Joe Bonamassa es a esta generación lo que Stevie Ray Vaughan fue a la de los ochenta. Tal vez alguno que esté leyendo esta crónica piense que estoy delirando o algo parecido. Pero no. Estoy hablando del mejor guitarrista del momento. El que es capaz de todo sin sonar trillado. Tiene un estilo muy definido, combina un virtuosismo absoluto con una excelente escuela. Bonamassa apenas tiene treinta y pico y creció escuchando a SRV, Led Zeppelin, Hendrix, Rory Gallagher, Clapton y blues tradicional. En estos años no sólo desarrolló una técnica muy personal con la guitarra, sino que también se convirtió en un cantante exquisito y, lo que es más importante aún, en un compositor extraordinario.
El show del Town Hall empezó a las ocho en punto. Arrancó con The Ballad of John Henry y enseguida tocó Last kiss. Dejó la guitarra de doble mango y su asistente le entregó una Gibson Les Paul negra. Bajó los decibeles del comienzo y los acordes de So many roads coparon la sala. Luego siguió con If heartaches were nickles, de Warren Haynes, y el clásico Further on up the road. Para ese momento, un primerizo como yo en un Bonamassa Live, estaba con la boca abierta y reseca de la emoción. Las manos sudorosas y todos los sentidos puestos en lo que salía del escenario.
Bonamassa volvió a cambiar la guitarra, otra Les Paul roja y anaranjada, y se quedó solo en el escenario con su tecladista: Rick Melick. Empezó muy abajo y fue subiendo de a poco. Se sumaron el bajista Carmine Rojas y el baterista Bogie Bowles y terminaron muy arriba con un gran versión de Slow Gin. Luego siguieron con Lonesome road blues, Happier times y Blue and Evil. Cuando era imposible pensar qué más podía hacer para superar lo que ya había hecho, se zarpó con un slow blues profundamente conmovedor: Three times a fool, del gran Otis Rush. Enseguida, sin dar respiro, tocó Blues Deluxe para luego despuntar su sonido más zeppelinezco con Young man blues.
En la butaca de al lado tenía a una mujer de unos treinta y pico. A los gringos siempre les gusta dar charla y me preguntó qué me había parecido el show y si era la primera vez que que lo veía en vivo. Le respondí "Fucking amazing" y le dije que sí que era mi primera vez. Ella me contó que era el decimosexto concierto al que iba y que ahora yo ya estaba "Bona-Baptized". Les aseguro amigos que fue uno de los mejores shows que ví en mi vida. Feroz, electrizante, impecable, demoledor. Joe Bonamassa es lo que todo joven guitarrista de blues sueña con llegar a ser: el mejor.
7 comentarios:
Gracias por el regalo del relato... mas ganas tengo de verlo ahora, muchas mas.
abrazo
E X C E L E N T E podría títularse "Nunca tuve tanto Blues" ¿Habría que pagarle derechos a Memphis la Blusera? I dont think so...
La verdad, un post mejor que el otro Martin. Seguí disfrutando y relatandonos exclusividades!!
todo muy bien, toda muy linda la crónica, pero algunos queremos saber el capitulo con la de treinta y pico. ese párrafo me sonó a un lapsus. no le aporta nada al relato. Daleeeeeeeeee papaaaaaa, contáaaaaaaaa
Un gran As bajo la manga que corona su Guinness & blues tour 2010. Ahora se vuelve con la valija llena de varias pintas de blue notes…back to the same old place.
Cheers, M&B!!
excelente dadito..que bueno q lo pasaste tan bien...gran viaje musical!
Cuanto cuesta ver un show así?
Diego: me salió 60 dólares. Una ubicación razonable, fila 18.
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