lunes, 31 de agosto de 2009

Naked

Exponer un cuerpo desnudo siempre fue polémico. Ahora es habitual verlos en el cine, la tele, Internet o revistas, pero en los sesenta era bastante transgresor hacerlo. Los discos no estaban exentos y algunos músicos provocaron la ira de los conservadores: aquí un combo de tapas de cuatro décadas de rock. Espaldas, colas, pechos, cinturas… uncensored.

Blind Faith – Blind Faith (1969). Clapton y Steve Winwood armaron este grupo cuando acababan los sesenta. Es el único álbum de la banda y uno de los mejores, todavía, de la discografía de ambos. Los otros dos músicos que integraban la banda eran el baterista Ginger Baker y el bajista Rick Grech. La foto de tapa, hoy una de las imágenes más características del rock, tiene una adolescente desnuda sosteniendo un avioncito con sus manos. Si bien a algunas ediciones le cambiaron la tapa, por suerte la original pudo superar las controversias y el paso del tiempo. La portada fue creada por el fotógrafo Bob Seidemann, amigo personal de Clapton y conocido por sus fotos de Janis Joplin y los Grateful Dead.

Jimi Hendrix – Electric Ladyland (1968). Este es uno de los mejores discos de rock de la historia. Definitivamente uno de los más innovadores de la época, que contiene temas Voodoo Child, All along the watchtower y Crosstwon traffic. La tapa que vemos aquí fue la de la edición británica que generó mucho malestar. En realidad el arte de tapa original era el que después trascendió y la versión británica, si bien no fue censurada en todos lados, se dejó de lado porque, al parecer, no le gustaba al propio Hendrix.

Led Zeppelin – Houses of the Holy (1973). En la portada vemos niños desnudos subiendo una montaña. Según leí por ahí representan la expectativa por conseguir el disco. Houses of the Holy rompe un poco con el molde de los discos que venía haciendo la banda, para empezar es el primero que tiene nombre y no enumeración. La portada original se la habían encargado a Storm Thorgerson, que hizo muchas de las tapas de Pink Floyd, pero que evidentemente no tuvo suerte con Page, Plant y compañía. Les llevó una foto de una cancha de tenis de césped con una raqueta que a ninguno de los músicos le gustó. La que se ve aquí es obra de Aubrey Powell. Según me contó el Beto Moreno, el lugar que aparece en la tapa es la Calzada del Gigante (Giant's Causeway) en Irlanda, escenario de una de las más tradicionales leyendas célticas.

Eric Clapton – E.C. was here (1975). Este un disco en vivo que rescata temas de la extensa gira que hizo Clapton luego de recuperarse de su adicción a la heroína. Para esa época, Clapton había sacado dos discos más poperos y con este álbum ratificó porque siempre fue y será un hombre de blues. La tapa es muy sencilla y llamativa: la espalda denuda de una mujer con el nombre del disco escrito con lo que podría ser rush rojo.

Roger Waters - The pros and cons of hitch hiking (1984). Este es un disco conceptual brillante. Sin dudas, uno de los mejores que escuché. Casualmente aquí también toca Eric Clapton. La tapa es genial: vemos a una señorita de largas piernas que se funden en un par de tacos altos de color rojo. En su espalda lleva una mochila y hace dedo en una ruta solitaria. Una de las canciones 5.01 (The pros and cons of hitch hiking) tiene unos coros femeninos alucinantes y un estribillo híper pegadizo.

The Rolling Stones – Undercover (1983). La del ochenta fue una década errante para los Stones. Editaron un par de buenos discos y otros bastante pobres. Undercover se balancea en la mitad de los buenos y los malos. En la tapa hay un collage de figuras geométricas con símbolos de la banda, algunas forman como una especie de bikini sobre el cuerpo desnudo de una mujer. Es un disco que cuenta historias de violencia, perversiones, asesinos y caníbales. Y también se nota que Jagger y Richards estaban casi llegando al peor momento de su relación.

Red Hot Chili Peppers – Mother’s milk (1989). Este disco significó para los Peppers el salto a la Primera del rock. La mujer de la tapa es la modelo Alaine Dawn que le ganó el mano a mano a la que por entonces era la novia de Anthony Kiedis. Obviamente, la tapa generó controversias y muchas cadenas de disquerías se negaron a venderlo por lo que el sello EMI lanzó una portada alternativa. Kiedis se basó para hacer esta tapa en una vieja de foto de una de las bandas que más los influyó: Sly & the Family Stone.


Tom Waits – Small chnage (1976). Detrás de Tom Waits aparece una stripper semidesnuda. La foto es muy representativa del espíritu de la música de Waits de aquél entonces. Noche, tugurios, whisky, pianos, poesía, humo y jazz. La stripper es en realidad la actríz Cassandra Peterson, que luego se hizo conocida en los EE.UU. por su papel de Elvira, en el programa de tevé Mistress of the Dark. La foto es de del reconocido fotógrafo Bruce Weber que hizo campañas para Calvin Klein, Pirelli, Revlon, Versace y Ralph Lauren, y trabajó para las revistas Vogue, GQ, Vanity Fair, Life, Interview y Rolling Stone.

Daniel Lanois – For the beauty of Wynona (1993). Lanois es más conocido como productor por sus trabajos junto a U2, Peter Gabriel y Bob Dylan. Pero también tiene una carrera solista y éste es uno de sus mejores discos. En la portada vemos a una mujer con cara de pocos amigos, desnuda y empuñando un cuchillo. La foto la tomó el checo Jan Saudek, quien también trabajó con bandas como Soul Asylum y Beautiful South.

Ben Harper – Diamonds in the inside (2003). Una mujer desnuda arrodillada en medio de un camino polvoriento y desolado. Parece perdida y apesadumbrada. Aquí Ben Harper se desprende de su banda, los Innocent Criminals, y logra un disco bárbaro con su ya habitual mix de ritmos y estilos. Ya desde el primer tema, With my own to hands, un power reggae irresistible, Ben Harper deja en claro que cada uno de sus discos no es uno más del montón. La foto pertenece a Jon Shapiro.

BONUS TRACK:

John Lennon & Yoko Ono – Two virgins (1968). La foto se la sacaron ellos mismos con el autodisparador de la cámara. La contratapa es igual pero con ellos de espalda. El escenario es el departamento que Ringo Starr tenía en 34 Montagu Square, Marylebone, Londres. John y Yoko lo grabaron cuando la que por entonces era la esposa de Lennon, Cynthia, estaba de viaje. Este disco marcó el comienzo del romance entre John y Yoko y el final del matrimonio con Cynthia. Obviamente esta tapa fue censurada en muchos lugares y el disco, la verdad, es bastante malo.

sábado, 29 de agosto de 2009

Recordando a Jerry



Hace 15 años vi a los Grateful Dead en el Sports Arena de Los Angeles. El recital fue como viajar al pasado en una máquina del tiempo: viejos hippies coloridos y arrugados, solos de guitarra lisérgicos y ese olor dulzón tan característico de la buena vibra. Todo el mundo muy contento y relajado. Fue una gran experiencia verlos en vivo. Ese mismo año recorrí Haight & Ashbury siguiendo los pasos de la banda. Incluso descubrí que la casa en la que habían vivido en comunidad también fue sede durante un tiempo de la Embajada Argentina. Un año después se murió Jerry García y los Dead dejaron de tocar con ese nombre. Grateful Dead fue una banda fiel a su estilo, a sus seguidores, a sus convicciones, a su música. Me acuerdo que yo andaba orgulloso con mi remera del oso de los Dead de acá para allá y también tenía otra con el esqueleto psicodélico tan característico de las tapas de algunos de sus discos. Tenía ganas de recordar al gran Jerry y subir esta versión de uno de los temas más increíbles de la banda.

viernes, 28 de agosto de 2009

Hijos de Skip James



Dueño de un espíritu único y una voz suave, escalofriante y sentida, Skip James resume la historia de muchos otros hombres de blues: las penas de amor; la falta de trabajo o los trabajos duros y mal pagos; las carreteras; las ciudades; el alcohol; la vida errante. Su verdadero nombre era Nehemiah James (Bentonia, Mississippi, 9 de junio de 1902 - Filadelfia, Pensilvania, 3 de octubre de 1969) y fue uno de los más populares exponentes de la corriente del blues de Delta, que ejerció una poderosa influencia sobre toda una generación de bluesingers. Han tocado sus canciones desde Eric Clapton y Beck hasta Lucinda Williams y Jon Spencer Blues Explosion. Alguna vez Willie Dixon dijo algo así como "todos tenemos el blues, sólo que algunos no lo saben". Sí, todos somos hijos de Skip James.

jueves, 27 de agosto de 2009

Oro puro

Hay momentos que quedan grabados por la intensidad de las risas y no se ahogan en el inmenso mar del tiempo. Quedan marcados por el sabor del vino y su suave bambolear en una copa mansa. Dorado fulgor. Puro almíbar alicorado que abraza la contundencia de un postre cargado de chocolate imperial y moras, arándanos y frambuesas de algún bosque patagónico. La música también queda flotando en el ambiente reducido de la memoria: un pianista de jazz, cubanos innovadores, un viejo blues de guitarra acústica y armónica chillona. Recuerdos de amigos, de vinos y de música que no se borran…
(Don Nicanor Tardío. Cepa: Chardonnay. Bodega Nieto Senetiner)

viernes, 21 de agosto de 2009

Discos sobre ruedas

Música y autos. La relación es tan directa como sinérgica. El estéreo del coche es tan vital como un buen vehículo para los músicos. Hay cientos de canciones dedicadas a autos y hay muchos músicos que son fierreros declarados. Hay canciones dedicadas a las rutas, a las marcas, a los motores, a un amor fugaz en el asiento trasero, a la necesidad de tener un buen auto para sentirse un verdadero hombre, esto último algo muy común en el blues. Y también hay una amplia galería de tapas de discos en las que los autos son protagonistas absolutos.

ZZ Top – Eliminator (1983). Este disco es un ejemplo de cómo una de las mejores bandas de rock de la historia trata de adaptarse al cambio de década, con MTV como estandarte. Música hip y excelentes temas -Gimme all your lovin' y Sharp dressed man- que representan como ZZ Top adaptó su boogie y blues caliente de los setenta en un poderoso sonido rockero ochentoso. En la portada está el dibujo de uno de los autos más famosos del rock: un Ford Coupe 1933. Yo sé que no tiene mucho que ver, pero cuando veo un Cruiser en la calle me acuerdo de la tapa de este disco.




The Nighthawks – Ten years live (1982). Un año antes de que ZZ Top grabara Eliminator, la banda de blues de Washington editó este disco en vivo para celebrar sus diez años. En la tapa del álbum tenemos un verdadero american classic, un Cadillac Deville, posiblemente modelo 65 o 66. Si no escucharon nunca a los Nighthawks se los recomiendo: el guitarrista Jimmy Thackery y Mark Wenner hacían una buena dupla. Ojo que Thackery se fue y la banda siguió sin él. Así que si consiguen algún disco de la banda traten de que sea de la primera época.





Aerosmith – Pump (1989). Un muy buen disco de la banda de Steven Tyler, con grandes canciones como Janie’s got a gun, Love in an elevator y What it takes. La tapa es otro clásico: dos camionetas de los cincuenta, calculo, como si fueran animales fornicando. La verdad no tengo la menor idea de que marca son. Le pregunté a mi amigo Brutus DK y me respondió lo siguiente: “No encuentro que pickups son. Parecen Chevrolet, pero estuve viendo los diferentes modelos y no encuentro una igual. Y de Ford no parecen ser”. Así que si alguien sabe, que chifle…




Bill Wyman's Rhythm Kings – Double Bill (2001). Uno de los tantos discos que Wyman editó luego de irse de los Rolling Stones. La verdad que es un disco doble con muchas canciones. No es un álbum muy pretencioso, por el contrario es bastante chato, pero bien rockero y cuando digo rockero, me refiero al rock clásico más cercano a los años cincuenta. Tiene algunos temas buenos y unas participaciones interesantes como las de George Harrison, Albert Lee y Georgie Fame. La tapa la ilustra una pick-up Chevrolet 1951, abandonada a su suerte en algún campo perdido, vaya a saber uno dónde.




Delaney & Bonnie & Friends with Eric Clapton – On tour (1970). Este disco los Bramlett es un clásico absoluto. La fusión del rock sureño de los Estados Unidos con el purismo del blues inglés de Clapton. En parte, y gracias al núcleo de la banda –Carl Radle, Bobby Keys, Bobby Whitlock, Dave Mason-, este álbum podría considerarse el antecesor de dos obras cumbres del rock: Layla and other assorted love songs, de Derek & the Dominoes y All things must pass, de George Harrison. En la portada se ve un coche aparcado en el medio del desierto que parece ser un Rolls Royce.




Neil Young – Trans (1983). Posiblemente sea el peor disco de Neil Young. Mucho sintetizador, muchos efectos y muy poco atractivo. Young intentó aggiornarse a los nuevos cambios, pero su elección no fue acertada como sí la de ZZ Top con Eliminator. El dibujo de la tapa quiere, de alguna forma, reflejar lo que Neil Young pensaba en aquél momento: para un lado un viejo ¿Chevrolet? que respresentaría al viejo rock and roll y para el otro un moderno ¿Lamborghini? que simbolizararía el progreso musical. Por suerte a Neil Young esta etapa errante le duró unos pocos años y después retomó el rumbo.




Chet Baker Quartet – Plays Standards (1955). Chet Baker fue un notable trompetista y un gran cantante que tuvo una vida repleta de excesos y murió en Amsterdam, en 1988, al caer de la habitación del hotel en el que se alojaba. Había consumido cocaína y heroína. A mediados de los cincuenta grabó en París este disco formidable, sutil, pleno, conmovedor. Fue editado finalmente por el sello Gitanes en 2002:es por eso que el auto que se ve en la tapa es Chevrolet Bel Air de 1957. Supongo que para los fans de esa marca ese coche es todo una reliquia.



Hot Tuna – Burgers (1972). Otro Rolls Royce, símbolo de status en una época. Muy típico en el rock: cuando una banda se convertía en un conglomerado de estrellas, pasaban a vestirse bien, a romper cosas en los hoteles, tomar champagne francés y a viajar en autos caros. Hot Tuna fue un desprendimiento de Jefferson Airplane, encabezado por Jack Cassidy y Jorma Kaukonen. Empezó como una banda de blues acústico y tradicional y fue levemente modificando su estructura y repertorio, pero sin dejar de lado sus raíces. Nunca llegaron a ser mega estrellas y tal vez la tapa juega un poco con eso.




Calexico – The Black Light (1998). La primera vez que escuché a Calexico fue gracias al Mono Angelotti y Rodrigo Rojas cuando compartíamos horas, escritorios, clarines y frecuencias web. Es una banda muy interesante originaria de Arizona que ha creado un sonido muy distintivo con producciones de alto vuelo. En este disco hay coqueteos con el latin jazz, con el mariachi y pinceladas country por el sonido de la pedal steel. En la portada aparece lo que parece ser un Chevy. Según Brutus Dk es un Nova del 70, aunque estuve googleando y ese modelo me aparece con sólo un foco de luz de cada lado, mientras que el del dibujo tiene dos.



Percy Mayfield with the Phillip Walker Blues Band – Hit the road again (1982). Este disco es una verdadera joya. La voz insuperable de Percy Mayfield y la banda de Phillip Walker detrás, tocando diez temas mágicos, muchos slow blues y algunos shuffles moderados. Las canciones son todas de Mayfield y se destacan River’s invitation, The highway is like a woman y My jug and I. En la tapa hay una foto recortada de un viejo Pontiac del cincuenta.





Recuerden: DONT' DRINK AND DRIVE...

viernes, 14 de agosto de 2009

Sweet Aimee


Creo que puedo vivir con pequeños momentos de felicidad como el del jueves a la noche. Sentado en una butaca del Gran Rex, escuchando la dulce voz de una cantante extraordinaria. Aimee Mann es pura dulzura y suaves melodías. Fui feliz.

Entró casi corriendo al escenario. Se la veía muy excitada. Se excusó por no hablar español, por el cansancio de las 17 horas de vuelo y por una gripe incipiente, aunque ninguna de esas cosas afectaron la calidad del show. Aimee es una diosa de casi 50 años –los cumplirá el año próximo-, pero en su forma de moverse, en la frescura de su voz y en su aspecto, aparenta muchos menos. Todas sus melodías son dulces y refinadamente pegadizas. Sus letras reflejan lo que sus ojos observan y lo que su mente imagina. Sus sueños, sus tropiezos, sus deseos, sus desengaños. Frases simples, directas y apasionadas.

Aimee Mann se hizo famosa a nivel mundial por la banda de sonido de esa gran película de Paul Thomas Anderson, Magnolia, que hace diez años –sí, justo hace diez años- conmovió a todos con una gran historia y un reparto memorable encabezado por Tom Cruise, Julianne Moore, William H. Macy y Philip Seymour Hoffman. Quién no recuerda la escena en la que llueven sapos. Aimee tocó media docena de canciones de ese disco, entre las cuales estaban las maravillosas Wise up y Save me. Incluso tocó One (nada que ver con el tema de U2) a pedido de alguien del público.

Durante una hora y media repasó también temas de todos sus discos, incluidos Lost in Space y The Forgotten Arm. También se despachó con algunas nuevas canciones de @#%&*! Smilers y, para los bises, se acordó de su banda new wave de los ochenta, Till Tuesday. Aimee tocó guitarra acústica y bajo –y también tuvo tiempo para bromear con una flauta dulce- y estuvo acompañada por los polifuncionales Jamie Edwards y Jebin Bruni, en piano, teclados, percusión, sintetizadores, guitarra y bajo.

Aimee nos regaló mucho más de lo que esperábamos. Nos dio felicidad plena y amor. Por ahí alguno piense que exageró, que la felicidad es mucho más que una hora y media de música. Que cada uno piense como quiera. Aimee nos enamoró, nos deleitó y nos hizo volver a casa tarareando, deseando que pronto haya más pequeños momentos.

jueves, 13 de agosto de 2009

Los sueños de Baco

Por René Roca

Una vez, un amigo brujo me confesó que lo que diferencia a un buen vino de otro no son más que nuestros sueños posteriores. Entre risas me mostró sus dientes roídos de colores indescifrables y me refirió una historia inverosímil.
Cuando Baco, dios del vino, conquistó la India, obligó a todos sus habitantes a celebrar, una vez al año, en su honor. Amóstones, un rey menor, rechazó con burlas e ironías las demandas del conquistador. Entonces Baco, inventor de los lagares, se presentó ante el rey y, mostrándose conciliador, convidó a Amóstones el mejor de sus vinos. Cuando las tinajas estuvieron secas, y el rey comenzaba a desplomarse en su sillón de madera y piel, Baco dijo:
- Ningún rey puede ser justo con su pueblo, si no lo es con su Dios. Crean en mí y yo estaré en sus sueños.
Mi brujo amigo se abrió en una carcajada. Me mostró una botella de un selecto Bonarda y lo dedicamos entero al dios Baco.
De lo mejor de la diosa cosecha que bebí esa noche nació este insuperable y bacanal sueño. La barcaza se deslizaba vertiginosa por un torrente borravino. Me encontraba sentado, inmóvil, observando las vides que se alzaban en las márgenes del río. Las uvas destilaban un líquido rojizo que alimentaban el caudal de vino por el que yo navegaba. A medida que avanzaba podía discernir entre las distintas cepas, como si yo las hubiera plantado con mis propias manos. Después de un largo trayecto entre montañas y valles, llegué a un gran estuario en donde se habría frente a mí un inmenso mar de color bíblico. Su lecho estaba plagado de pequeños agujeros por donde drenaba el vino. Pude espiar por debajo y descubrir para mi sorpresa que cada pequeño hoyo correspondía a una botella. Miles y millones de personas esperaban su turno para obtener una.
Y entre las caras que pude ver, reconocí a la de mi amigo el brujo, desnudo su cuerpo y coronada su cabeza con hojas de parra.

lunes, 10 de agosto de 2009

Animal print

Animales. Salvajes o domésticos. Furiosos o mansos. Carnívoros o herbívoros. Fotografiados o dibujados. Caballos, perros, camellos, vacas. Ahí están todos alimentando la amplia galería de tapas de discos de rock. Algunas de esas portadas tienen explicación, otras no. Aquí un breve muestrario de porque el rock a veces tiene cara de animal.

Pink Floyd – Atom heart mother (1970). La primera vez que escuché este disco fue en lo de Brutus, hace ya veinte años. Yo era un adolescente que escuchaba a los Stones, Creedence y The Wall, de Floyd, y la verdad que con los 23 minutos y pico del primer tema de Atom quedé culo para arriba. No entendí nada. El tiempo pasó y sigo sin comprenderlo. De todas maneras me consta que es un gran álbum. Ahora la foto de la tapa me quedó siempre grabada. Wikipedia da una explicación acerca de la vaca: “La banda quería que la tapa de este disco fuera lo menos ‘Pink Floyd’ y psicodélica posible. Hablaron con Storm Thorgerson, diseñador de la misma, y se dirigió a un área rural y fotografió lo primero que vio. Lulubelle III es el nombre de la vaca”.

Eric Clapton - There's One in Every Crowd (1975). La tristeza del perro parece anunciar el futuro de este disco. Fue la secuela del exitoso 461 Ocean Boulevard y no gustó. Igual ahora, dos décadas después, se lo puede apreciar de otra manera. La versión de The sky is crying, de Elmore James, y Swing Low, Sweet Chariot forman parte lo mejor del classic rock. La melancolía del perro quedó inmortalizada en la tapa de este disco. Años después, Clapton volivó a elegir perros para el arte de uno de sus discos. No estuvieron en la tapa de From the cardle (1994) pero sí en el impreso del cd.

Crazy Horse – Crazy Horse (1971). Acá no hay misterio. Un caballo loco, desbocado, ilustra la tapa del primer disco de los Crazy Horse sin Neil Young. Danny Whitten, Ralph Molina y Billy Talbot ya se habían lucido en los discos de Young, Everybody Knows This Is Nowhere y After the Gold Rush. Así que aquí desplegaron toda su capacidad de rockear sin que se note la ausencia de su líder. Lo bueno de este disco es que cuando lo encararon, lo hicieron como un proyecto paralelo y no un desprendimiento. Tocan un par de temas de Neil Young y hay invitados de lujo como Jack Nitzche, Nils Lofgren y Ry Cooder. La joya del disco es I don't want to talk about it, que tiempo después popularizó Rod Stewart. Lástima que Danny Whitten murió tan joven.

The Rolling Stones – Bridges to Babylon (1997). El león plateado, rugiente y místico de la tapa es obra del austríaco Stefan Sagmeister. En la década del noventa los Stones editaron sólo dos discos de estudio: Voodoo Lounge y éste. En el primero ratificaron porqué eran la banda más grande rock en pie. Mientras que con Bridges, Jagger intentó llevar a la banda al sonido del nuevo milenio con la colaboración de los Dust Brothers (Beck, Beastie Boys). Es un hecho indiscutible que este disco dejó un par de grandes canciones como Anybody seen my baby? Y Out of control, así como también que no entra en el top ten de lo mejor de la banda.

J.J. Cale – Naturally (1971). En 1970 Eric Clapton grabó un tema de Cale y fue un hit. Estamos hablando de After Midnight. Un año después, aprovechando el éxito de la canción, Cale editó su primer disco, que incluyó ese tema y otros que después pasaron a la posteridad como Crazy Mama y Call me the Breeze. Mientras que los discos por el estilo de esa época se inclinaban a un blues más bien rockeado, con muchos solos de guitarra, Cale hizo un álbum distinto, más relajado, bien campestre, poniendo el eje en las melodías y las canciones. El mapache cool con galera y el perro durmiente simbolizan un poco el espíritu take it easy del disco.

Bugs Henderson – Years in the jungle (1993). Bugs Henderson es uno de los guitarristas de blues más llamativos, no sólo por su historia personal, regada de vicios y locuras, sino también por su punzante forma de tocar y por lo irregular de su carrera. Acá tenemos un buen disco, no es el mejor que escuché de él, pero es muy fiel a su estilo: la guitarra bien al frente y mucho shuffle potente. En la tapa hay un águila tocando una guitarra. Un poco bizarro, sí. Sumado a las estrellas todo le da un marco muy gringo. Pero bueno tengan en cuenta que Bugs es del corazón de Texas. Por suerte el arte de tapa queda a un lado cuando el cd empieza a girar.

Aerosmith – Get a grip (1993). Los que tengan treinta y pico como yo recordarán que este disco fue un verdadero acontecimiento. Es probable que no sea el mejor disco de Aerosmtih, aunque seguramente sí el más comercial. Pero eso no lo hace malo. Al contrario, tiene algunas canciones que se volvieron muy representativas de los noventa como Livin’ on the Edge, Crazy, Cryin' o Amazing. Obvio que ayudaron mucho los videos protagonizados por Alicia Silverstone y Liv Tyler, sobre todo para captar al público masculino. La tapa vacuna es un clásico. Hubo una edición limitada que la portada era con una piel que simulaba el
cuero de vaca.

Wilco – Wilco (The Album) (2009). Este está recién salido del horno. Apenas lo escuché un par de veces y me gustó mucho. Estuve leyendo por ahí que es como una especie de álbum bisagra para la banda, es como un relanzamiento. Vuelven a su costado más country rock, cool y melodioso, dejando de lado un poco su faceta más experimental. En la tapa tenemos a un camello con sombrerito de cumpleaños en una solitaria terraza, rodeado de una mesita y sillas para niños. Sigo navegando en busca del significado. Posiblemente lo encuentre pronto. Cuando y lo haga agregaré la explicación.

Scott Henderson – Dog party (1995). Este disco me lo grabó Roberto Monsalvo hace casi una década. Desde entonces lo escucho cada tanto, disfrutando de los solos espaciales de Henderson, conocido en el mundo del jazz por ser el guitarrista de Tribal Tech. Aquí tenemos un disco de blues y rock donde Henderson homenajea a Led Zeppelin y Albert King. Todos los temas tienen que ver con perros: Dog walk, Smelly old dog blues o Hole diggin’. Gracias a Roberto conocí la música de Henderson, a quien hace unos años pude ver en vivo en un muy buen recital en el ND Ateneo. Sería muy obvio decir que este disco es Guau, no?

Five Horse Johnson – Fat black pussy cat (2000). El dibujo de tapa tiene mucho que ver con el juego de palabras con el que nombraron al disco. La pantera negra agresiva simboliza de alguna manera un poco de qué se trata el disco, southern rock setentoso sin inhibiciones, potente. Puro desmadre. Acá hay rugido de motores en clave de rock and roll. Hay mujeres, guitarras y un reguero de alcohol. Si nunca los escuchaste, te puedo garantizar que estos tipos tocan muy al palo. De la escuela de los Lynyrd Skynyrd, aquí están… Five Horse Johnson, el último de los animales del rock… bah por lo menos de lo que yo encontré.

BONUS TRACK:

The Beach Boys - Pet Sounds (1966): Es sin dudas uno de los mejores discos de la década del sesenta. Pop experimental, alegre y lisérgico. Una combinación increíble de instrumentos, excelente armonización y canciones geniales. Con este álbum los hermanos Wilson y compañía alcanzaron un pico compositivio. Hay dos canciones de este disco que nunca olvido y sus melodías revolotean en mi cabeza cada tanto: Sloop John B. y Wouldn't it be nice. La portada es una imagen clásica de los sesenta.

sábado, 8 de agosto de 2009

39 años



Dos grandes de verdad. Johnny Cash y Tony Joe White tocando Polk Salad Annie en el programa de tevé que Cash condujo durante un tiempo. Mucha onda entre los dos, una buena zapada, que el público que está en el estudio parece disfrutar a full. El tiempo pasa: esto fue grabado el 8 de abril de 1970 en el episodio Nº 27. Polk Salad Annie fue compuesta por Tony Joe White y editada en 1969. Se convirtió en un clásico inoxidable. El programa de tevé duró apenas dos años, de 1969 a 1971, pero por suerte quedó inmortalizado en el DVD The Johnny Cash Show.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Hipnótico



Ayer una compañera de laburo estaba leyendo una nota a Iggy Pop y se encontró con que la Iguana decía que lo único que escuchaba ahora era a la Hypnotic Brass Ensamble. "¿Los conocés?", me preguntó. "La verdad que no", respondí. Y me puse a investigar. Me encontré con una fusión de jazz y funk muy cool, con los instrumentos de viento como estandarte. La banda la integran nueve músicos, ocho son hermanos e hijos del trompetista Phil Cohran, que tocó junto a Sun Ra. La Hypnotic Brass Ensemble comenzó hace algunos años a tocar en las calles de Chicago y ya han tocado junto a Erykah Badu, Maxwell y Mos Def y también fueron soporte de Blur. Entren en trance...

sábado, 1 de agosto de 2009

Jailhouse blues

Todos estos discos tienen un valor histórico inconmensurable. La relación de la música de raíz americana y los presos se remonta a principios del siglo pasado. Aquí una síntesis de esa historia: diez discos, uno mejor que otro. En algunos casos, músicos dando conciertos en penitenciarias. En otros, presos grabando para la posteridad.

Johnny Cash – At Folsom Prison (1968). “Hello. I’m Johnny Cash”. La multitud delira y comienza el Folsom Prision blues. “Le disparé a un hombre en Reno, sólo para verlo morir”. Aplausos y festejos. Este es por excelencia, sin dudas, el mejor disco que se haya grabado adentro de un penal. Cash está inspirado, la banda suena compacta, el público está en llamas. La mayoría coincide en que este es el mejor disco del Hombre de Negro. Su relación con los presos es alucinante, todo el disco tiene una energía cautivante. Un álbum que no debe faltar en ninguna discoteca.

B.B. King – Live at Cook County Jail (1971). El comienzo del disco es genial. Una presentadora anuncia que es un día magnífico en Chicago y que están presentes el director de la prisión y un juez. Unos tibios aplausos son tapados enseguida por el abucheo y las risas sarcásticas de los presos. Entonces la mujer invita a B.B. al escenario y la banda comienza al galope con Everyday I have the blues. B.B. acaricia a Lucille y todo se vuelve mágico. Para el sitio All Music, la versión de The Thrill is gone es la mejor que King grabó en vivo. Un disco espectacular.

Robert Pete Williams – I’m blue as a man can be (1959). En 1956 Robert Pete Williams mató de un disparo a un hombre en un bar. A pesar de que alegó que fue en defensa propia, fue condenado a prisión perpetua y enviado al penal de Angola, en el estado de Lousiana. Dos años después fue descubierto por los etnomusicólogos Harry Oster y Richard Allen. Ellos grabaron sus canciones, todas inspiradas en la vida en prisión. Este disco es parte de ese testimonio musical. Gracias a su talento, Oster y Allen, a través de sus abogados, lograron que Williams fuera indultado en 1959. Desde entonces hasta que murió, en 1980, no paró de tocar en festivales y conciertos de blues.

Johnny Cash – At San Quentin (1969). Acá tenemos la secuela perfecta de At Folsom Prision. Cash estaba en un momento complicado de su vida, desbordado por las drogas y el alcohol, pero también estaba en el pico de su popularidad. Tal vez todo eso fue el combo ideal para que At San Quentin fuera casi tan increíble como su antecesor. Este disco es mucho más rabioso que el anterior, Cash está al límite, es un bandido, un forajido que si en vez de una guitarra hubiera tenido un arma, se habría producido una masacre. Otro must have.

Little Milton – Live at Westville Prison (1995). Si bien el sello Delmark editó este álbum a mediados de los noventa, Milton lo grabó en 1983. El disco recopila lo mejor de dos conciertos: uno que dio en el pabellón de hombres y el otro en el de mujeres. La voz de Little Milton está en su esplendor y un joven Lucky Peterson se destaca en los teclados. La selección de temas no es la habitual que solía escoger Milton para sus conciertos: no están sus hits, pero eso no importa. Recuerdo que escuché este disco por primera vez en la disquería Minton’s, allá por el 96. Genial.

Varios Artistas - Friday the 13th at the Cook County Jail (1972). Acá tenemos un grupo de músicos de jazz que dio un concierto fantástico para los mismos presos que ya habían disfrutado a B.B. King un año antes. Por un lado el quinteto del organista Jimmy McGriff interpretando la Freedom Suite en dos partes. Después sigue Lucky Thompson, con su soprano, zapando con Cedar Walton en tres standards: Green dolphin street, Everyhting happens to me y Cherokee.

Big Mama Thorton – Jail (1975). Este disco es apenas una muestra de los conciertos que dio Big Mama aquél año en dos prisiones del noroeste de los Estados Unidos. Si bien su voz no está en su mejor forma, el disco está muy bueno. El trabajo de George “Harmonica” Smith es excelente. Y la selección de temas es muy buena también: Ball and chain (que popularizó Janis Joplin, pero que es de Big Mama), Houndog, Little red rooster y Rock me baby.

Varios – Prison songs. Volume 1: Murderous home (1997). Este disco es una de las tantas joyas que hoy podemos escuchar gracias al laburo imponente que hizo Alan Lomax. El material que incluye este volumen corresponde a 1947 y 1948 en la legendaria Mississippi State Prison, más conocida como Parchman Farm, la única cárcel de máxima seguridad de ese estado. Lomax grabó a los presos que, en condiciones durísimas, trabajan durante todo el día. El canto aquí es como una vía de escape. Los 17 temas son mucho más que canciones. Son un testimonio de la segregación racial, de la falta de oportunidades, de arrepentimiento o deseos de venganza.

B.B. King – Live at San Quentin (1991). Veinte años después de su exitoso Live at Cook County Jail, B.B. se presentó en vivo en San Quentin, el mismo penal donde Johnny Cash grabó uno de sus mejores discos. El disco está bien, pero está lejos de asemejarse al anterior. La selección de temas es la típica de los recitales del Rey del Blues. Por momentos hay buena química entre B.B y los presos. Por momentos, no. Igualmente, es un lindo disco para escuchar.

El Tri – En Vivo en la Cárcel de Santa Martha (1989). Yo sé que muchos pensarán que este disco poco tiene que ver con los otros. Pero mis hermanos mexicanos me van a entender. Acá tenemos a la banda número uno de México, 100 por ciento rock and roll. La voz particular de Alex Lora es toda una institución allá. Este disco me lo regaló mi amigo Gerardo Zambrano hace 12 años y sus canciones me recuerdan a esa zapada histórica con La Comunidad Sureña del Algodón y el Gran Oscar Cota en el Tango de Monterrey. El A.D.O, Caseta de cobro, Triste Canción, Oye cantinero, todas grandes rolas. ¡Viva México cabrones! Un saludo para toda la banda y que viva esta pinche música de locos.