sábado, 12 de julio de 2014

De pura cepa blusera


Lucky en inglés significa “afortunado”. Ese es el apodo con el que se conoce a este tremendo bluesman llamado Judge Kenneth Peterson. Su carrera musical es casi tan extensa como su vida. Fue un niño prodigio, a los cinco años ya era un as con los teclados, pero no de casualidad: su talento fue heredado de su padre, James Peterson, un distinguido guitarrista que se codeó con Muddy Waters, Jimmy Reed, Lowell Fulson y, especialmente, Willie Dixon. De hecho, el padrino del blues produjo su primer disco para el sello Perception/Today, que se llamo The father, the son, the blues, y que contó con la participación del pequeño Lucky cuando -repito- tenía cinco años. Así se convirtió en el protegido de Dixon y en el orgullo de su padre. Si eso no es fortuna...

El tiempo pasó y Lucky fue afianzando su carrera, apuntalada en su enorme destreza musical y en su capacidad para generar un estilo propio que se nutrió de lo más puro de la música negra. Como sesionista tocó junto a Otis Rush, Etta James, Little Milton y Bobby “Blue” Bland, y grabó una veintena de discos solista para importantes discográficas como Alligator, Verve, Universal, JSP e incluso Blue Note. Ahora, a los 49 años, se da el lujo de sacar un nuevo álbum, con el sello Jazz Village.

The son of a bluesman, más allá de ser un exquisito set de grandes interpretaciones, tiene la novedad de que fue producido por él. Acompañado por media docena de músicos, no muy conocidos en nuestro ámbito, Peterson canta y se encarga de las guitarras y los teclados. El álbum comienza con la poderosa Blues in my blood, con un coro sublime y una apabullante combinación de viola y hammond. Sigue con Funky Broadway, bien arriba, un tema que no oculta nada a partir de su nombre tan elocuente. La balada blusera Nana Jarnell eleva sus punteos a la categoría de épicos, y luego homenajea al gran Bobby Bland con I Pity the fool. El boogie woogie más auténtico rejuvenece de la mano de Blues joint party, mientras que en I’m still here y el tema que da nombre al disco baja al submundo del blues más puro. Se la juega con un éxito de otrora como la hermosa I can see clearly now, de Johnny Nash, antes de terminar con una versión góspel de I’m still here.

El hijo de un bluesman, tal es su traducción, es un disco soberbio, en el que Peterson combina distintos estilos lindantes al blues con gran espíritu y mucha pasión, en un claro tributo a su padre, el hombre que le marcó el camino y que definió su destino.

4 comentarios:

Roberto Porzio dijo...

muy buenoo el disco de luckyy

Maria Heer dijo...

Graciasmartin!

Juju Estrin dijo...

le hice una entrevista a la esposa para la revista delPollo Zungri y me encantan los temas que hacen juntos, aparte el tipo es un showman de blues tremendo! multinstrumentista en serio!

MAXIMILIANO dijo...

Terrible disco