miércoles, 22 de junio de 2016

Como un buen vino


El nuevo disco de Tinsley Ellis reafirma lo que percibimos el año pasado con el lanzamiento de Tough love: que el guitarrista nacido en Atlanta, Georgia, está en la cima de su carrera. Sus dotes con las seis cuerdas, que no son ninguna novedad, se han amalgamado a la perfección con su talento para componer canciones y con su forma de cantarlas. Red clay soul, su flamante álbum, está en la misma línea que su predecesor: hermosas melodías, solos infernales y riffs inmaculados. La búsqueda de la nota exacta en el momento justo.

El álbum comienza con un punteo que descarga pasión eléctrica en la poderosa y narcisista All I think about you, mientras su voz irrumpe con prestancia y todo queda imbuido por un fuerte sabor sureño: “A pesar de que no tengo un centavo, soy una leyenda en mi mente / No soy la gran cosa, pero pienso todo el tiempo en mí”. Sigue con Givin’ you up, una canción souleada con una vibra positiva, que destila alegría y emoción, que Ellis escribió junto a Oliver Wood, de los Wood Brothers, quien se suma para un dueto vocal. Callin’ es una balada con mucho soul en la que Ellis le rinde tributo a Al Green. En la misma línea melódica aparece Anything but go: Ellis le canta a su mujer que puede decirle hasta que no lo ama… todo menos dejarlo.

Hungry woman blues comienza con mucho clima, el solo por encima de un suave wah wah que hace las veces de sostén rítmico y se extiende durante toda el tema, alternando fraseos exquisitos, mientras Ellis canta con un registro bajo, sin sobresaltos. Circuit rider es más rockeada, con un ritmo más espeso, casi pantanoso. Don’t cut it recuerda a uno de esos éxitos ochentosos de Robert Cray, y una letra que busca resaltar lo colectivo por sobre lo individual.

En el tramo final, Ellis sorprende con Party of one, un blues lento con una fina guitarra jazzera, en el que su voz, reseca, le canta a un amor que ya no está. Estero de noche tiene mucho Santana feeling, con lo que Ellis demuestra que también puede lucirse en la diversidad. El disco termina con The bottle, th book o the gun, otra balada de fino toque blusero .

Ellis es un caso testigo en el blues, un tipo que empezó a la sombra de los grandes guitarristas de los ‘80 y ’90, y que el tiempo, como a un buen vino, fue sacando lo mejor de él y hoy se posiciona entre entre las etiquetas de alta gama de su generación.


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