Raphael Wressing tiene 35 años, nació en Graz, Austria, y es un maestro del hammond B3. A pesar de su edad, ya grabó 16 discos propios, algunos junto al guitarrista Alex Schultz, y participó en más de 30 álbumes de otros artistas, entre ellos el último del brasileño Igor Prado, Way down south. Ahora acaba de sacar un nuevo trabajo, que es la síntesis de su viaje musical y espiritual a Nueva Orleans.
Soul gumbo es un disco que se caracteriza por su groove contagioso y por la potencia funk de los teclados de Wressing. Pero también por la vibrante guitarra de Alex Schultz y la jerarquía de los invitados que colaboraron en cada una de las canciones. El álbum comienza con Chasing rainbows, un tema del cancionero de Johnny Adams, en el que Tad Robinson complementa con su voz una andanada soul. Soulful strut es un funk instrumental con una brutal descarga de hammond que alterna con una sección de vientos comandada por Sax Gordon.
I want to know es una balda blusera con mucho feeling con el aporte en guitarra y voz del extraordinario Walter “Wolfman” Washington y la rítmica concisa de dos músicos locales como George Porter Jr. en bajo y Stanton Moore en batería. Mustard green es otro instrumental funky, algo así como una versión moderna de Booker T & The MG’s, en donde otra vez los diálogos entre Wressing y Schultz se vuelven elásticos y absorbentes. En Sometimes I wonder, Wressing cede el protagonismo al pianista Jon Cleary, uno de los músicos más destacados de Nueva Orleans, quien canta sobre un amor perdido.
Tad Robinson vuelve con Room with a view, de Lowell Fulsom, para desempolvar todo el blues contenido por Wressing. Una vez más la guitarra de Schultz toma el control de la escena y sacude con unos solos exquisitos. Slivovitz for Joe es otro cañonazo instrumental en el que el tecladista muestra que sus recursos son inagotables. Soul jazz shuffle tiene una libertad estilística fabulosa: Wressing estira los límites hasta que el saxofonista Craig Handy arremete con un solo inspirado en la tradición del hard bop. El disco termina con Larry Garner cantando Nobody special, una canción que se destaca por su hermosa melodía y un estribillo pegadizo.
Salvo por el tema en el que participa George Porter Jr., Wressing se encarga también de los bajos desde su hammond con absoluta naturalidad. El austríaco realizó un largo viaje para capturar la esencia de una de las ciudades más musicales de los Estados Unidos y lo consiguió. En cada acorde, en cada riff, en cada solo y hasta en los efímeros silencios se percibe el influjo de Treme, de Frenchmen Street y el Mardi Gras.
3 comentarios:
no lo conozco, voy a escucharlo!!!
muy buena pinta tiene esto! a escuchar!
Exquisita propuesta musical para acompañarla con una buena dosis de Milk Punch ! Un abrazo y nos vemos en la final de la copa jajaja
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