martes, 16 de abril de 2024

Tom Jones, la voz que desafía al paso del tiempo

Pasaron apenas seis minutos de las 21 y el experimentado cantante aparece en el escenario y se sienta en una banqueta. Acompañado por Paddy Milner al piano, comienza a cantar Growing Old, de Bobby Cole. “Me estoy volviendo viejo…”, entona con la voz tranquila, casi irreconocible. Es una declamación, pero también es una trampa. Ese hombre canoso que está frente a nosotros es una leyenda que pronto cumplirá 84 años y cualquiera podría pensar que sus días de gloria han quedado atrás. Nada más errado. Termina la canción, ingresa el resto de la banda y empiezan a sonar los primeros acordes de una canción épica que pocos de sus seguidores conocen. Entonces su voz envuelve a todo el Movistar Arena y ya nada más importa. Es como un fenómeno climático del cual uno no puede refugiarse. Te arrastra y te eleva. Ese es el efecto que solo él puede lograr. En algún momento también lo consiguieron Elvis, Sinatra y Pavarotti, pero ya no están entre nosotros. Tom Jones, sí.

Su aspecto de lord inglés no desentona con su robusta y profunda voz. Es la historia viva del pop de los últimos 60 años y es la sexta vez que se presenta en Buenos Aires. Lo hizo en 1974, luego en 1980 y más acá en el tiempo en 2007, 2010 y 2016. El público, en su gran mayoría veteranos de mil noches, lo reciben con una gran ovación. Más allá de que Not Dark Yet, de Bob Dylan, les resulte ajena, saben que lo que está por venir será único e inolvidable.

Antes de comenzar el tercer el tema, el galés hace una breve introducción. Cuenta que la siguiente canción la grabó por primera vez en noviembre de 1964, y que en marzo de 1965 ya era número 1 en Inglaterra. Es la conexión que faltaba con su público, una que sepamos todos. It's Not Unusual no pasa como si nada a pesar de que no es la versión crooner que todos escucharon cientos de veces, sino una más remozada aunque igual de pegadiza. Sigue con What's New Pussycat?, ahora con Milner en acordeón, que le dan al viejo clásico que tomó de la película de Woody Allen un tono circense. Pasaron poco más de 10 minutos desde el comienzo y la fiesta es total.

La recuerda a Dusty Springfield con The Windmills Of Your Mind -que como Not Dark Yet está en su último disco Surrounded by Time- en la antesala del que será el momento más caliente de la noche: su éxito dance de 1999, Sexbomb, lo transforma en un blues bien crudo, demoledor. Arranca cantando casi como si estuviera en el Delta del Mississippi, con el respaldo del notable guitarrista Scott McKeon, y luego la banda se electrifica estilo Chicago. Energía pura. Como Jesús con Lázaro, levántate y anda, Tom Jones canta y todos comienzan a bailar.

Interpreta otras versiones de su último álbum como Popstar, Lazarus Man, Talking Reality Television Blues y la sublime One More Cup of Coffe, también de Bob Dylan, y algunos covers de su repertorio tradicional como Green, Green Grass Of Home y Delilah. Otro momento extraordinario se da con Tower of Song, de Leonrad Cohen, donde subraya la frase “nací con el don de una voz de oro” y alcanza un registro vocal que eriza hasta las paredes.

Sobre el final, lanza dos hits ochentosos -You Can Leave Your Hat On y Kiss- para que ya nadie más se siente en sus sillas. Tras un breve intervalo, casi dos horas después del comienzo, vuelve para los bises. Primero con One Hell of a Life, en la que pide: “Cuando esté muerto (…) Sólo recuerden que tuve una vida increíble” y luego se zambulle en dos rocanroles primarios - Strange Things Happening Everyday y Johnny B. Goode- para cerrar una noche única, en la que una voz, otra vez, venció al paso del tiempo.

domingo, 14 de abril de 2024

El primer LP de los Rolling Stones y la consolidación de la rebeldía en el rock & roll


Hace 60 años, el rock and roll experimentó un nuevo Big Bang con el lanzamiento del primer LP de los Rolling Stones, un álbum homónimo que marcó un antes y un después en la historia musical, y forjó la leyenda de la banda que desafiaría las normas para conquistar el mundo. Allí estaban Mick Jagger y Keith Richards, también estaba Brian Jones, con un ascendente muy fuerte sobre la banda por entonces, los tres respaldados por la notable sección rítmica conformada por Byll Wyman y Charlie Watts, y bajo la tutela del manager Andrew Loog Oldham.

Los meses previos a la grabación estuvieron cargados de trabajo y aprendizaje. La banda se había convertido en una sensación en los clubes de Londres con su explosiva mezcla de blues, R&B y actitud irreverente. En 1963, firmaron contrato con Decca Records y se embarcaron en la aventura de grabar su primer disco. El estudio elegido fue Regent Sound. Si bien ya habían pisado un estudio meses antes, para la grabación del single Come On / I Want to Be Loved y luego para el sencillo I Wanna Be Your Man / Stoned, esta experiencia sería mucho más intensa y decisiva. Las sesiones de grabación se extendieron entre enero y abril de 1964, con un ritmo frenético y una energía contagiosa. Los músicos, con apenas 20 años de edad, estaban ansiosos por plasmar su sonido en un vinilo de larga duración.

El trabajo en el estudio se caracterizó por la espontaneidad y la experimentación. Oldham, con su visión aguda, guio al grupo mientras exploraba diferentes estilos y sonidos. La mayoría de las canciones eran versiones de clásicos del blues y del rock and roll, pero con su propio sello. La guitarra punzante de Richards, la voz poderosa de Jagger, la batería precisa de Watts y el bajo pulsante de Wyman se combinaron con los aportes de Brian Jones, por su expertise como mulitinstrumentista y su profundo conocimiento de la música negra,  para crear una energía electrizante.

El 16 de abril de 1964, el primer LP de los Stones llegó a las tiendas de Reino Unido y se convirtió en un éxito inmediato. Trepó al puesto número uno en los charts británicos, donde permaneció por 12 semanas. El 30 de mayo fue lanzado en Estados Unidos y enseguida se posicionó en el puesto 11 del ranking de Billboard.

El impacto de su primer álbum fue monumental. El grupo se convirtió en un símbolo de rebeldía y libertad, y su música en la banda sonora de una generación que buscaba romper con las tradiciones. Un profundo cambio cultural estaba en marcha y los Stones aparecieron para disputarle el liderazgo de esa movida a los Beatles, que entonces les llevaban una leve ventaja.

A diferencia de la producción meticulosa de la época, el sonido del primer disco de los Rolling Stones es crudo y sin pulir. Las imperfecciones y la energía bruta de la banda son parte de su encanto, algo que se destacaba en sus actuaciones en vivo.

El álbum versión inglesa comienza con (Get Your Kicks On) Route 66, de Bobby Troup, quien escribió la canción en 1946, que primero grabó Nat King Cole junto a su King Cole Trio, en un estilo volcado hacia el jazz. Pero la versión que inspiró a los Stones fue la Chuck Berry de 1961. Era la esencia misma del rock & roll.

Luego sigue con I Just Want To Make Love To You, composición de Willie Dixon y grabada por Muddy Waters en mayo 1954. Los Stones transformaron un blues lento y corrosivo en un acelerado rhythm and blues. El tercer tema es Honest I Do, del músico de blues Jimmy Reed. La versión de los Stones es un blues cansino bastante fiel al original. Completan el lado A I Need You Baby (Mona), escrita en 1957 por Bo Diddley; Now I’ve Got A Witness (Like Uncle Phil And Uncle Gene), una adaptación instrumental de la canción Can I Get A Witness, que lleva la firma de Nanker Phelge, un pseudónimo utilizado entre 1963 y 1965 para las composiciones de todos los integrantes de la banda; y Little By Little escrita por los Stones y Phil Spector e inspirada en Shame, Shame, Shame de Jimmy Reed.

El lado B comienza con I’m A King Bee, escrita por Slim Harpo, uno de los músicos más de blues más influyentes de la década del cincuenta. La versión es muy fiel a la original: sobresale el deslizante sonido del bajo de Bill Wyman, Brian Jones se destaca con el slide y Jagger con la armónica. Del blues pantanoso pasan al rock & roll más clásico de Chuck Berry con una exquisita interpretación de Carol, para luego zambullirse en una balada pop como Tell Me (You’re Coming Back). El siguiente tema está conformado por Can I Get A Witness, canción con la que Marvin Gaye había brillado un año antes.

La penúltima canción sondea los campos sonoros del góspel. Se trata de You Can Make It If You Try, compuesta por Ted Jarrett y grabada Gene Allison en 1957. Y cierran a puro Memphis con Walking The Dog, de Rufus Thomas, uno de los emblemas del sello Stax.

La versión estadounidense del disco, a la que como título le agregaron England’s Newest Hit Makers, difiere de la inglesa porque dejaron afuera I Need You Baby (Mona) para agregar como tema incial Not Fade Away, en la que realzan el sonido de Bo Diddley para transformarla en un gran éxito.

De la grabación participó activamente al piano Ian Stewart, el sexto stone, pero que no era “uno más de la banda” por una decisión del manager porque consideraba que su imagen no encajaba con la de todos los demás. También fueron de la partida Gene Pitney y los miembros de los Hollies Graham Nash y Allan Clarke que sumaron sus voces en Little By Little.

El álbum fue el inicio de una historia que sigue hasta el día de hoy, con cientos de canciones enormes en el medio, las muertes de Brian y Charlie, las deserciones de Wyman y Mick Taylor, y con el peso del rock & roll que tanto Mick como Keith, y Ronnie Wood, saben llevar con mucha dignidad, gracia y talento. ¡Larga vida a los Rolling Stones.