Si hay algo que define a la carrera de Robben Ford es la diversidad. En las cuatro décadas que lleva tocando la guitarra de manera profesional fue salteando entre el blues, el jazz, la fusión y otros estilos. Tocó junto a sus hermanos en la Ford Blues Band, con Charlie Musselwhite, Jimmy Witherspoon, Tony Scott, George Harrison, Joni Mitchell y Miles Davis. Fue uno de los fundadores de Yellowjackets y de la Blue Line, la banda con la que editó tres discos a mediados de los 90. Si bien siempre dio la sensación de ser un outsider del mundo del blues, Robben Ford es un músico respetable, intrépido y conocedor del género.
Ahora acaba de lanzar un nuevo álbum. Bringing it back home refuerza que es dueño de una técnica asombrosa y que su capacidad para reescribir canciones es notable. Respaldado por una banda de lujo -Larry Goldings (teclados), David Pilch (bajo) y Harvey Mason (batería)- Ford logra ensamblar una mixtura de blues, R&B y soul, por momentos con un sorpresivo anclaje en los sonidos de Nueva Orleans. Un ejemplo es cuando se embarca en dos temas de Allen Toussaint, Everything I do gonna be funky y Fair child, en los que cuenta con la participación de Stephen Baxter en trombón. Pero también tienen el espíritu de NOLA sus versiones de Trick bag, de Earl King, y Slick capers blues, de un oscuro bluesman de preguerra conocido como "Little Buddy" Doyle.
A mitad del álbum, Ford se refugia en una improvisación jazzera, On that morning, en la que deja al descubierto la influencia que Wes Montgomery tuvo sobre él. Sigue en la misma línea, aunque esta vez cantada, Traveler Waltz, que fue compuesta por su esposa Ann Kerry Ford y Michael McDonald. Después rompe con ese clima de Village Vanguard con un cover alucinante de Bob Dylan, Most likely you go your way and I’ll go mine, en el que reaparece el trombón de Baxter con una onda etérea.
El único tema que fue compuesto por él es Oh Virginia, una balada un tanto melosa, del estilo de Feels like rain de Buddy Guy, demasiado cuidada y suave en comparación con todo el resto del disco. En Birds nest bound, de Big Joe Williams, Ford asesina a su guitarra con unos solos brutales. El final del álbum llega con Fool’s Paradise, un blues relajado y cansino de Mose Allison, en el que canta con mucha naturalidad y su guitarra serpentea entre los contornos rítmicos que marca el sonido hammond de Goldings.
Bringing it back home es un trabajo fino, en el que el artista reafirma su eclecticismo y demuestra una vez más que es uno de los grandes guitarristas contemporáneos.
1 comentario:
Muy bueno!!! Es un artista que me gusta mucho!! Hay que escuchar el disco entonces!!
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