jueves, 8 de junio de 2017

Estamos bien los 138


Son 138. Pero podrían ser 271 o 327. Seguro que Ernesto Catrillón y Sergio Coscia escucharon muchos más. Por eso ellos, que se conocieron en una disquería, uno como cliente y el otro como vendedor, tuvieron la genial idea de recopilar álbumes que fueron olvidados, malditos y despreciados por la crítica en su momento, que ahora, con el paso del tiempo, cobran un nuevo valor. Los volvieron a escuchar y escribieron sobre ellos.

Pocas cosas son tan placenteras como escuchar música o leer un libro. Y lo bueno de Los 138 discos que nadie te recomendó es que te permite hacer las dos cosas a la vez. Y la tecnología de hoy ayuda. Muchos de esos álbumes están descatalogados o son muy difíciles de conseguir. Pero están por ahí, dando vueltas en el infinito de Internet. El que sabe buscar los encuentra. Obviamente no es lo mismo que escuchar el vinilo, eso es obvio, pero al menos uno puede calmar su curiosidad enseguida y con un sonido aceptable.

Peter Green
Ernesto Castrillón fue mi profesor de Historia en el colegio secundario. Sus clases eran las más entretenidas de todas. En sus ratos libres profesaba, como un pastor apasionado, su biblia musical: los Beatles, los Kinks, Cream, Fleetwood Mac y todo el rock de los sesentas. Pero más allá de sus gustos lo que transmitió fue el amor por la música. El libro revela a ese personaje que nosotros conocimos hace más de 25 años. Cada una de sus reseñas, que abundan más en la primera parte, está escrita con la misma pasión y entusiasmo con la que nos hablaba en el colegio.

El libro me hizo volver a escuchar con muchas ganas Future Blues, de Canned Heat; Super Session, de Al Kopper, Michael Bloomfield y Stephen Stills; Band of Gypsis, de Hendrix; y Love is de los Animals. También descubrí una versión alucinante de Can´t find my home que Gilberto Gil grabó a comienzos de los setenta durante su exilio en Inglaterra, y que en 1969 Capitol Records editó aquí en la Argentina un LP de Lou Rawls. Entre los 138 discos hay varios de producción nacional, con una clara preferencia por el legado musical del Flaco Spinetta. Almendra II, para los autores, es un clásico disco a "los que el tiempo le dio la razón". Y Spinettalandia y sus amigos es un "disco maldito". Otros álbumes que destacan son el debut de Aquelarre; El León, de Manal; y Seremos amigos, de Los Gatos.

También pasan por estas páginas discos más conocidos como Ram de Paul McCartney y el volumen 1 de los Traveling Wilburys u otros que difícilmente escuchemos mientras vivamos como el de calypso de Robert Mitchum. Y ese es otro aspecto que caracteriza a la obra y a los autores: la diversidad de estilos y sonidos. The Youngbloods, Smith, Procol Harum, Roxy Music, Ian Hunter, Joni Mitchell, Curtis Mayfield le dan color a un libro cargado de información y datos: un verdadero jukebox con tapa blanda.

Como los 33 mineros chilenos, estos 138 discos fueron rescatados por Castrillón y Coscia de las profundidades del olvido y, más allá del gusto de cada uno, todos estos álbumes tienen todavía mucho que ofrecer.

1 comentario:

Oscar Castro dijo...

Tenés razón. Hay pocas cosas tan placenteras como escuchar música y leer...sobre música. Lo voy a buscar. Tiembla mi pobre economía