miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dulce y melancólica

Hace un par de años escuché la canción Put your records on y me pasó algo curioso: su melodía se me adhirió súbitamente y desde entonces, cada tanto y sin darme cuenta, empiezo a tararearla cuando menos lo espero. En aquél momento quise saber más de quién la cantaba. Así llegué al disco de Corinne Bailey Rae, una inglesa morenita y suave, dueña de una voz exquisita y una sensualidad tan pura como natural.


Su álbum debut de 2006 fue un verdadero éxito. CBR se convirtió en la cara del neo soul británico, una artista independiente que arrasó en ventas gracias a un registro vocal excepcional y un puñado de canciones de su autoría muy conmovedoras. Muchas de las letras están basadas en sus experiencias personales, como por ejemplo los insultos racistas que sufrió junto a sus hermanas cuando eran chicas; su paso por la universidad, donde estudió literatura inglesa; o sus años cantando en pequeños reductos jazzeros. Ese disco también incluía la versión de Like a star, otro tema hermoso y cautivante.

Cuando ella estaba trabajando en su segundo álbum, la vida le dio un cachetazo feroz: su pareja murió de sobredosis y sus planes profesionales se postergaron. Hace un tiempo retomó el camino que tenía marcado y canalizó todo su dolor en la composición y en los shows en vivo. Así, una noche calurosa de noviembre, CBR llegó a Buenos Aires. Se presentó en vivo en el Gran Rex y durante una hora y media enamoró al público porteño. Ese amor fue creciendo de a poco, no fue una pasión arrebatada, fue como lo gusta a ella: dulce y melancólico.

El show fue relajado y tranquilo. CBR es una excelente intérprete que ama lo que hace. Está acompañada por una muy buena banda en la que se destaca el guitarrista John McCallum, quien se nota que tiene mucho blues adentro. Al comienzo, CBR cantó canciones de su primer álbum y también algunas de su flamante disco The sea, editado a comienzos de año. Todo el show fue bastante orgánico, con mucha guitarra acústica y unos arreglos sutiles y bien pensados.

Sobre el final cantó las dos canciones que todos esperaban –Put your records on y Like a star- pero también sorprendió con una versión muy personal de Is this love, de Bob Marley. Cuando terminó, la ovación del público la abrazó con mucho calor. Ella destacó la pasión y el respeto de la gente, muy gratificada y sorprendida en su primera visita a sudamérica. El clásico ohhhhh ohhhhhh entusiamó al bajista Kenny Higgins y al batero Luke Flowers quienes empezaron a seguir el ritmo. Corinne se fue con una gran sonrisa dibujada en su rostro y volvió apenas un minuto después para despedirse con una canción que escuchaba cuando era chica: Que será, será (Whatever will be, will be), de Doris Day, que la cantó junto a McCallum. Así se fue una gran noche de música en vivo, con una artista impecable que, con sus 31 años, todavía tiene muchísimo para dar.

2 comentarios:

C. Boya dijo...

Don Malbec, ponga un temita de la piba por favor

Diego dijo...

Estuve ayer a la noche en el Gran Rex. Un placer de principio a fin. Una cantante de gran capacidad vocal, una banda con buenas individualidades. Su gran sonrisa y la actitud de una artista y no de una estrella. Aplauso merecido y sostenido el del publico. Necesitaba una noche asi, de buena musica, de humildad y agradecimiento por el arte brindado.