Suiza, 16 de julio de 2014.
13 comentarios:
RIP maestro!
Me acuerdo el momento exacto que lo escuché por primera vez... esos momentos que te quedan grabados para siempre. Una Hitachi mono semidestruida de mi abuela que yacía arriba de una heladera... una mañana en la Rock & Pop... tremendo impacto... al final del tema lo nombraron... Johnny Winter.... de ahi a la disquería del barrio a que me pasen a cassette todos los LP posibles. Una dosis tremenda de blues ya corria por mis venas, nunca mas fue igual.
Gracias Sassone. Esperaba tu post, creas o no, en la primera persona en la que pensé fue en vos, porque conozco tu blog. Desperté y entre a ver si había algo escrito, esto. Gracias a vos y gracias al maestro por tanto. Un abrazo desde Paraguay.
Emocionante Martincho..fuerte abrazo!!
No lo puedo creer!
tremenda pérdida.
una pena
Otro idolo q me quede sin conocer...
Cuanta musica le puso el albino a tantos momentos de la vida de uno... Ya pasaron 22 años de aquel gran disco Where's your brother.. Gratos recuerdos de haber ido a pasar con un amigo un año nuevo a la Isla Martin Garcia... llevamos ese disco.. y lo escuchamos tantas veces como pudimos. Se me pianta un lagrimon.
La peor noticia del año.
Me acuerdo cuando lo escuché por primera vez. Un slide tan salvaje que podía derrumbar una casa: The Mojo Booguie
Su música es inmortal
Bonita despedida...para mí uno de los guitarristas más importantes de la historia, con una discografía formidable. Descanse en paz y siempre me acompañará su imagen encima del escenario, delgada y luminosa.
te entiendo Martín Sassone, a mi me pasa lo mismo; me acuerdo el momento en que lo escuché por primera vez. Era en el verano del 82/83 ..me había ido a El Bolsón de vacaciones y terminé quedándome varios meses rebuscándomelas con distintos laburitos, por ejemplo, en un pub. Allí escuché por primera vez Exilio en Main Street (Stones) y Tatuado (álbum de los Stones que salió ese mismo año y era la primicia del momento), y por primera vez escuché al albino bizco, que me voló la cabeza. Llegué a BsAs a ppios de abril y me la pasé rebuscando en las tiendas de discos usados de Lavalle, hasta que encontré "And Live" ese álbum en vivo que la destroza. A partir de ahí fué un viaje de ida.. que lindo recuerdo..
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