El éxito de Muddy Waters en Chicago comenzó con una mentira. En septiembre de 1947, el músico repartía persianas venecianas para la empresa Westerngrade cuando un amigo suyo le avisó que el pianista Sunnyland Slim quería contratarlo para las sesiones que tenía previstas con el flamante sello Aristocrat. Según el libro Chicago Blues, de Mike Rowe, Muddy, que por entonces tenía 34 años y llevaba poco más de tres en esa ciudad, esperaba ansioso su oportunidad. Sin dudarlo llamó a su jefe y le dijo que necesitaba el resto del día libre porque su primo había sido asesinado en un callejón. Así fue como el futuro padre del blues de Chicago accedió al estudio de grabación junto al reputado pianista y grabaron el sencillo que llevaría el tema Gypsy Woman en el lado A y Little Anna Mae en el B.
Esa sesión no era la primera de la que participaba Muddy
Waters en Chicago. En 1946 había grabado Mean
Red Spider como miembro de la banda de James "Sweet Lucy" Carter
y otro puñado de temas para Homer Harris y James “Beale” Clark para el sello
Columbia. Además arrastraba la experiencia rudimentaria, pero de un valor
histórico inconmensurable, de las grabaciones del más puro Delta blues en la
plantación Stovall y Clarksdale, en Mississippi, para Alan Lomax a comienzos de
esa década.
Pero esa aparición junto a Sunnyland Slim fue decisiva para
su carrera. Marcó el inicio de su relación comercial con los hermanos Phil y
Leonard Chess, que pronto le cambiarían el nombre a Aristocrat por el de Chess
Records, que se volvería la gran usina de blues eléctrico de Chicago de la
década del cincuenta. En esos años dorados, el sello contó con Muddy Waters
como músico insignia, pero también tuvo entre sus filas a otros popes del
género como Howlin’ Wolf, Willie Dixon, Little Walter, Bo Diddley, Chuck Berry,
Sonny Boy Williamson II y Buddy Guy, entre otros.
En ese período de poco más 15 años, desde 1948 hasta 1963,
Muddy Waters grabó un catálogo formidable que incluye clásicos como I Can't Be Satisfied, I Feel Like Going
Home, Rollin' And Tumblin', Rollin' Stone, Walking Blues, Long Distance Call,
Blow Wind Blow, Hoochie Cooche Man, I Just Want To Make Love To You, I'm Ready,
Manish Boy, Forty Days & Forty Nights, Got My Mojo Working y Rock Me, entre muchos otros. Chess
también lanzó los LP’s The Best of Muddy
Waters, Muddy Waters Sings Big Bill Broonzy, Folk Singer y At Newport, este último uno de los
discos en vivo más trascendentes de la historia del blues.
A comienzos de los setenta, Muddy Waters empezó a compartir
escenarios y estudios de grabación con músicos blancos. Como fruto de esa
experiencia surgieron los álbumes Fathers
& Sons con Mike Bloomfield y Paul Butterfield; The London Sessions con Steve Winwood, Rory Gallagher y Rick Grech;
y el Woodstock Album junto a miembros
de The Band. Fue un momento de profundos cambios y transición. En 1975, en
medio de una demanda por la falta de pago de regalías, llegó a su fin su
relación con Chess, que ya no pertenecía a los hermanos.
Pronto vendría la etapa de la reivindicación. Llegó de la
mano de Johnny Winter, el guitarrista texano que había dejado atrás su adicción
a la heroína y el Arena rock para volver a las fuentes del blues. El albino
sumó a Muddy Waters como invitado en su álbum Nothin’ But The Blues y luego le produjo sus últimos cuatro discos,
tres de estudio y uno en vivo, para el sello Blue Sky Records, subsidiario de
Columbia: Hard Again (1977), I’m Ready (1978), Muddy Mississippi Waters Live (1979) y I’m a King Bee (1981). Una de las últimas apariciones de Muddy
Waters en público fue en el Checkerboard Lounge de Chicago, que quedó
inmortalizada en video porque compartió escenario con los Rolling Stones como
invitados y donde Mick Jagger siempre será recordado por el jogging rojo de
dudoso gusto.
Muddy Waters murió el 30 de abril de 1983, hace hoy 40 años,
de un ataque al corazón, aunque su salud se había deteriorado a lo largo del
último año. Según algunas reseñas tenía 68 años y otras 70. Si bien el día de
su cumpleaños nunca estuvo en discusión, el 4 de abril, el año sigue siendo una
incógnita. El legado de McKinley Morganfield, su verdadero nombre, es enorme.
No solo por lo que estableció al blues de Chicago como estilo musical, sino por
lo que representó para aquellas bandas de rock surgidas en los años sesenta y
setenta que tomaron su música y la reformularon hasta alcanzar el estrellato.
Muddy Waters marcó un antes y un después en la historia de la música popular. Y
todos le deben algo a él.
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