sábado, 6 de abril de 2019

La vuelta de Magic Slim


Magic Slim fue uno de los máximos exponentes del southside de Chicago. Con su estilo crudo e intenso logró ganarse un lugar importante en la historia del blues contemporáneo. Sus visitas a la Argentina -1993 y 2008- lo acercaron al público local y lo convirtieron en referente indiscutido de una generación de músicos que abrazó el blues con pasión y mucho respeto. Slim murió el 20 de febrero de 2013 y desde entonces su ausencia se siente con fuerza. Para remediar eso, el sello Wolf acaba de editar un disco en vivo que nos acerca a la leyenda. Magic Slim & The Teardrops en Viena, Austria, tocando blues en su punto justo de ebullición.

Si bien el show se realizó casi dos años después de su segunda visita a Buenos Aires, Slim suena mucho más enérgico de como se lo escuchó aquella vez en el Teatro IFT. Tal vez, estar rodeado de su propia banda lo potenció más o simplemente se sentía mejor en los pagos de Mozart. Lo cierto es que este disco no tiene desperdicio: la grabación logró capturar al artista en todo su esplendor. Más viejo y curtido, cierto, pero dos rasgos que en muchas ocasiones enaltecen al blues más puro.

El álbum no podía llamarse de otra manera. I’m gonna play the blues es mucho más que una promesa. Es una sentencia que la cumple desde el primero hasta el último tema. La banda comienza con Come on in this house, que es todo del guitarrista Jon McDonald, uno de sus mejores discípulos, y resulta una excelente introducción para lo que vendrá a continuación. Slim irrumpe en escena a pura tripa con el tema que da nombre al disco y todo cobra sentido: “Espera un minuto nena / Voy a decirte algo antes de te vayas / Soy un bluesman a todos los lugares donde voy / Tocó el blues con el corazón / Voy a tocar blues para vos”. Y su guitarra se expresa. Es como un cuchillo que penetra la carne hasta el hueso. Su sello característico.

El blues fluye por todos lados y Slim intercala algunos temas propios como el slow blues Baby please don’t dog me, en el que por momentos saca a relucir el Howlin’ Wolf que llevaba a dentro, con algunos clásicos como Think, de Jimmy McCracklin; It hurts me too, de Elmore James; She’s tough, de Jerry McCain; Bad boy, de Eddie Taylor; y la fantástica The things that I used to do. Pero también interpreta algunos temas menos conocidos como 4:59AM, Playing with my mind, de su hermano Nick Holt, y Love somebody, de Jimmy Dawkins.

El show, que se realizó gracias a la tarea de los productores Marty Salzman y Didier Tricard, apenas meses después de que Slim fuera incorporado al Blues Hall of Fame de Memphis, quedó grabado junto a otros shows suyos en ese país durante la década del noventa que todavía reposan en los archivos del sello Wolf.

Además de McDonald, lo acompañan Andrew Howard en bajo y Brian “BJ” Jones en batería. La banda suena en muy buena forma, Chicago blues puro y duro, con Magic Slim en estado de gracia, tanto desde lo vocal como a la hora de ejecutar esos solos tan pasionales. Además, el álbum tiene muy buena calidad de sonido lo cual realza mucho más todo. Y así, gracias a la tarea concienzuda de algunos sellos, podemos reencontrarnos con nuevo material de leyendas que ya no están más. Celebremos la vuelta de Magic Slim.


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