viernes, 2 de octubre de 2009
Tarde de cuervos
Estábamos en un remís clavados en la 9 de julio a las cuatro de la tarde. Todavía quedaba un largo camino cargado de tránsito, barreras bajas y calles cortadas. Nuestro destino era Villa Ortúzar para una nota que no nos motivaba mucho; éramos una turbina de entusiasmo, diría HC. Todo pintaba bastante sombrío. Ojeaba las páginas del Gran Diario sin mucho interés, mientras charlaba con Martín Bonetto de música. Entonces él me preguntó: “¿Escuchaste el último de Black Crowes? Está buenísimo”. No, le respondí. Me dio su Ipod, me pasó los auriculares y me hizo escuchar el corte de difusión: I Ain't Hiding. Wow!!! Fue arrollador. Rock setentoso y muy funky, bien al estilo Stone de esa época. El auto siguió avanzando pero a mí ya no importaba mucho el destino. Estaba metido de lleno en la música de los Black Corwes. Esa misma noche bajé el disco, Before the frost. Es una presentación en vivo feroz. Del más puro rock and roll de guitarras en llamas a canciones acústicas que hurgan en las raíces de la tradición sureña. Es cierto que no está Marc Ford, pero Chris Robinson y Luther Dickinson están en una etapa de creatividad e interpretación insuperable. Como si fuera poco, además de Before the frost, editaron Until the freeze, el complemento ideal del primero, que sólo se consigue descargándolo de la web. Salvo por un cover de Stephen Stills, todos los temas son de la banda. A veces me pregunto por qué me sigue gustando tanto el rock and roll. Y la respuesta aparece cuando escucho discos como éste. El espíritu musical de los setenta sigue vivo y los Black Crowes también. Keep on rockin’…
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2 comentarios:
Lo voy a escuchar
Son uno de mis grandes guilty pleasures.
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