Por René Roca
El escarlata líquido rechazaba las fotos que Martín intentaba del vino y de mi rostro. La botella de Rancho Zabaco, no quería ni fama ni bloggerias. Buscaba partidarios y nosotros éramos sus iniciados. El californiano sorprendió. Habló de cómo disfrutar momentos como éste. Nos mostró su espíritu de aromas frutales, de presencia ineludible, similar a la de una hermosa mujer que irrumpe en una fiesta.
Y la magia se hizo sonido. La música forraba las paredes del lugar, como una biblioteca del blues incapaz de pasar inadvertida flotando por el Mississippi. La sombra de Encías Sangrantes bailoteaba, redonda, sobre la pared, fundiendo su saxo en el eco rojizo de la copa del vino nacido de la uva Zinfandel. Habíamos aprendido. El momento estaba siendo disfrutado.
2 comentarios:
Que Groso!!!
Liz dice: escritor, saxo, bebida sagrada... Este blog llegó a su clímax.
¡MUY BUENO!
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