El evento anunciaba “Marcos Lenn Orquesta”, pero a las 22.30 el único que se subió al escenario fue él. Empezó con una balada de tinte spinetteano y luego un blues acústico dedicado a su guitarra. Entonces sí empezaron a subir los músicos. Primero lo hicieron su hijo Nahuel Lenn, en guitarra y coros, el armonicista Leonardo Vargas, el contrabajista Rodrigo Loos y el baterista Ariel Scalera. Los primeros temas fueron de su álbum Está todo pago, como Voz de guitarra, No es lo que esperaba hoy y Alguna vez, que son más country folk que blues, en los que prevalecen hermosas melodías. Luego subió el pianista Luis Musa y un cuarteto de vientos integrado por dos saxos, tormpeta y trombón, que reforzaron la esencia sonora de la presentación.
Los blues vinieron de la mano de La duda y la optimista Vamos a rockear. En cada una de esas canciones, Lenn cantó bien desde adentro, con buen registro y muchas ganas. Poco antes de las 12 subió el primero de sus invitados: Marcelo Marín, el guitarrista de Blues del Sur empuñó su Strato para unos solos filosos en Los 35, con esencia de southern soul, y un slow blues palpitante. Después la banda dejó el escenario y subió el bandoneonista Antonio Ibars para un breve impasse tanguero en el que Marcos Lenn cantó Nostalgias, de Cobián y Cadícamo.
Marcos Lenn y Rafael Nasta |
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