viernes, 4 de julio de 2014

Honrando a los Allman Brothers


La importancia de los Allman Brothers en la historia del rock es indiscutible. A fines de los 60, cuando los ingleses reproducían y exportaban su versión del blues desde hacía cinco o seis años con mucha intensidad, en los Estados Unidos comenzó a gestarse una respuesta local. En Macon, Georgia, los hermanos Duane y Gregg Allman, junto a un puñado de excelentes músicos, le dieron forma propia al blues, creando un nuevo estilo musical, el rock sureño. La trágica muerte de Duane no impidió que la banda se convirtiera en la más influyente de los 70. Con algunos cambios en su formación, y atravesando momentos para nada buenos a lo largo de los años siguientes, los Allman lograron recuperar el cetro del rock & roll. En la Argentina, su música penetró muy fuerte en algunos jóvenes. En 1970 se editó aquí su álbum debut y muchas bandas asumieron su música y la combinaron con el blues autóctono y su propia experiencia.

Allman Brothers
Los Allman Brothers tocan pocas veces al año, siempre en Estados Unidos, y cada vez que lo hacen el público los respalda masivamente. Sus clásicos conciertos en el Beacon Theatre de Nueva York conforman una ceremonia anual que se da en el mes de marzo, en la que ellos tocan con viejos amigos o presentan nuevos talentos. Eso sí, graban poco: en los últimos 20 años apenas lanzaron dos discos -Where it all begin (1994) y Hittin’ the note (2003)- algo que contrarrestan con decenas de ediciones en vivo de sus shows.

Toda esa historia merecía un homenaje. Midnight Rider: A Tribute to the Allman Brothers Band no es el primer disco que los celebra, pero sí es el más contundente. La selección de músicos es tan ecléctica como los mismos Allman. Los temas tienen sentimiento blusero, espesura rockera y el espíritu libre de las jams de reminiscencia jazzera. Pat Travers abre con una potente versión de Midnight rider, en la que hace gala de su poderío vocal y su fiereza con la guitarra, respaldado por un groove más funky que el de la original. Luego el violero Tinsley Ellis y el pianista Kevin McKendree se suman a la banda country The Oak Ridge Boys para una versión fiel de Ramblin’ man, el himno por excelencia del southern rock.
Robben Ford

Dos grupos sureños, Molly Hatchet y The Artimus Pyle Band, versionan sin muchos cambios Melissa y Blue sky. Jimmy Hall, cantante de Wet Willie y del Jeff Beck Group, junto al virtuoso Steve Morse descollan con un cover incendiario de Whipping post. John Wesley, productor del disco y de extensa trayectoria como guitarrista de distintas bandas y proyectos, se juntó con Roy Rogers y su afilado slide, para una exquisita interpretación de Jessica. El tema siguiente, One way out, lleva el sello inconfundible de la guitarra de Robben Ford. Debbie Davies y el ex tecladista de la Jerry Garcia Band, Melvin Seals, encaran Soulshine, uno de los temas más hermosos de los Allman. Los solos de Davies exploran su costado más creativo y su canto se acomoda mejor con el correr de los minutos.

Leon Russell
Sobre el final el disco decae un poco. El guitarrista y cantante Eli Cook destroza Statesboro blues, con una guitarra innecesariamente distorsionada y su voz gutural que parece forzada. Eric Gales sigue con una discreta, por no decir intrascendente, versión de In memory of Elizabeth Reed, mientras que el tándem Commander Cody y Sonny Landreth intentan un cover novedoso de Southbound donde lo único que funciona es el solo con slide de Landreth. Afortunadamente Leon Russell cierra con mucha personalidad con I’m no angel, de Gregg Allman como solista. Para lograrlo, su voz juega un rol central, pero los teclados de Reese Wynans y la guitarra siempre fina de Ronnie Earl disparan unos solos muy entusiastas.

En definitiva, siempre va a ser mejor escuchar a los Allman Brothers, desde ya, pero este disco ofrece algunos covers diferentes y personales. El disco, editado por Cleopatra Records, es la mejor manera que eligieron varios músicos consagrados, y tan diversos entre sí, para honrar la memoria de una de las bandas más grandes de la historia del rock.

1 comentario:

Núñez Presedo dijo...

Que bueno!!!