sábado, 14 de mayo de 2011

Revival

Foto: Diego Paruelo / Tiempo Argentino

Hace muchos años, cuando tenía 13 o 14, escuché por primera vez la canción Bad moon rising. Por aquél entonces no tenía mucha idea de música y su ritmo y melodía me llegaron hasta los huesos. En aquél momento, no entendí la dimensión de ese simple acontecimiento. Ahora, un par de décadas después, comprendo que fue el disparador de todo lo que vendría en mi mundo musical. Ese tema me llevó de Creedence a los Stones, de Hendrix a Johnny Winter, de B.B. King a Mike Bloomfield, etc. Fue la llave de entrada a un mundo fabuloso e inagotable, de rock y blues, de leyendas y guitarras. De discos inmortales y anécdotas entrañables.

Lo que viví en el Luna Park el viernes a la noche fue un revival de mi génesis rockera. John Fogerty es un mito viviente. Él fue Creedence. La voz, la guitarra, los temas. Y su show representó todo eso.

Empuñando una dorada y reluciente Gibson Les Paul disparó los acordes de Hey tonight. Después siguió con Green river y el solo pantanoso del final arrimó el fango de Lousiana a Buenos Aires. Pese a que cambió de viola una docena de veces, el sonido de su guitarra predominó en todo momento. Su forma enérgica de cantar, su otra virtud, no se aplacó ni por un instante. En total tocó 26 canciones y apenas recurrió a un par de temas de sus discos solistas. Sorprendió con Pretty woman, de Roy Orbison, y Summertime blues, de Eddie Cochran, y luego se dedicó a repasar todos su hits (los que compusó él y los que reinterpretó con Creedence): Lodi, Travelin’ band, Cotton fields, Lookin’ out my back door, Down on the corner, I heard it through the grapevine, Born on the bayou, Long as I can see the light y Have you ever seen the rain?, que se la dedicó a su hija.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando empezó a cantar a capella Midnight special. Por ahí , muchos no lo sepan pero esa canción tiene casi un siglo. Fue compuesta alrededor de 1923 y Leadbelly recién grabó su versión, la que se popularizó, en 1934. Hay sonidos que superan el paso del tiempo y perduran a las modas y la demanda del mercado. Y con Midnight special, Fogerty demostró que ese tipo de inmortalidad es posible. Otro punto alto del show fue la cruda y visceral interpretación blusera de The night time is the right time.

Promediaba el show cuando pasó algo poco usual. Invitó al escenario a un chico, de nombre Lucas, que había ganado no sé qué concurso. Lo cierto es que Fogerty dijo que se había conmovido con la historia del flaco, que parece que vendió su guitarra para comprar una entrada para el show. ¿Qué hizo Fogerty? Le regaló una de las suyas.

El final fue sensacional, como no podía ser de otra manera. La seguidilla de temas incluyó The old man down the road –con cinco guitarras sonando todas juntas-, Bad moon rising y Fortunate son. La locura de la gente fue tal que Fogerty hizo dos temas -Rockin’ all over the world y Proud Mary-, se fue y tuvo que volver para hacer uno más. Respondió al Ohhh ohhhh profundo del público con mucho más rock and roll: Good Golly Miss Molly.

Me fui extasiado del Luna Park, con la sensación de haber flotado en el pasado, de haber hecho un recorrido en reversa hacia la época en que gastaba las cintas de los cassettes. Estas canciones llevan más de 40 años sonando y no hay nada que las detenga, por el contrario, siguen sacudiendo y emocionando. Son el rock and roll en estado puro.

1 comentario:

Marcos García dijo...

estuvo mejor de lo que me hubiera imaginado, ccr a todo trapo, rock de primera