Neil Young hizo de todo. Grabó discos acústicos y eléctricos. Rock, rockabilly, folk, country, grunge, música experimental y blues fueron algunos de los géneros que abarcó en su extensa carrera. Compuso algunas de las más extraordinarias canciones de los últimos 50 años y tocó con Bob Dylan, Pearl Jam, Daniel Lanois y, por supuesto, con Crosby, Stills & Nash. Hizo un disco contra Bush, otro conceptual sobre un pueblo llamado Greendale, uno dedicado a los autos usados y otro doble en el que confrontó versiones acústicas de las mismas canciones con interpretaciones orquestadas. A esta altura es, sin dudas, uno de los músicos más creativos y activos del rock. Y, como evidentemente no puede parar, ahora arremete contra las corporaciones, haciendo foco en la agroquímica Monsanto.
The Monsanto Years es un disco estupendo, en el que de alguna manera vuelve al sonido de Crazy Horse pero sin los Crazy Horse. Lo acompaña Lukas Nelson & Promise of the Real, con una impronta más hilybilly. Los hijos de Willie Nelson, Lukas y Micah, están a cargo de las guitarras, y el resto de la banda la conforman Anthony Logerfo en batería, Tato Melgar en percusión y Corey McCormick en bajo.
El álbum suena espontáneo y tiene muy pocos clichés de las canciones de protesta. Neil Young canaliza su bronca contra la corporación a través de nueve canciones muy intensas, a veces con guitarras enfurecidas y distorsionadas, como en el track inicial New day for love; o con melodías más campestres, como Wolf moon en la que sopla su armónica al estilo Harvest. People want to hear about love tiene una sonoridad exquisita, así como en Let’s impeach the President, que sirve para potenciar su denuncia con cierta ironía: “No hablen de las corporaciones secuestrando todos sus derechos / No mencionen la pobreza en el mundo, hablen del amor global”.
En Big box, Neil Young otra vez descarga su furia melódicamente y con las guitarras encendidas: “Son demasiado grandes para equivocarse, demasiado ricos para ir a prisión”. Y arremete contra el gigante Walmart sin miedo a las represalias. A continuación, pone el foco en Starbucks. Rock Star Bucks a Coffe Shop tiene un ritmo más entretenido, animado por un coro de silbidos: “Yo quiero una taza de café pero sin GMO (organismos genéticamente modificados). No quiero empezar mi día ayudando a Monsanto”.
Workin’ man es muy enérgica, Young despliega unos solos imponentes. Luego baja unos decibeles para dar paso a Rules of change, en la que denuncia la pasividad de la justicia ante el avance corporativo. Monsanto years es todo un alegato: “El veneno está listo, es todo lo que la corporación necesita”. Young resume la problemática, el atropello, con una frase sencilla: “No estamos seguros ni hasta cuando compramos el pan para el desayuno”. El último tema, If I don’t know, potenciado por la exquisita armonía vocal de un coro, sigue en clave de protesta, pero ya no con letras tan directas sino de manera más metafórica.
Más allá de que reciba algunas críticas, Neil Young cumplió su meta. Elevó, en clave musical, su mensaje anti corporativo. Sus armas son sus canciones, tal vez poco para combatir al poder concentrado, pero al menos es un buen instrumento para generar conciencia.
3 comentarios:
Mata!!
Muy bueno!
Para vos, Vilma Ripoll!!
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