Jimmy Johnson fue uno de esos guitarristas que, como B.B. King, Otis Rush o Albert King, desarrollaron un estilo tan personal que solo necesitaba tocar un par de notas para que reconozcan su sonido. Durante años fue una figura central del blues de Chicago y fue creciendo en consideración con el paso de los años. Es difícil sostener que con su muerte se va uno de los últimos bluesmen auténticos, porque todavía quedan varios por ahí haciendo de las suyas, pero sí se puede afirmar que su partida deja un hueco que será imposible llenar. Jimmy Johnson falleció este lunes a los 93 años luego de que su salud se deteriora vertiginosamente en las últimas semanas.
La historia
de Jimmy Johnson está llena de vaivenes, pero es interesante comenzar esta
crónica con el Jimmy Johnson de pandemia. En 2020, cuando se impuso el
confinamiento, el guitarrista pasó a tener una actividad muy fuerte en redes
sociales, especialmente en Facebook, realizando streaming en vivo desde su
casa, pero además participando en los posteos de otras personas con comentarios
o poniendo “me gusta” a fotos o videos. Se notaba su calidez y buena onda.
Antes de eso tocaba regularmente en los clubes de Chicago, especialmente en el
Buddy Guy Legends.
El status
de leyenda del blues de Chicago lo obtuvo luego de mucho batallar. Como varios de
sus contemporáneos no tuvo una carrera discográfica continua, más allá de que grabó
para varios sellos importantes como Alligator, Delmark, Verve y Ruf Records. Su
primer álbum solista lo editó cuando ya había cumplido los 50 años.
Oriundo de
Holly Springs, Mississippi, se mudó a Chicago con su familia en la década del
cincuenta. Dos de sus hermanos también se dedicaron a la música: Syl Johnson
tuvo una carrera destacada como músico de soul y blues, y su hermano Mac
Thompson (este era el verdadero apellido de Jimmy) fue bajista del legendario Magic
Sam. En 1959, Jimmy Johnson comenzó a tocar con el armoniquista Slim Willis y a
partir de ahí su destino quedaría sellado. En los sesenta empezó a moldear su
estilo tanto en el West Side como en el South Side de Chicago respaldando a
músicos como Otis Clay y Denis LaSalle, aunque más volcado al soul y el
R&B. Fue en los setenta cuando realmente logró su identidad musical y
abrazó el blues, como miembro de la banda de Jimmy Dawkins y como guitarrista
rítmico de Otis Rush en la célebre gira por Japón.
Sus
primeras grabaciones al frente de una banda fueron en Chicago, para el
matrimonio francés de Jacques y Marcelle Morgantini, del sello MCM, a mediados
de los setenta. Pero el reconocimiento le llegaría con los cuatro temas que
aportó al disco Living Chicago Blues Vol. 1, donde compartió cartel con Eddie
Shaw, Carye Bell y Left Hand Frank. A partir de entonces su carrera despegaría,
primero con el lanzamiento de su disco Johnson's Whacks (Delmark / 1979) y luego
con la reedición por parte de Alligator Records de Bar Room Preacher, que había
sido grabado para otro sello francés, en 1983. Este último álbum, sin dudas,
resultó ser una de las obras definitivas del sonido contemporáneo de Chicago.
En 1988, la
tragedia lo golpeó y lo alejó de los escenarios y los estudios de grabación
durante varios años: protagonizó un accidente de tránsito cuando perdió el
control de la camioneta que conducía en una ruta de Indiana y volcó. Dos de sus
músicos murieron y él sufrió heridas. Su regreso a los escenarios se produjo en
1994 cuando registró para el sello Verve el tremendo álbum I’m a Jockey. Años
después grabó un disco junto a su hermano Syl y en 2019 regresó a Delmark para
grabar el que sería su último álbum, Every Day of Your Life.
La muerte
de Johnson ocurrió el mismo día que la de Sam Lay, un baterista legendario que
tocó con Muddy Waters y también en uno de los primeros grupos interraciales de
blues que fue la Paul Butterfield Blues Band. Músicos así, con estas trayectorias
y vivencias no volveremos a ver o escuchar. Nos quedan sus grabaciones y la sensación de
que dieron un paso a la inmortalidad.