Su primera experiencia importante fue la participación en la
grabación del álbum Blues en Movimiento Vol I en español. Allí registraron tres
temas cuando todavía no tenían baterista y recurrieron a los servicios de
Gabriel Cabiaglia y Homero Tolosa para la sesión. El disco, Mala suerte amigo, apareció un año
después ya con Tavo Doreste en piano en lugar de Ros. Pero el grupo pronto se
disolvió porque los músicos no pudieron sostenerlo en medio de otros proyectos.
El último show que dieron fue en Tabaco, a fines de 2012, y luego Guido Venegoni
puso su alma y energía en Tamesis, Fede Verteramo se sumó a Easy Babies,
Costales armó su propia banda y Christian Morana se incorporó a El Club del
Jump. Pero siempre siguieron conectados entre ellos.
El show comenzó minutos antes de las 12 de la noche y casi
como una maldición vudú lo primero que se escuchó fue el sonido inequívoco de
un cable roto. Mientras lanzaban los primeros acordes de No va más, Morana apuró el cambio con un cable que le cedió Costales. Superado ese
inconveniente, el blues comenzó a fluir como si nunca hubieran dejado de tocar
juntos.
Guido Venegoni es un showman que no esconde nada. Cuando
arranca con sus registros agudos parece que va a hacer estallar la cristalería,
pero en algún punto logra un equilibrio y armoniza con un estilo muy personal.
Baila y arenga constantemente al público. Es incansable. El campeonato del
mundo logrado por la Selección argentina nos tiene todavía bien arriba y Guido, claro está, no es francés. En un momento comenzó a cantar a capella Muchachos y el público
lo siguió con ganas.
Cuando grabaron el álbum una década atrás, Fede Verteramo
era una promesa de la guitarra de blues en la Argentina. Hoy es un guitarrista
de nivel internacional. Se tomó muy en serio su trabajo, pulió su estilo con
mucha vocación y sentimiento y hasta logró un dominio magnético del slide. Jorge
Costales es otro elemento clave de la banda, aporta un swing contagioso cuando
tiene que solear con su armónica y luego se mantiene rellenando espacios, con
pinceladas rítmicas, y siempre bien ubicado. Eso ocurre también con Tavo
Doreste, tanto con el sonido del piano como con el hammond. Los dos juegan un
rol decisivo en la banda y se complementan a la perfección con una sección
rítmica que vuela, presidente, con Morana al bajo y Germán Pedraza en
la batería.
Promediando el show, Doreste le dejó su lugar a Gonzalo Ros, quien se subió para tocar los tres temas que habían grabado para el compilado de Blues en Movimiento: Decime algo, Son momentos y Todo va a estar bien. Una hora y media después, con el público pidiendo más, Los Huesos comenzaron a despedirse con Es mejor así y No lo ves querida. El recital llegaba a su fin, pero la historia sigue escribiéndose. La amistad que los une también.
¿Qué es un hueso de gato negro?
Un hueso de gato negro es un tipo de amuleto de la suerte
que se utiliza en la tradición mágica del vudú. Se cree que asegura una
variedad de efectos positivos, como la invisibilidad, la buena suerte, la protección
contra la magia maligna, el renacimiento después de la muerte y el éxito
romántico. Es una creencia que está muy arraigada en la cultura afroamericana
del sur de los Estados Unidos y, por ende, en el blues.