El escritor, investigador y ensayista Martín Kohan dijo en una entrevista en La Nación que es indispensable separar al artista de su obra. "Lo que una determinada persona pueda parecernos no determina en ningún sentido lo que pueda llegar a parecernos una obra que esa persona ha hecho. Una obra nunca se reduce a la intencionalidad que su autor pudo tener, por suerte, porque, si así fuera, el lugar de los receptores sería más bien pasivo. Por ende, la posición que se tome respecto de un autor y la posición que se tome respecto de una obra no tienen por qué ser correlativas”. De no ser así, puede interpretarse, un lector progresista o de izquierdas se perdería de leer, por ejemplo, La tía Julia y el escribidor o Travesuras de la niña mala, dos libros esenciales de la literatura latinoamericana contemporánea, por el solo hecho de coincidir con el pensamiento ultra liberal y de derecha de Mario Vargas Llosa.
Algo parecido sucede ahora con Eric Clapton. Sus últimos actos públicos fueron muy cuestionados. Por un lado, demandó a una mujer alemana que puso a la venta por 11 dólares un cd suyo pirata en eBay. Además, se difundió una foto que se tomaron junto al guitarrista Jimmie Vaughan con el gobernador de Texas, Greg Abbott, conocido por sus políticas anti-aborto y en contra del matrimonio homosexual. Pero lo que realmente lo puso en el centro de la escena es su militancia antivacunas. Como bien escribió Daniel Garrán para Los 40 Classic, “se ha convertido en un personaje polémico, incómodo y, para muchos, hasta peligroso en estos tiempos que corren, instalados en la cultura de la cancelación”.
Ahora bien, ¿cómo afecta esto a su música? Su último disco, The Lady in The Balcony-Lockdown Sessions, como se desprende de su nombre, fue grabado en plena pandemia. Según refieren las notas del álbum del periodista británico Paul Sexton, a comienzos de año, debido al avance del Covid-19, le cancelaron los shows que tenía previstos para dar en mayo en el Royal Albert Hall de Londres. Entonces, decidió juntar a su banda en Cowdray House, en West Sussex, para grabar un disco en vivo, aunque sin público. Así fue como, junto al tecladista Chris Stainton, el bajista Nathan East y el baterista Steve Gadd, registró poco más de una docena de canciones que, en buena medida, resumen su carrera y sus influencias.
Es cierto que no hay grandes novedades en el disco -más allá del homenaje que le rinde a Peter Green versionando Black Magic Woman y Man of The World-, y que incluso muchos piensen que es una especie de Unplugged II, pero el feeling del álbum es asombroso y el sonido tiene una fidelidad exquisita.
El clima relajado y distendido que lograron los músicos no se condice con la postura negacionista y reaccionaria que mostró Clapton en el último tiempo. Basta con escucharlo cantar en el comienzo Nobody Knows You When You're Down and Out para darse cuenta de por dónde irá la cosa, mientras que sus recreaciones de temas como Key to The Highway, Bad Boy, Got My Mojo Working, Going Down Slow, Rock Me Baby y Long Distance Call nos recuerda que el blues es parte de su esencia, cómo lo definió en From The Cradele, su álbum del 94: “Desde la cuna hasta la tumba”.
Hay renovadas versiones de After Midnight, tema de J.J. Cale que él convirtió en un éxito en 1970, Layla, Bell Bottom Blues, Golden Ring, Tears in Heaven y River of Tears, con los que de alguna manera repasa algunos de sus momentos más memorables de sus más de cinco décadas de carrera como músico profesional. Es probable que esto sea un revisionismo de su parte, no exento de nostalgia y reflexión por tratarse de un hombre mayor que sabe que el valor del tiempo ahora ya no es como antes.
Más allá del título The Lady in The Balcony, que refiere a su esposa Melia, la única persona no afectada a la grabación que presenció toda la sesión, en el disco prescinde de su mensaje antivacunas y en contra del uso del tapabocas y los confinamientos, lo cual llama no deja de llamar la atención. Es como que de alguna manera logró desdoblarse del personaje que creó en pandemia para poder dar rienda suelta a su arte en un contexto diferente y sabiendo que, posiblemente, no tenga muchas más oportunidades de hacerlo en el futuro. Es como que él mismo hizo ese click de separar su obra su pensamiento y eso hay que agradecérselo. Porque este es su verdadero legado, y por lo que siempre lo recordaremos, son sus canciones.
2 comentarios:
No sé si ya lo dije.... pero Clapton is God
Excelente reseña Martín Sassone , me gustó mucho el disco. Coincido.
Publicar un comentario