sábado, 22 de agosto de 2020

La vida de Bryan

 

Bryan Lee
Bryan Lee en The Saloon, abril de 2012.

Bryan Lee es una institución de Nueva Orleans, aunque haya vivido allí la mitad de su vida. Se radicó en 1982 cuando tenía 39 años y para entonces ya había acumulado un digno curriculum blusero: venía de tocar bastante en su Wisconsin natal, donde se ganó la amistad y el respeto de Luther Allison, y había sido telonero de Muddy Waters. Este último fue quien le dijo una frase que lo marcaría por el resto de su vida: “Bryan, amigo, nunca dejes de tocar. Algún día serás una leyenda”. 

Bryan Lee murió este viernes a los 77 años. Así lo despidieron en su página de Facebook: “Bryan dedicó su vida a compartir su don de la música. En las notas de su reciente álbum de blues-gospel, Sanctuary, escribió: ‘Un regalo no es un regalo a menos que lo compartas. Dios me dio el regalo del blues y quiero compartirlo contigo’. Dedicó cada uno de sus 18 álbumes primero a Jesucristo, su Señor y Salvador, y su pasión brillaba con cada nota”. De esta despedida y de las letras de sus canciones se desprende que era un hombre muy religioso, además de un guitarrista extraordinario y un gran cantante.

Quedó ciego cuando tenía ocho años y, como muchos músicos de su generación, creció escuchando la radio. Así llegó el blues a sus oídos, género que luego combinaría con su fe para darle identidad a su música. Primero quedó atrapado por el sonido de T-Bone Walker y el de Elmore James y más tarde se metió profundamente a estudiar el blues de Chicago. Pero fue el estilo de Freddie King el que más lo movilizaría. 

Al llegar a Nueva Orleans se reinventó como el Braille Blues Daddy y durante décadas tocó hasta cinco días a la semana en casi todos los bares del Barrio Francés, especialmente en el Old Absinthe House. Fue precisamente en ese lugar donde le dio un espaldarazo a Kenny Wayne Shepherd, a quien presentó arriba del escenario cuando apenas tenía 13 años. 

Shepherd lo despidió por redes sociales: “La comunidad de blues perdió a una leyenda y yo perdí a un querido amigo y mentor. Bryan Lee me dio mi primera oportunidad en un escenario frente a una audiencia en Bourbon Street, en Nueva Orleans, cuando tenía 13 años. Se suponía que debía tocar solo dos canciones con su banda, pero Bryan no me dejó bajar del escenario hasta las 4 am. Así comenzó una amistad de toda la vida. Esa noche en el escenario, Bryan me dio confianza para seguir adelante como intérprete. Su guía y aliento fueron monumentales para un niño que intentaba abrirse camino en el negocio de la música. He mantenido el espíritu de Bryan conmigo y en mi música a lo largo de los años e hice todo lo posible para mantenerlo involucrado en las cosas divertidas que estábamos haciendo. En mi documental 10 Days Out Blues From The Backroads se puede observar el interior del alma de un hombre que nació para tocar blues. Descansa en paz Bryan. Te queremos mucho”. 

Bryan Lee se hizo un nombre en Nueva Orleans. Si no fue más popular a nivel mundial se debió a los problemas de salud que lo aquejaron durante toda su vida. No pudo tener una regularidad con las extensas giras, aunque sí tocó en Europa y, en Sudamérica, participó de un festival de blues en Brasil, donde conectó muy bien con la banda de Igor Prado. 

Su fervor religioso lo llevó a superar uno de los momentos más críticos de su vida cuando, en 2004, el huracán Katrina destruyó su estudio de grabación y todos sus equipos. “Al principio quedé devastado, pero luego pensé en que mis seres queridos estaban bien y le agradecí a Dios”, comentó luego.

Ese fue Bryan Lee. 

                                                                               ***

Dos momentos me unen a él. El primero ocurrió a mediados de 1994. Llegué por primera vez a Nueva Orleans en tren desde Houston y me alojé en un hostel que estaba a metros del Barrio Francés. Me hice amigos de un grupo de escoceses y australianos con los que compartía habitación y la primera noche salimos a recorrer los bares de Bourbon Street. Así fue como caímos en el Old Absinthe House. Era viernes y estaba atestado de gente, Lee le sacaba llamas a su guitarra y la gente estaba enloquecida mientras nosotros trasegábamos una lata de Abita tras otra. Hasta ese día nunca había escuchado hablar de él. Al día siguiente me metí en una disquería y me compré su disco Braille Blues Daddy. 

El segundo encuentro fue en abril de 2012. Nueva Orleans fue el primer destino de un viaje al interior del Mississipi. La primera noche vi que Bryan Lee se presentaba en The Saloon, también sobre Bourbon Street, y fui después de comer un exquisito Jambalaya. Ocupé una mesa frente al escenario con un vaso de Jack Daniels. El show duró dos horas y el guitarrista ametralló un blues detrás de otro. Down home blues, I'll play the blues for you, Heat seeking missile y My lady don't love my lady fueron algunos de los temas que tocó. Pero lo mejor vino cuando sus solos furibundos desangraron una notable versión de Blues with a feeling. "I'm in a Freddie King mood today", dijo antes de estrujar las cuerdas de su guitarra preferida, la Gibson Flying V negra.

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