En septiembre el que llegó a Buenos Aires fue un personaje entrañable, al que conozco desde hace más de 15 años y con el que, pese a la distancia, supimos apuntalar una gran amistad. Oscar Olarán, reconocido piscolero y animador de eventos, trajo un Casa Rivas carménère, la uva insignia de los hermanos chilenos. El vino, que es uno de los recomendados de la prestigiosa revista Decanter, cumplió con todas las expectativas: voluptuoso, potente y rico. Y así como vinieron se fueron: los amigos volvieron a Santiago y el vino pasó de las copas a mi boca y de allí al infinito.
martes, 23 de octubre de 2012
Trasandinos
En septiembre el que llegó a Buenos Aires fue un personaje entrañable, al que conozco desde hace más de 15 años y con el que, pese a la distancia, supimos apuntalar una gran amistad. Oscar Olarán, reconocido piscolero y animador de eventos, trajo un Casa Rivas carménère, la uva insignia de los hermanos chilenos. El vino, que es uno de los recomendados de la prestigiosa revista Decanter, cumplió con todas las expectativas: voluptuoso, potente y rico. Y así como vinieron se fueron: los amigos volvieron a Santiago y el vino pasó de las copas a mi boca y de allí al infinito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Cuando quieras te llevo más .
Estuve en Santiago de Chile hace un mes, el carménère de Undurraga me dio la misma impresión que a vos, pero -no la voy de típico argentino fanfeta- me gusta más nuestro Malbec, si de voluptuosidad hablamos.
Publicar un comentario