 |
Foto Ramiro Colombatti |
Los argentinos tenemos un raro privilegio: somos testigos de la evolución musical del futuro rey del blues. Lurrie Bell todavía no ostenta esa corona porque B.B. King y Buddy Guy están vivos y, sobre todo el segundo, siguen en actividad. Pero a diferencia de ellos, Lurrie no tiene armado un show for export, ni creo que pretenda armarlo, sino que más bien da recitales espontáneos y viscerales cargados de la esencia misma del blues. Por cuarto año consecutivo, el hijo del gran Carey Bell descolló con su guitarra en el escenario de La Trastienda, esta vez acompañado por Nasta Súper y como figura principal de la primera jornada del Buenos Aires Blues Festival.
La fiesta blusera comenzó anoche poco antes de las 12 con la presentación de Ximena Monzón y su banda. La cantante y armoniquista lleva más de un año al frente de este proyecto, que incluye a algunos músicos de Vieja Estación, con el que se propone recrear a los grandes maestros de la armónica. Así fue como en media hora repasó temas de Slim Harpo y Walter Horton, principalmente. Su set incluyó Walter’s boogie, The sun is shining, Scratch my back, Rainin’ in my heart y Need my babe. Ella se mostró más suelta y dueña del escenario y los guitarristas Federico Verteramo y Santiago Espósito adornaron sus canciones con solos apasionados y bien trabajados. La rítmica, a cargo de Mauro Bonamico y Germán Pedraza, sonó contundente. En líneas generales, la banda lució un muy buen ensamble y se destacó el arreglo del último tema en el cual hicieron un loop brillante para terminar.
 |
Foto Mariano Cardozo |
Luego apareció GinTonics, otro grupo formado en 2013, y descargó su combo de blues y soul apuntalado en la extraordinaria voz de Andrea Díaz. Arrancaron con un pequeño inconveniente ajeno a ellos: un cable le jugó una mala pasada al teclado de Anahí Fabiani y la dejó afuera de la primera canción, Blues woman, que puso a prueba a la guitarrista María Heer, quien se adueñó de la rítmica y los solos con notable presencia. En el segundo tema, con la banda a pleno, vino lo mejor. Una fabulosa versión de Same old blues, en la que la cantante deslumbró con una voz cargada de dulzura, melancolía y profundidad. En Anytime, de Robert Cray, sobresalió el sonido del hammond de Fabiani entrelanzando notas con la Strato de María Heer. El quinteto, que se completa con la bajista Florencia Rodríguez y el baterista Rodrigo Benbassat, cerró con una de sus composiciones en español,
Me ilusioné, que será editada en el próximo álbum de Blues en Movimiento.
 |
Foto CBR Producciones |
Y entonces subieron al escenario Los Pepas, ganadores del Tercer Concurso de Bandas de Blues. Una docena de músicos, con una impronta festiva, y la fuerza que aportan los caños, deleitaron a su gente, que los acompañó con muchas ganas y haciéndose notar. Tocaron Hay fiesta y
Chicas, wiskhy, rock and roll & boogie, como era de esperarse, pero también bajaron los decibeles para un blues lento junto al Turco Daniel Yaría, que los acompañó en guitarra en Someday after a while.
 |
Foto Ramiro Colombatti |
A la una de la mañana, Nasta Súper comenzó con los primeros acordes de Everything gonna be all right. El productor Mariano Cardozo presentó a Lurrie y éste entró con su Gibson 335 y se sumó con unos punteos vibrantes a dedo limpio. Se lo vio de buen humor y recargado. Con cada solo movió las fibras más íntimas de cada uno de los testigos de su magia. Lurre tiene cosas de Albert y B.B. King matizadas con su propio estilo y el sonido de Chicago. Eso lo dejó bien en claro con su interpretación abrasiva de Have you ever loved a woman. Fue tan vehemente que cortó una cuerda y siguió adelante antes de darle lugar a sus laderos, Rafael Nasta y Walter Galeazzi para que también mostraran lo que tenían para dar.
Lurrie cambió la guitarra por una Strato y, mientras el baterista Gabriel Cabiaglia y el bajista Mauro Ceriello lo miraban de reojo esperando la próxima indicación, desató los primeros acordes de Sadie. Toda la banda sonó muy sólida y lo siguió con mucha firmeza y gran ritmo. Lurrie se despachó con Last night antes del bis, para el que invitó a escena a Mauro Diana en bajo, Roberto Porzio en guitarra y Ximena Monzón para soplar su armónica en Messin’ with the kid. Fueron apenas cinco temas en una hora, todos muy efusivos y demoledores, fiel a su estilo, ese que heredó y no va a abandonar jamás.