martes, 14 de junio de 2016

Con el mismo espíritu

Estos dos discos acaban de ser editados de manera independiente. Se trata de propuestas estílisticas diferentes pero que comparten un mismo espíritu.


50 Negras - Sed de blues. La banda experimentó un cambio radical en el último tiempo. Poco queda de aquel grupo que ganó el Concurso deBandas de Blues en 2013 interpretando covers de Magic Slim y Junior Wells. Sus músicos decidieron seguir el camino de la composición, tratar de crear nuevas canciones y en español. Más allá de un par de cambios en la formación -Javier Russomanno y Miguel Ángel Romeo ocuparon los lugares que dejaron Benjamín Aquino, Brian Figueroa y Rodrigo Benbassat- el giro más significativo lo hicieron en su sonido. La mayoría de las canciones las escribió el guitarrista Mariano Bisbal y se nota que tiene pasta para eso. Esta noche es una de los mejores temas del disco. Merece sonar en las radios porque tiene una melodía intensa y la letra es animada sin caer en clichés. La armónica de Andrés Fraga es la que la contiene dentro de los márgenes del blues. La canción del impaciente tiene un ritmo similar al San Francisco bay blues, la guitarra con slide del invitado Roberto Porzio marca el comienzo y después la letra nos presenta a un soñador que se desvela por un amor, harto de tanta rutina. Ángel de la guarda también tiene una melodía resuelta pero con una letra más melancólica. Para bien o para mal es el blues más decidido de todo el repertorio, con gran protagonismo de la armónica y un aporte formidable del piano del gran Tito Maza. Sed de blues y Arde lento son composiciones de Russomanno. La primera es un shuffle adherente y el otro es un blues lento que destila pasión a borbotones. Russomanno se adaptó muy bien a la banda y canta con convicción y mucha energía cada una de las once canciones, algunas acompañado por un coro integrado por Brian Chávez (Rielar), Ale Gallo y Leo Parra. El cierre, con Chau, chau, tiene el característico sonido de Elmore James con una letra más ramplona que las demás, pero que no desentona para nada. Sed de blues se sostiene por una rítmica concisa a cargo de Daniel Carboni y Romeo, y contó con la experiencia de Gabriel Cabiaglia y Daniel De Vita en la grabación y masterización. Se trata de un gran disco debut  que seguramente será el primero de muchos más por venir.


Riqui Muñoz & La 12 Compases - I-IV-V. Riqui Muñoz es un laburante del blues, un tipo que lleva décadas tocando, produciendo y difundiendo  un género tan apasionante como poco redituable. Después de tantos años de remarla, acaba de lanzar su álbum debut, en el que demuestra un profundo conocimiento del género y una apasionada técnica para tocar la guitarra. Tal vez no sea un virtuoso, pero compensa con mucho sentimiento: sus solos fluyen como la sangre por las venas y su corazón late al ritmo del blues.  Riqui Muñoz es el cerebro de La 12 Compases, una banda que suena compacta y en línea. Benjamín Aquino, ex cantante de 50 Negras, alcanza unos registros muy limpios, ya sea con temas animados como That old feeling is gone, de T-Bone Walker, o Woman across the river, de Freddie King; y en otros más duros como Look what you've done y Forty days and forty nights, ambos de Muddy Waters. Fabián Yajid y Eric Hamudis marcan el ritmo con soltura, mientras que Gabriel Gerez y Tincho Amenábar alternan entre el piano y los teclados según la demanda de la canción. Eric Sciaglano completa la formación en guitarra rítmica. Daniel Raffo es uno de los dos grandes invitados del disco: desgrana un punteo exquisito en Darling you know I love you, de B.B. King. El otro es Adrián Jiménez que suma su armónica en los dos temas de Muddy Waters. Pero además algunas canciones cuentan con los caños de Juan Badenas, Milton Rodríguez y Ariel Palermo, como por ejemplo la souleada That's what love will make you do, de Little Milton. La banda también explora algunos temas menos populares como Certainly all, de Guitar Slim, y Gettin' drunk, de Johnny "Guitar " Watson. Sobre el final, Riqui Muñoz se anima con una composición propia, Batata's shuffle, un instrumental cargado de pasión blusera. El arte de tapa tiene la sobriedad que el álbum requiere. I-IV-V es un disco de blues puro sin ningún tipo de aditivo, es el homenaje de un laburante del blues a sus máximas influencias.

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