sábado, 3 de septiembre de 2011

Lanzamientos I

Kenny Wayne Shepherd – How I go. En los noventa apareció como una promesa a corto plazo. Un guitarrista que parecía que tenía todo para usurpar el lugar vacante que Stevie Ray Vaughan había dejado con su muerte. Pero la carrera de Kenny Wayne Shepherd tomó su propio curso. Ledbetter Heights (1995) fue un álbum asombroso y apenas era su debut. Luego, sus siguientes discos, si bien fueron muy buenos, no tuvieron la contundencia y espontaneidad del primero, aunque lograron encaminar su carrera. La aparición de Joe Bonamassa le quitó a KWS esa responsabilidad que surgía de la perpetua comparación con el ídolo muerto. Entonces, todo cuadró. Luego de 10 days out (2007) y Live in Chicago (2010), en los que KWS dio un giro hacia el blues más tradicional, llega How I go, un trabajo excelente en el que el guitarrista combina su estilo estimulante con retazos de sus influencias. Así, entre varios temas propios, se cuelan unos covers buenísimos: Oh, pretty woman, de Albert King; Blackwater Blues, de Bessie Smith; y Yer blues, de los Beatles. La guitarra de KWS se ve reforzada por el poderío vocal de Noah Hunt y la base rítmica de los Double Trouble, Tommy Shannon y Chris Layton. No lo dejen pasar.


Ry Cooder - Pull up some dust and sit down. El viejo maestro lo hizo una vez más. Los bluseros más acérrimos tal vez no puedan disfrutar de su música, porque Cooder es un tipo al que realmente no se lo puede encasillar en un estilo definido. Si repasamos su carrera nos vamos a encontrar que tocó con músicos tan diversos como Taj Mahal, los Rolling Stones, Ali Faka Toure, los cubanos de Buena Vista Social Club, el Flaco Jiménez, Randy Newman y los Chieftains. De todos ellos absorbió algo. Pero además, Cooder es un arqueólogo musical, un incansable buscador de viejos sonidos, de los Estados Unidos y del mundo. Pull up some dust and sit down está conformado por crónicas actuales que reflejan la debacle económica de los Estados Unidos y sus consecuencias. Elocuente en ese sentido es el track que abre el disco, No banker left behind. El álbum, obviamente, es un collage de estilos: hay blues (John Lee Hooker for president), baladas (Dirty Chateau y Baby joined the army), corrido mexicano (El corrido de Jessie James), gospel (Lord tell me why), rumba rock (I want my crown), reggae (Humpty dumpty world) y tex mex (Dreamer). Un disco excelente y conmovedor que ratifica que Cooder no perdió la creatividad ni la sensibilidad para escribir grandes canciones.

Moreland & Arbuckle – Just a dream. Antes de darle play a este disco suban el volumen. Blues crudo y sin tapujos. La fórmula es sencilla: la armónica de Dustin Arbuckle y la guitarra con slide de Aaron Moreland se apoyan en el pulso frenético de la batería poderosa de Brad Horner. Por momentos suenan como un desprendimiento descarnado de los Black Crowes, o como una versión más pura de John Spencer, o como los hijos no reconocidos de Junior Kimbrough y Canned Heat. La energía que derrochan estos muchachos desde el vamos es tal que cuando el disco termina uno necesita unos minutos para recuperar el aliento. Just a dream es su sexto álbum y el mejor de todos. Nueve de los doce temas fueron compuestos por ellos y hay dos covers fabulosos: Heart attack and vine, de Tom Waits, y Who will be next, de Howlin’ Wolf. El álbum cuenta con un invitado de lujo: Steve Cropper aporta su guitarra en White Lightnin'. Moreland & Arbuckle alcanzaron lo que venían buscando desde hace una década: definir su propio sonido, combinando sus influencias más profundas con un estilo moderno y arrollador.

2 comentarios:

Pablo blues dijo...

que maestro Kwny Wayne Shephard

Escuchate Esto! dijo...

Vamos a tratar de escuchar el de KWS, si esta secundado por Shannony Layton, algo debe tener, no?