El show ya había empezado cuando entramos. Big Time Sarah estaba cantando sus blues de Chicago. Nos encontramos con unas amigas inglesas, George compró unas cervezas y después se perdió por ahí. El sol quemaba sin piedad. Hueso y yo terminamos nuestras cervezas y abandonamos el alcohol por el resto del día porque sino se nos iba a complicar. Entonces subió al escenario una anciana en silla de ruedas. Era Diamond Teeth Mary acompañada por Rock Bottom y Willie Lomax. Más blues.
Al día siguiente, el domingo, volvimos con Hueso al campo de deportes de Cal State University. George acusó una resaca abrumadora y se quedó en su casa. Llegamos temprano. El día estaba radiante otra vez y a la hora señalada empezaron a tocar los Staple Singers. Una mañana de domingo a puro soul en vivo es algo que desearía volver a vivir. Después tocó Taj Mahal con su banda y cantó todos los temas que nos gustaban en aquella época: She caught the Katy, Leaving trunk, Corinna. Pero había más. Un tributo al sello Chess con esta lista de músicos que fueron entrando y saliendo del escenario durante una hora y media: Bo Diddley, Johnny Johnson, Hubert Sumlin, Billy Boy Arnold, Lowell Fulson, Sam Lay, Junior Wells y Dave Myers. Increíble.
A pesar de esa clase magistral de historia del blues moderno, todavía faltaba el grand finale. Entonces sí, ya con el sol corrido a un costado, sin tener la responsabilidad de buscar a George, compramos dos vasos de cerveza de ¿un litro? a seis dólares cada uno y nos dedicamos a beberlo escuchando al gran Buddy Guy, tocando como una fiera suelta las cuerdas de su guitarra con lunares. El gran Buddy Guy dio un show memorable, en el que presentó su disco Slippin’ in.
Pasaron 15 años de aquél gran acontecimiento, el primero de muchos otros.
1 comentario:
¡Qué bueno debe haber estado! Y además con Javier Horacio, con lo cual te garantizás la risa.
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