miércoles, 9 de marzo de 2011

Lady Day

Ayer fue el Día Internacional de la Mujer y me puse a pensar en todas esas mujeres que han llenado mi alma de música. Cuando era chico, la primera cantante que me volvió loco fue Janis Joplin. Luego, a medida que me fui metiendo en el mundo del blues y el rock, fui descubriendo a diosas como Koko Taylor, Etta James, Bessie Smith, Joni Mitchell y Rickie Lee Jones. El blues dio paso al jazz y así llegué a Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald y Dinah Washington. Pero entre todas ellas, rondando desde hacia tiempo, estaba la magia de Billie Holiday. Sin dudas, sus canciones y su forma visceral de interpretarlas cambiaron el rumbo de la música popular estadounidense. Dueña de una voz formidable, única, Billie sufrió la vida como pocos (abusos, maltratos, droga y alcohol en exceso) y en cada una de sus interpretaciones dejó traslucir el dolor que llevaba en sus entrañas. Estos cinco discos son apenas una aproximación a su obra y al legado de la cantante más impresionante del siglo XX, quien en breve pasará a formar parte del Salón de la Fama de la Mujer de Estados Unidos.

Billie Holiday – Lady in Satin (1958). Ya hice una reseña de este álbum en un post de noviembre de 2009, sobre mis diez discos preferidos de mujeres. Entonces escribí: “Ya sé que no es su mejor disco. Pero lo elijo por el topetazo fulminante que me causó la primera vez que lo escuché. El comienzo con I’m a fool to want you es tan demoledor como el efecto que hicieron la heroína y el alcohol en su cuerpo. Lady in Satin fue grabado un año antes de su muerte. A pesar de que tenía 42 años, su voz parecía la de una mujer mucho mayor. Los arreglos de la orquesta de Ray Ellis pueden ser un poco pastosos por momentos, pero el sentimiento de dolor y padecimiento que sale de la voz de Billie es de lo más auténtico que jamás se haya grabado”.

Billie Holiday – Billie’s blues (1988). Este compilado del sello Blue Note fue el primer disco de ella que tuve en mis manos. El álbum abarca tres períodos. Los primeros diez temas son parte de un concierto que la cantante dio en enero de 1954 en Alemania junto a músicos de la talla de Buddy DeFranco, Carl Drinkland y Sonny Clark. Después sigue con cuatro canciones grabadas en Nueva York para el sello Aladdin y cierra con una versión tempranera de Trav’lin’light grabada en 1942 en Los Angeles para el sello Capitol. Imprescindible para empezar a descubrir su música

Billie HolidaySongs for distingué lovers (1957). Este disco fue editado por el sello Polygram originalmente con seis canciones: Day in day out, A foggy bay, Stars fell on Alabama, One for my baby, Just one of those things y I didn't know what time it was. Varios años después salió una edición con doce canciones y luego otra con 18. Al igual que en Ladyin Satin, la voz de Billie es oscura y denota la pesadilla que estaba viviendo. Pero lo asombroso es que interpreta cada uno de los temas con un feeling imposible de superar. La banda que la acompaña es un verdadero lujo: Ben Webster (saxo tenor), Harry “Sweets” Edison (trompeta), Barney Kessel (guitarra), Jimmy Rowles (piano), Red Mitchell (bajo) y Alvin Stoller (piano). Son canciones para escuchar hasta morir.

Dee Dee Bridgewater - Eleanora Fagan (1915-1959) / To Billie with love from DDB (2010). Dee Dee tiene 60 años y nació en Memphis. Como muchos músicos de color que no encontraron su lugar en los Estados Unidos y tuvieron que emigrar a Europa, ella logró consolidar su carrera en Francia. Su primer disco solista lo grabó en 1974 (Afro Blue) y desde entonces lleva editados unos 15. El último, del año pasado, es un fabuloso tributo a Billie Holiday (cuyo verdadero nombre era Eleanora Fagan). Basta escuchar el primer tema, Lady sings the blues, para darse cuenta que estamos en presencia de algo más que un tributo. Dee Dee le impone su propio estilo a las canciones devolviendo de alguna manera todo lo que aprendió de Billie. La acompañan James Carter (saxo y clarinete), Edzel Gómez (piano) Cristian McBride (bajo) y Lewis Nash (batería). Brillante.

Billie Holiday – Remixed & reimagined (2007). Este disco no es para puristas. El sello Columbia reunió a una serie de músicos, rappers y disc jockeys para abordar desde una perspectiva más moderna la música de Billie Holiday. El resultado es dispar. Hay algunos temas que están realmente buenos, que tienen mucho groove, pero hay otros en donde se pierde la esencia de Lady Day. De todas maneras, es un buen álbum para que las nuevas generaciones lleguen a ella y también para escuchar en una fiesta o en una reunión con amigos. En cierta medida es una demostración de que, más allá de los arreglos o el coqueteo electrónico, su música es universal y eterna.

4 comentarios:

Alberto Moreno dijo...

Grosa de toda grositud

THE SEVEN DOCTORS SAY dijo...

entre mis vinilos preferidos esta un greatest hits de la holiday, ya bastante gastado, ideal para noches de lluvia, donde el ruido de la pua se mezcla con el del agua cayendo...

eso mas un vinito y quedas como un duque, la mina no puede oponer resistencia a tanto...

Martín Luka dijo...

muy bueno el blog martin

Paul Citaro dijo...

Tremendo Martín!