La primera vez que escuché a los White Stripes no me impactaron demasiado, salvo por el tema Seven Nation Army, del disco Elephant. El resto me pareció muy básico. Debo admitir que algún prejuicio me traicionó en ese momento. Tiempo después volví a escucharlos y realmente entendí qué buscaba Jack White con ese formato y ese estilo: un rock and roll minimalista y potente en el que él podía expresar de manera libre su pasión por el blues.
Hace pocos días me di un gusto enorme: vi la película It might get loud, de Davis Guggenheim. En ella, Jimmy Page, The Edge y Jack White cuentan sus vivencias con la música y las guitarras. Luego se juntan a intercambiar puntos de vista y a tocar (una hermosa versión de The Weight, de The Band). Jack White explica que el rojo, el negro y el blanco, y el dibujo del caramelo en la batería de Meg son todas distracciones para ocultar lo que hacen: tocar como Son House. “Estamos flotando alrededor de la estructura del blues”, admite. “Cuando escuché Grinnin’ in your face supe que era lo que quería hacer con mi vida. Aún hoy me sigue pareciendo la mejor canción del mundo”.
Guitarra y batería es la fórmula de los "hermanos" White. El sonido es un combo feroz de garage rock, punk y blues. Música sencilla de las entrañas de la ciudad de Detroit. Comprendo a los puristas del blues que los castigan o desprecian, pero su música no está destinada a ellos. Es para ese pequeño y desmembrado grupo de jóvenes oyentes que no se conforman con la oferta actual de máquinas, efectos y melodías pasajeras. Los White Stripes ofrecen un camino diferente para llegar a la verdad. Hay varios blues en sus discos: Stop breaking down, de Robert Johnson y el tradicional St. James Infirmary blues, en el álbum debut de 1999. En De Stijl, de 2000, interpretan Death letter, de Son House, y Your southern can is mine, de Blind Willie Mc Tell. En los restantes discos hay varios blues de Jack White.
Más allá de sus proyectos paralelos, The Raconteurs -donde el blues no parece tener tanto espacio- y The Death Weather, o sus colaboraciones con los Rolling Stones, la cantante country Loretta Lynn o Alicia Keys en la última película de 007, Jack grabó para la banda de sonido de la película Cold Mountain un par de temas y una muy buena versión de Sitting on top of the World.
Con todo, la música de los White Stripes es una fusión de Son House, Jon Spencer, The Stooges, Led Zeppelín, Robert Johnson, R.L. Burnside y los New York Dolls. Con una década en el ruedo se han convertido también en influencia de muchas otras bandas que siguen ese concepto de blues crudo, amplificado y absorbente: The Black Keys, Holly Golightly and The Brokeoffs e incluso The Coral, por nombrar sólo a algunos.
Los géneros musicales van tomando distintas direcciones. La música es dinámica y muchas variables influyen en su desarrollo y estructura, más en estos tiempos híper globalizados. Así como la migración de los negros del Mississippi alteró el la esencia acústica del blues, estas nuevas bandas hacen algo parecido. En el caso de los White Stripes, ya lo dijo Jack: detrás de todo está el blues.
2 comentarios:
Escucho a los White Stripes desde 2001. Los ví en el Luna Park en 2005. Una cosa impresionante. Dos personas sonando como una banda de cinco tipos. En vivo era casi como escuchar a Zeppelin en 1970. Es el mismo concepto, con algunos agregados de garage y punk rock.
WS rocks!!!!!!!!!!!!!
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