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jueves, 30 de junio de 2011
De vino y blues
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martes, 28 de junio de 2011
Power blusero
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Una de las grandes cosas de este show fue que Healey dejó lado su faceta más comercial: no interpretó Angel eyes o I think I love you too much y se dedicó a homenajear a sus ídolos, una constante en su carrera. Luego del comienzo arrollador de I’m going home, el álbum sigue con una tremenda versión de Killing floor, de Howlin’ Wolf, y enseguida baja la velocidad para interpretar As the years go passing by, dedicada a Albert King. Luego se despacha con Ain't that just like a woman, un clásico que tocaron desde B.B. King y Clarence “Gatemouth” Brown hasta Louis Jordan y Chuck Berry. El álbum sigue con una poderosa entrega de Yer blues, de los Beatles, que un año más tarde incluiría en su disco Cover to cover. Vuelve sobre el cauce del blues de Chicago y Chess Records con otro cover de un tema de Howlin Wolf: Who’s been talking. Ahí suma la experiencia de Michael Pickett, un armonicista que compartió escenarios y estudios con músicos como John Lee Hooker, Bo Diddley, Koko Taylor y John Hammond.
La parte final no da respiro. En un solo tema homenajea en simultáneo a dos figuras clave de la historia del blues y el rock: Robert Johnson y Eric Clapton. Esa interpretación de Crossroads resume de alguna manera el espíritu de la música de Jeff Healey. Aquí, además de la armónica de Pickett, se suma una segunda guitarra, la de Pat Rush. Luego sigue con Dust my broom y el final, abrumador y desbordante, es otro tributo compartido a dos de sus máximas influencias: Hendrix y Bob Dylan. Once minutos de pura adrenalina es lo que dura All along the watchtower.
A más de tres años de su muerte, por suerte todavía hay más música para escuchar de este canadiense fantástico que transformó sus impedimentos en virtudes. Live at Grossman’s es un disco en vivo fabuloso, que capta el power blusero de un guitarrista que supo hacerse un lugar en el mundo.
viernes, 24 de junio de 2011
Un verdadero tesoro
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Old ways tampoco está entre los mejores discos de su carrera, pero es una aproximación a la música country más profunda, que Nel Young realmente siente, y en la que tiempo después volvería a incursionar con otros discos. A treasure rescata una serie de conciertos en los que Young tocó junto a los International Harvesters, un compendio de luminarias de la música country como el guitarrista Ben Keith, los pianistas Hargus “Pig” Robbins y Spooner Oldham y el violinista Rufus Thibodeaux.
El resultado de esos shows tardó más de 20 años en ver la luz, pero aquí está, condensado en un disco bárbaro, que parece escapar a la coyuntura de la época. A treasure tiene doce canciones muy interesantes y amplias. Las mejores, para mí, son Soul of a woman, un blues muy poderoso, y Grey riders, que tiene la impronta de los Crazy Horse. Pero el resto de los temas está muy bien: reversiona dos canciones de Re-ac-tor (Motor City y Southern Pacific), interpreta un clásico de Buffalo Springfield (Flying on the ground is wrong) y hace un cover de una joya de la música country (It might have been).
Un Neil Young auténtico, impredecible y sorprendente arremete una vez más, esta vez con un verdadero tesoro, como tantos otros que ya editó en los últimos años y como muchos más que, supongo, debe tener ahí guardados en el inmenso arcón musical de su historia aguardando el momento oportuno de salir a la luz.
martes, 21 de junio de 2011
Hobo blues
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John Lee Hooker había nacido en Clarksdale, Mississippi, el 22 de agosto de 1917. Aprendió los blues escuchando a Charley Patton, Blind Lemon Jefferson y otros músicos de la época. Pero después recorrió un camino diferente al del resto de sus contemporáneos. Mientras Muddy Waters y Howlin’ Wolf, por nombrar sólo a dos, se fueron hacia Chicago, Hooker -un vagabundo errante por naturaleza- fue probando suerte en ciudades en las que no logró hacer pie, como Memphis y Cincinnati, hasta que llegó a la fría y gris Detroit. Allí, en la Motor City, encontró su lugar en el mundo y desarrolló un estilo muy personal para interpretar los blues.
Su boogie hipnótico y su forma tan particular de cantar lo convirtieron en un músico inigualable. Entre fines de los cuarenta y comienzos de los sesenta grabó gran parte de su mejor material (escuchen sino sus discos de Chess o Vee Jay) que influyó directamente sobre músicos y bandas de la talla de Bob Dylan, Canned Heat, los Animals, Bonnie Raitt, los Rolling Stones y Santana.
En los noventa, cuando ya su figura había alcanzado la cima y él ya estaba radicado en California, editó una serie de discos en los que se dio el gusto de tocar con estrellas rutilantes como Keith Richards, Johnny Winter, Van Morrison, Jeff Beck, Albert Collins y Robert Cray. Pasaron diez años desde su muerte y la amenaza del olvido, en su caso, es algo que no preocupa. El tiempo se encargó de revalorizar su música, sus canciones y su estilo, ese que supo moldear durante medio siglo y que ya alcanzó el status de eterno.
sábado, 18 de junio de 2011
Las melodías de Big John
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El primer tema es fabuloso. Love has made it so tiene una melodía encantadora, la voz de Popper se balancea entre las guitarras de Jono Manson, Kevin Trainor y Aaron Beavers, sostenida por un coro apenas perceptible que le vierte una naturalidad asombrosa a su registro vocal. Luego sigue con otra hermosa canción: A lot like you es bien acústica y tiene un ritmo más pausado. La armónica se despierta con unos solos sugestivos y atrapantes. Todo sigue con un blues cansino, Bereft, donde Popper demuestra porque sigue siendo un revolucionario de ese pequeño instrumento.
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Este es el tercer disco solista de Popper y poco tiene que ver con los anteriores: Zygote (1999) y The John Popper Project (2006). La marca aquí está centrada en la armonía, en dejar como legado un puñado de canciones geniales. Ya tendrá más tiempo Popper para darle rienda suelta a su armónica como anticipa en el último tema, Leave it up to fate, y como lo hizo siempre. Ahora es tiempo de escuchar a un hombre que se quiere consolidar también como un gran cantante y compositor. Y ciertamente lo es.
lunes, 13 de junio de 2011
Wine song 44
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viernes, 10 de junio de 2011
Aluvión de lanzamientos (parte II)
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Willie Nelson
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martes, 7 de junio de 2011
Aluvión de lanzamientos (parte I)
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Raphael Saadiq
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domingo, 5 de junio de 2011
Levon Helm en el Ryman
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Luego sube al escenario Sheryl Crow. “Es un honor”, dice ella antes de emprender con la letra de Evangeline, una versión muy campestre que en The Last Waltz interpretó Emmylou Harris. Promedia el disco y una brisa bucólica envuelve el ambiente: Buddy Miller le pone voz a su tema Wide river to cross, con el acompañamiento de la mandolina de Sam Bush. Cada uno de los invitados se adapta perfectamente a la banda que lidera el multiinstrumentista Larry Campbell. Deep Elem blues y Anna Lee abren el camino a una versión sensacional, que parece extraída del corazón de Nueva Orleans, de otro clásico de The Band: Rag mama rag. En Time out for the blues, la banda vierte puro rock and roll con un solo de guitarra rockabillesco, un piano que suda boogie-woogie, un saxo desatado y la melodiosa voz de la hija de Levon, Amy. Para el final se guarda tres exitazos de The Band. Primero una versión muy souleada de The shape I’m in sacude toda la estantería. Después, una guitarra rabiosa da los primeros acordes de Chest Fever. Seis minutos más tarde, Levon Helm cierra diciendo: “Siempre es grandioso tocar en el Ryman”. Invita al escenario al legendario John Hiatt y suman sus voces para cantar una de las mejores canciones de la historia del rock: The Weight. Ramble… es un álbum festivo en donde Levon Helm celebra estar vivo luego de haberle ganado una batalla al cáncer. Y lo hace como él sabe: arriba de un escenario tocando su música.
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