viernes, 11 de septiembre de 2009

Cerveja na praia


Ya sé que con esto no descubro América ni mucho menos. Pero es un hecho irrefutable: las playas brasileñas y el vino no tienen nada que ver. Pasé tres noches en Ilha Grande y comí genial. Unos pescados asados con toda la pompa de guarniciones: desde arroz y papas fritas, hasta puré, alcaparras, papa natural y aipim frito. Todo muy rico. En uno de los restaurantes me animé a pedir una copa de vino. Pero enseguida tuve mis sopechas y le pedí al mozo que me dejara ver qué vino era ya que no entendía la explicación que me daba. La cuestión es que era una damajuana de un vino brasileño que se llamaba Digao o algo por el estilo. Así que desistí y le pedí una cerveza. A mí la cerveza me encantaba. Lo digo en serio. La tomé con calor o frío, en vaso de plástico o chopp, sentado o de cabeza. Tomé mucha, hasta que el vino se cruzó en mi camino. Ahora estoy leyendo Alta Fidelidad de Nick Hornby y, en honor a él, acá va el top five de mis cervezas preferidas: 1) Pilsner Urquell, de Rep. Checa. 2) Indio, de México. 3) Stella Artois, de Bélgica, 4) Norteña, de Uruguay, 5) Carlsberg, de Dinamarca. La verdad que la cerveza brasileña no me mata. Menos que menos la Brahma. Me parece tan flojita como la Quilmes. Pero acá hay otras opciones como la Antártica, por ejemplo. Así que el plan fue éste: una cerveja na praia después de cenar y en el MP3 Zeca Baleiro, Mart'nália, Elza Soares, Marisa Monte y también Jack Johnson. La cabeza tranquila, el corazón contento y los pies llenos de arena. Chill Brasil.

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