El blues está aquí y allá. No entiende de fronteras ni de aduanas. Músicos argentinos, un guitarrista brasileño y una cantante increíble, cargada de personalidad y talento, nacida en la meca misma del blues eléctrico: Chicago. Deitra Farr, dueña de una voz poderosa, sabe lo que hace y lo hace muy bien. Domina la escena con personalidad: canta blues y bromea con el público. Canta soul y agradece a quienes la acompañan con ritmo. Es su gran noche, la primera en Buenos Aires, y la diva demuestra que no es sólo una intérprete de canciones de otros, sino que se luce con material propio.
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Gabriel Grätzer |
El Festival Internacional de Blues empieza con Gabriel Grätzer & Big Tequilas.
Llegó a La Trastienda cuando está comenzando a tocar el último tema de su set,
Highway 49, un clásico del blues del Delta que se acerca más a la versión de
Big Joe Williams que a la de Howlin’ Wolf. Grätzer desliza su slide como si
estuviera en el porche de una casa de Leland, Mississippi. No por nada él es el
embajador del blues argentino. El sonido
de su guitarra recorre una ruta rítmica sostenida por la sutileza del
contrabajo y una suave percusión.
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Adrián Jiménez |
Sigue Adrián Jiménez con su ejército de armónicas y el estilo Chicago impregnado en la piel. Lo acompañan los guitarristas Ricky Muñoz y Roberto Porzio que alternan solos entre tema y tema. Jiménez exhibe sus Hohner Marine Band y también una imponente armónica cromática. El pico máximo de su presentación llega cuando la banda comienza a sacudir la estratosfera con una versión demoledora de Mellow down easy. Jiménez llega al cierre soplando una armónica amplificada en un instrumental brutal. La música fluye.
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Decio Caetano |
El violero Max Hracek y los Mojos suben rápidamente. Tocan cuatro temas y en uno, Big town playboy, cuentan con la enérgica voz de SabrinaGonzález. Hacen su parte correctamente antes de que aparezca en escena la primera figura internacional.
Decio Caetano se acomoda enseguida y el blues gana en intensidad. Además de un gran guitarrista es un notable maestro de ceremonias. No lo inhibe su español rústico. Trata de contagiar al público con la misma emoción que lo invade por estar en el escenario de La Trastienda en una noche tan especial.
Cuando ya está todo listo, la diva aparece caminando con tranquilidad. Tiene un corte de pelo que me recuerda a muchas de las fotos que vi de Big Mama Thorton, aunque ella, si bien es voluptuosa, no llega a ser tan imponente como lo era la creadora de Hound dog. La banda comienza con ritmo de soul y Deitra canta The search is over, el tema que dio nombre a su disco de 1997. Durante poco más de una hora la cantante abordará un repertorio plagado de temas propios que fueron editados en sus dos álbumes (el otro es Let it go, de 2008), aunque cantará un par de covers: Just a fool, de Little Walter, y el clásico Blues with a feeling. Más allá de los punteos de Caetano y Hracek, Deitra le da mucho lugar a un movedizo Machi Romanelli, que se lanza con solos de hammond y piano en casi todos los temas.
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Deitra Farr |
Un desubicado del público, de los que nunca falta, le grita a la diva: “¡Play the blues!”. Ella lo mira y le responde con una ironía en inglés: “Pensé que eso era lo que estaba haciendo. Salvo que estemos haciendo disco”. El baterista Gonzalo Martino, rápido de reflejos, golpea una base disco y el bajista Chipi Cipolla se suma. Deitra se ríe y la gente aplaude. Y ella retruca: “O tal vez estemos haciendo reggae”, y mezclan el ritmo de Three little birds, de Bob Marley, con una letra improvisada en el momento. “Pero si quieren jazz, tendrán jazz”, dice para subir la apuesta. Y Martino y Cipolla la siguen con obediencia y soltura.
La noche se esfuma de a poco. Ya son más de las dos y las puertas de La Trastienda se abren de par en par. Es la hora de ir terminando pero a Deitra le queda una canción más: Key to the highway es el bis y su despedida. El blues en su máxima expresión.
2 comentarios:
YEAA
me encanto!
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