Bryan Lee soñó los arreglos musicales de Sanctuary la noche anterior a presentarse en un festival en una iglesia de Spitsbergen, en Noruega. Al día siguiente la tocó con su banda tal cual la había soñado y hasta decidió grabarla en ese país. Pero la revelación que se le presentó en ese lejano país nórdico tardaría siete años en ver la luz. Recién este año, Lee se juntó con el productor Steve Hamilton y terminaron de darle forma al disco. Se trata de un álbum de once canciones en las que el guitarrista ciego de Nueva Orleans expresa su amor a Dios y su gratitud a la vida.
En el álbum abundan los temas de tinte religioso y queda de manifiesto que el artista es un hombre de fe. En Fight for the light, el primer tema del disco, comienza con el groove del bajo y luego Lee canta que hay que luchar por la luz, que “Jesús te llevará muy alto” y que “Satán es un mentiroso”. Jesus gave me the blues es un funky con mucho hammond y coros en el que revela que, además del blues, también le dio el poder Espíritu Santo. En U-Haul habla de su búsqueda y lo qué encontró en su guitarra y el Señor. Only if you praise the Lord es como un sermón en una iglesia de las afueras de Nueva Orleans rodeado mucho color y fieles. En The Lord´s prayer y Jesus is my Lord and saviour también expone sus creencias y cuánto cambió su vida cuando le abrió las puertas de su corazón a Dios: “Solía fumar mucho, tomar muchas drogas y desear a la mujer de mi vecino, pero eso ya no lo hago más”.
El resto de los temas también son autorreferenciales. The gift es un shuffle monumental en el que recuerda sus inicios como músico, de cómo Chuck Berry y Little Richards lo inspiraron para tocar rock and roll y cómo la música de Freddie King lo volcó definitivamente al blues. Mr. Big es su crítica al “hombre importante”, que por más dinero que tenga y más gente se lleve por delante no va a alcanzar nunca la felicidad. Don't take my blindness for a weakness es un testimonio de cómo logró salir adelante pese a perder la vista cuando tenía ocho años. “Vos podés ver el sol, la luna y las estrellas. Yo solo puedo ver oscuridad, pero no tomes mi ceguera por una debilidad”, canta mientras la guitarra expresa con un solo muy sentido. Con Ain’t gonna stop deja sentado que va a seguir tocando hasta que “Jesús me lleve a casa”.
Y por supuesto está Sanctuary, la canción que motivó todo el disco, una melodía exquisita que Bryan Lee interpreta con mucha pasión acompañado por un hermoso coro y la guitarra dobro con slide de Greg Koch.
Bryan Lee logró fusionar muy bien la prédica religiosa con el blues y el resultado es un disco muy espiritual, pero con un ritmo atrapante y unos solos viscerales, que se puede llevar con absoluta naturalidad a un juke joint o a una pequeña iglesia donde brillan los coros gospel.