Es tiempo de volver al pasado para entender la música del futuro. Es un hecho que 1968 fue el año en que Jimi Hendrix llegó a picos creativos inimaginables hasta entonces con la grabación de Electric Ladyland, uno de los discos más complejos y revolucionarios de la historia del rock. Electric Ladyland es a Hendrix lo que Sgt. Pepper a los Beatles, Disraeli Gears a Cream, o The Dark Side of the Moon a Pink Floyd. La relación tumultuosa y conflictiva con la Experience, su banda, se potenció poco después de su lanzamiento y eso derivó en la separación del grupo. Pero entre febrero y mayo de 1969 Hendrix, Noel Redding y Mitch Mitchell grabaron un puñado de canciones pensando en una secuela de Electric Ladyland que nunca se concretó. Por la separación del grupo ese material durmió en viejas cintas durante casi 40 años. Ahora esas canciones verán la luz. Se editarán la semana que viene bajo el nombre de Valleys of Neptune. Un Hendrix auténtico interpretando nuevas versiones de algunos viejos clásicos: Fire, Red House, Stone Free; y también algunos temas inéditos. La sorpresa es la propia Valleys of Neptune, grabada en The Record Plant, de Nueva York, con Mitchell y Billy Cox en el bajo. Este "nuevo" álbum fue producido por Eddie Kramer (ingeniero de sonido de Electric Ladyland) junto a la hermana de Hendrix, Janie, y John McDermott. Las canciones de Valleys of Neptune tienen cuatro décadas pero al escucharlas parece como que fueron grabadas ahora. El pasado se mezcla con el futuro como en la serie LOST, donde los protagonistas van y vienen en el tiempo, entre flashes perturbadores.
1 comentario:
buenisimo Martin
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